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Un estudio revela que perdemos la capacidad de captar olores con la edad: el café y el bacon desaparecen a los 55

En cambio, aromas como el de las naranjas, las frambuesas y la vainilla siguen siendo potentes después de esta edad

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Investigadores daneses han descubierto que el sentido del olfato de las personas cambia a medida que envejecen y lograron precisar qué aromas se vuelven menos intensos con el tiempo, según recoge un estudio recientemente publicado.

Los aromas a café o bacon empiezan a notarse menos una vez pasados los 55, pero otros olores como el de las naranjas, las frambuesas y la vainilla siguen siendo potentes tras esa edad.

Según el estudio, también era más probable que a las personas mayores no les gusten los aromas del café, aunque seguían disfrutando de los olores de los alimentos fritos.

Los científicos de la Universidad de Copenhague lograron precisar qué olores se perciben menos y cuáles no, a través de un experimento que comparó a 343 personas de entre 20 y 98 años. Los científicos dijeron que el estudio demostró que las personas no perdían el sentido del olfato a medida que envejecían, contrariamente a lo que sugiere la ciencia.

La investigadora principal, Eva Honnens de Lichtenberg Broge, dijo: «Si bien su capacidad para oler la carne frita, las cebollas y los champiñones es notablemente más débil, los mayores de 55 huelen la naranja, frambuesa y vainilla tan bien como los adultos más jóvenes. Por lo tanto, un sentido del olfato en declive en los adultos mayores parece bastante específico según el olor».

«Lo que es realmente interesante es que cuánto te guste un olor no depende necesariamente de la percepción de la intensidad», dice Broge, que añade: «Esto puede deberse al hecho de que estos son olores comunes de alimentos en los que la salinidad o el umami es un elemento de sabor dominante. Es ampliamente reconocido que el salado es el sabor básico más afectado por el envejecimiento».

«Dado que el gusto y el olfato están fuertemente asociados cuando se trata de alimentos, nuestra percepción del aroma puede verse alterada si, para empezar, la percepción del sabor salado se ve afectada», dijo la investigadora.

El estudio, publicado en Food Quality and Preference, podría usarse para mejorar las comidas en hogares de ancianos, donde uno de cada cinco residentes está desnutrido.

Los investigadores esperan que sus hallazgos también ayuden a mejorar las experiencias gastronómicas de los adultos mayores, especialmente porque las cifras muestran que la mitad de los mayores de 65 años ingresados en el hospital en Dinamarca no estaban recibiendo los nutrientes que necesitaban.

«Nuestros resultados muestran que mientras el olor de un alimento sea reconocible, su intensidad no determinará si te gusta o no», agregó Broge.

«Entonces, si uno quiere mejorar la experiencia alimentaria de los adultos mayores, es más relevante prestar atención a lo que disfrutan comiendo que preguntarse qué aromas les parecen más débiles», concluyó.

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