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Vivir durante el embarazo o la infancia en entornos con alta contaminación incrementa la presión arterial de los niños

Uno de cada cinco niños vive en entornos con niveles de contaminación relacionados con más presión sanguínea, según ISGLobal

Durante la infancia, los primeros años de vida son muy sensibles, representan ventanas de especial vulnerabilidad a las exposiciones ambientales

La contaminación y los espacios verdes podrían influir en el índice de masa corporal en los primeros años de vidaPixabay

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Un estudio de ISGlobal concluye que vivir durante el embarazo o la infancia en un entorno urbano con altos niveles de contaminación atmosférica y acústica y un alta densidad de edificios puede contribuir a aumentar la presión arterial. Los investigadores analizaron los datos de 4.279 niños y niñas participantes en el proyecto europeo HELIX y de seis ciudades europeas, entre ellas Sabadell y Valencia. Los expertos evaluaron elementos como el entorno construido, los espacios naturales, el tráfico, la contaminación, el ruido, la meteorología y el índice de privación económica. La conclusión es que uno de cada cinco niños viven en un entorno urbano con unos niveles de contaminación y de densidad de edificios que se relacionan con una presión arterial más elevada que las otras.
La presión arterial se tomó a los cuatro y cinco años. Los resultados revelan que los niveles más altos de contaminación atmosférica se relacionan con el aumento de la presión arterial infantil, especialmente si la exposición se da durante los dos primeros trimestres del embarazo.

Así, un incremento de 9,1 ug/m3 del NO2 del aire se asoció con un aumento de 0,9 mmHg en la presión arterial diastólica de niñas y niños, cuya presión sana ronda los 50-80 mmHg. El valor que la Organización Mundial de la Salud ha establecido para proteger en la población de los efectos nocivos del NO2 es de 40 ug/m3, una cifra que ciudades como Barcelona o Madrid superan de manera habitual.

Con respecto al entorno urbano, una densidad de edificios elevada se relaciona también con una presión arterial más alta, mientras que la buena conectividad en el transporte urbano se vincula con una más baja. La primera autora del estudio e investigadora de ISGlobal, Charline Warembourg, ha explicado que estas asociaciones «indican que una conectividad mayor promueve la actividad física en la población».

Por otra parte, la exposición al ruido también se relacionaría con un incremento de la presión arterial de las y los hijos.

Los expertos apuntan que la hipertensión es uno de los principales factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, que actualmente son la primera causa de muerte en el mundo. La líder del estudio y directora del programa de Infancia y Medio Ambiente de ISGlobal, Martine Vrijheid, ha afirmado que numerosos estudios «demuestran que los niños con la presión arterial elevada tienen más probabilidades de desarrollar hipertensión en la edad adulta». Por eso, ha apuntado la importancia de identificar aquellos elementos ambientales que contribuyen en el desarrollo de la hipertensión desde el periodo fetal.

El estudio evalúa, por primera vez, el efecto que tienen sobre la salud cardiovascular infantil numerosos factores relacionados con la urbanización. «Nuestros resultados revelan que, a partir de la concepción, el entorno urbano puede afectar a la presión arterial en niños y niñas en edad preescolar», asegura Warembourg.

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