Diari Més

La situación de los jóvenes después de la Covid-19, ¿otra generación perdida?

Uno de cada seis jóvenes han perdido el trabajo y los que la conservan han visto caer sus horas de trabajo un 23%

Una mujer paseando por la calle.

¿La situación de los jóvenes después de la Covid-19, otra generación perdida?Efe

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Los jóvenes han entrado a la nueva crisis acarreando dos problemas: Empleo y acceso a la vivienda. Si ya tenían dificultades para llegar a finales de mes, ahora más, porque muchos han perdido durante el confinamiento su trabajo -precario la mayoría-, mientras que otros han tenido que interrumpir sus estudios.

Uno de cada seis jóvenes se han quedado sin trabajo a consecuencia de la epidemia y los que lo conservan han visto caer sus horas de trabajo un 23%, alerta a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y en España, existe el riesgo de que la elevada desocupación juvenil se convierta en un problema estructural, advierte a este organismo de Naciones Unidas.

Ante esta situación, la OIT recomienda poner en marcha un planespecial de garantía juvenil que ofrezca a los jóvenes sin trabajo y sin estudios un empleo o una propuesta formativa. «España no se puede permitir que una elevada desocupación juvenil se instale de manera estructural, porque representaría un fracaso con desastrosas consecuencias de larga duración para toda una generación», asevera el responsable de la OIT en España, Joaquín Nieto.

Los de 30 años ya llevan dos crisis

Parte de la juventud «más madura» seguía sufriendo las consecuencias de la crisis financiera de 2008 y ahora les ha pillado de lleno esta de la COVID-19, lo cual podría tener adversos efectos a largo plazo. «Ya hemos visto que en torno a la mitad de la destrucción del empleo que se ha producido por la crisis del coronavirus corresponde a los jóvenes (menores de 35 años)», explica a Efe la investigadora de la Universidad de Alcalá Marina Romaguera de la Cruz, quién opina que «si la recuperación es rápida y puede recuperarse este empleo, los efectos no serán tan negativos en comparación con si la crisis es prolongada y la duración en la desocupación se alarga».

Pero incluso aunque sea corta, matiza a la experta, acabará afectando más este colectivo que tiene «vidas laborales menos estables» e incluso podría darse al efecto de freno en el ascenso en su carrera laboral.

«Si no se adoptan políticas públicas específicas para los jóvenes, veríamos lastradas muchas carreras profesionales; los jóvenes de 30 años han sufrido dos crisis en poco tiempo, vienen de un mercado laboral bastante precario y no se habían recuperado; no habían estabilizado sus vidas y otra vez les golpea una crisis».

«El ascensor social se está frenando, si hasta hace unos años la educación llevaba al hecho de que los hijos tuvieran más ingresos que los padres, eso se está frenando y se está percibiendo que si los padres tienen un nivel educativo bajo, los hijos se quedan con nivel educativo bajo en muchos casos», apunta a la experta.

Salarios bajos y sin apoyo en vivienda

Romaguera de la Cruz es una de las autoras del último informe del Observatorio Social de la Caja Análisis de las necesidades sociales de la juventud, que concluye que la falta de oportunidades profesionales, el empeoramiento de las condiciones laborales y los problemas en el acceso a la vivienda pueden conducir al hecho de que estas nuevas generaciones se sientan excluidas de una sociedad que ven cada vez más injusta, lo cual contribuiría a debilitar la cohesión social.

«Son necesarias sobre todo políticas en el ámbito laboral, porque la fuente mayor de renta de los jóvenes es el empleo y si es precario, se retrasa la emancipación y la formación de hogares», en un contexto de importante envejecimiento poblacional.

Según el informe del observatorio, casi una de cada cuatro personas de entre 18 y 29 años viven en hogares que experimentan dificultades para llegar a finales de mes. De hecho, casi la mitad de los cuales sustentan económicamente una vivienda destinan a él más el 30% de su renta disponible, ya sea en concepto de alquiler, amortización e intereses de hipoteca o recibos, entre otros.

«Los jóvenes se concentran en hogares con escasez de horas de trabajo y empleos de poca calidad que no les permiten salir de la pobreza», destaca.

Los expertos argumentan que el sistema de impuestos y prestaciones español redistribuye menos las rentas de los más jóvenes que en el caso de otros grupos demográficos, lo cual unida a los bajos salarios, precariedad laboral e inestabilidad del mercado de trabajo, sitúa en este grupo en una peor posición relativa. «Hay un informe del Banco de España que señala que los salarios de esta generación, son más bajos que los de una generación anterior», apunta Romaguera.

Según la investigadora, entre los jóvenes se aprecian «sentimientos de frustración y de desencantamiento con la sociedad; se sienten abandonados por las instituciones públicas y ven que la gestión de la crisis generada por el coronavirus está centrado en otros colectivos y no se está prestando la atención necesaria para unas generaciones a que son el futuro».

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