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Se cumplen 20 años del caso Nevenka, la primera denuncia 'mediática' de acoso sexual

Netflix estrena este viernes una miniserie sobre la exconcejala de Ponferrada que denunció al alcalde

Imagen de archivo de Nevenka cuando|cuándo denunció su situación a la prensa, ahora hace 20 años.

Se cumplen 20 años del caso Nevenka, la primera denuncia 'mediática' de acoso sexualEfe

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El 26 de marzo de 2001 la entonces concejala de Ponferrada (León) Nevenka Fernández, de 26 años, se convertía en la primera mujer que rompía el silencio contra el acoso sexual al anunciar una querella criminal contra el alcalde, Ismael Álvarez, veintitrés años mayor que ella, viudo y con el que había mantenido una relación sentimental a la que él se negaba a poner punto final.

Tras guardar silencio durante 20 años, Nevenka Fernández, que actualmente reside en Irlanda junto su familia, donde trabaja como economista, ha querido rememorar el «calvario» por el que pasó con el único objetivo de «ayudar a otras mujeres que están pasando por lo mismo y no se atrevan a denunciar por miedo a las represalias».

Ha sido su madre, Francisca García, la que ha explicado a Efe las motivaciones que han llevado a Nevenka a contar su caso en una serie de tres capítulos, que se estrena mañana en la plataforma Netflix, después de que hace dos décadas hiciera correr ríos de tinta, acaparara horas de informativos y programas de radio y televisión y generara un intenso debate que cambió para siempre la percepción que la sociedad tenía de ciertos comportamientos.

García ha señalado que lo que Nevenka quiere contar «está en la serie» y ha insistido en que prefiere seguir sin exponerse para proteger la intimidad y estabilidad que tanto le ha costado conseguir.

La denuncia de Nevenka desembocó en la dimisión de Álvarez como regidor tras ser condenado por acoso sexual y obligó a la joven a irse de España con su nueva pareja para evitar la presión mediática a la que estaba siendo sometida.

Nevenka había mantenido una relación sentimental con Álvarez, que muchos consideraron que fue lo que le abrió las puertas del Ayuntamiento, pero cuando decidió acabar con ella y él se negó empezaron los problemas y el acoso lo que le sumió en un profunda depresión que derivó en su dimisión poco después al ser ninguneadas sus labores municipales, según ella misma confesó.

Tras dimitir como concejala y pasar un tiempo apartada del consistorio, decidió hacer público lo que le había sucedido y denunciar al alcalde ante los tribunales.

Fiel al silencio que ha mantenido durante estos 20 años, ha sido la madre de Nevenka la que ha accedido a atender a Efe desde su casa de Villadepalos, la pedanía de Carracedelo (León) donde la familia se recluyó poco después de destaparse el caso.

«El tener que irnos de Ponferrada fue solo una de las consecuencias; otra fue que mi marido, un importante empresario pizarrero entonces, perdiera todo su patrimonio y a nadie le importaron las familias a las que daba de comer aquellos negocios», afirma García al rememorar el revuelo que levantó la denuncia de su hija y «el coste que supuso para la familia».

»En medio de aquellos días locos lo que más me preocupaba era la salud de mi hija después de que el psiquiatra nos dejara claro que o denunciaba lo que le había pasado o se nos moría», subraya.

Dos décadas después prefiere «recordar más los apoyos» que recibieron que el rechazo de algunos reflejado en «las manifestaciones a favor de quien finalmente fue sentenciado en los tribunales como culpable de acoso».

»Estoy muy orgullosa de ser la madre de Nevenka porque fue un referente y había muchas mujeres que estaban viviendo lo mismo pero no se atrevían a hablar por miedo a las represalias», recalca.

Su caso fue recreado en un libro de la mano de Juan José Millás, quien publicó en 2004 «Hay algo que no es como me dicen: El caso de Nevenka Fernández contra la realidad», en el que, frente a las diversas lecturas que se hicieron del caso, sostiene de manera rotunda que ella era la víctima, y ahora Nevenka ha decidido recalar en la televisión para recordarlo.

»Lo hace de manera gratuita y solo para seguir siendo ejemplo», aclara su madre, que explica que «le ofrecieron mucho dinero por hablar en programas de televisión y nunca quiso sacar provecho de ello».

Insiste en que «ahora, al margen de la serie, tampoco quiere exponerse a la prensa porque necesita seguir con su vida tranquila».

No obstante, ha remarcado que si su hija ha considerado que «ahora es el momento de hablar» es porque «está preparada para hacerlo, con una vida encauzada familiar y profesionalmente».

Al respecto, ha desvelado que Nevenka vive actualmente en Irlanda junto a su marido y sus mellizos de ocho años, donde trabaja en una auditoría y es una profesional «reconocida».

Insiste en que «cuando denunció lo hizo por su salud y ahora lo hace para ayudar a otras mujeres que puedan estar pasando por lo mismo que ella pasó».

La madre de Nevenka lamenta que parte de la sociedad berciana diera la espalda a la familia hace 20 años y acusara a su hija de ser una «mujer florero» que llegó a un puesto en el Ayuntamiento que no merecía sólo por ser la novia del alcalde.

García considera que, finalmente, «el tiempo ha puesto las cosas en su sitio» y está segura de que seguirá siendo así, aunque no puede olvidar el daño cuando revisa las imágenes del juicio, especialmente dolorosas para ella al ver a otra de sus hijas que en aquel momento luchaba contra un cáncer al que finalmente ganó la batalla.

Recuerda que Nevenka «llegó a estar tres meses de baja y perdió diez kilos en aquel proceso de lucha» y sostiene rotunda que lo que más le duele «es que nunca se le criticara por su trabajo en el Ayuntamiento sino por la relación que mantuvo con el alcalde, que no acabó bien porque él no respeto que ella quisiera ponerle punto final».

García dice orgullosa que no sabían en aquel momento que la que habían emprendido era una lucha nueva que abría la puerta a las denuncias a acosadores con poder a los que hasta entonces se temía y se consideraban intocables.

«Ella fue un ejemplo y me ha demostrado tener una fuerza de la que me siento muy orgullosa aunque no podemos olvidar que lo que pasó ha condicionado nuestras vidas», concluye.

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