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Un estudio revela que sentarse correctamente afecta a tu estado de ánimo

Las malas posturas son perjudiciales tanto física como psicológicamente

Imatge d'arxiu d'un home assegut davant l'ordinador.

Un estudio revela que sentarse correctamente afecta a tu estado de ánimoPixabay

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¿Alguna vez tus padres o profesores te han dicho aquello de «¡siéntate derecho!» o «¡deja de escurrirte en el asiento!»? Pues tenían razón. Un grupo de científicos ha demostrado que una buena postura mejora el estado de ánimo, aumenta la concentración y puede reducir la presión arterial.

Los hallazgos provienen de un estudio realizado sobre 82 estudiantes de 20 años, a quienes se les pidió que realizaran una serie de pruebas mientras estaban sentados en diferentes posiciones. No se les dijo que el estudio estaba observando su postura, sino que pensaban que se estaba evaluando su concentración.

Los investigadores lograron manipular a los estudiantes para que se sentaran erguidos o encorvados cambiando la altura de su escritorio y silla. Los que estaban sentados con la espalda recta calificaron su estado de ánimo general en un promedio de 3,77 sobre cinco, en comparación con el 3,43 de los que estaban encorvados. Y los participantes con buena postura superaron más la prueba que los que se encorvaron.

La nueva investigación se realizó en la Universidad Friedrich-Alexander en Alemania y se publicó en la revista Acta Psychologica. Una de sus autoras, Sarah Awad, dijo: «Sentarse erguido está relacionado con una presión arterial más baja, una frecuencia cardíaca más lenta y una temperatura más baja».

«Las posturas encorvadas pueden indicarle a alguien que se encuentra en una situación potencialmente amenazante y que necesita adoptar una postura protectora y, por lo tanto, experimenta un estado de ánimo negativo. Por otro lado, sentarse erguido le comunica a la persona que se encuentra en una situación inofensiva», dice Awad.

La experta añadió que la idea de la «retroalimentación corporal» data del siglo XIX, «cuando se sugirió que nuestros sentimientos están arraigados en nuestras acciones físicas: no sonreímos porque estamos felices, pero somos felices porque sonreímos».

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