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Alertan de que el 50% de los locales de ocio nocturno cerrarán si no se toman «medidas drásticas»

Promueven un certificado internacional sanitario para «recuperar la confianza de los clientes»

Imagen de archivo de la Sala Razzmatazz de Barcelona.

Los Mossos investigan un posible homicidio cerca de la discoteca RazzmatazzACN

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La mitad de los locales de ocio nocturno «están en riesgo de cerrar» según la Federació Catalana d'Activitats Recreatives Musicals (Fecasarm), que representa la mayoría de estos establecimientos. Ante la «decepción» por las medidas adoptadas por el gobierno español reclaman ayudas a fondo perdido y que puedan dejar de pagar alquileres, hipotecas, seguridad social e impuestos mientras no puedan abrir. El secretario general de la entidad, Joaquim Boadas, ha explicado a ACN que promueven un certificado internacional sanitario para «recuperar la confianza de los clientes» y que entre otras medidas garantizará la desinfección periódica, la toma de la temperatura de los clientes, los pedidos por escrito y el pago con tarjeta de crédito, entre otras medidas.

Carta a la ministra

«Estamos hablando de un 50% para decir una cifra, pero hay locales que están entregando las llaves porque no se ven capaces de pagar los locales», advierte Boadas. Añade que si la situación se alarga «no llegarán al otro lado ni el 10% de los empresarios» del sector del ocio nocturno. Por eso en las próximas horas enviarán una carta a la ministra de Turismo pidiendo «medidas drásticas». «O bien la ministra de Turismo Reyes Maroto adopta estas decisiones implicando el ministerio de Economía o vamos a la ruina total», lamenta.

Bodas califica de «muy mala noticia» las medidas anunciadas por el gobierno español que resume al «posponer el pago del alquiler». Lo que reclama es «decretar la no obligación legal de pagar alquileres ni hipotecas durante un tiempo y hasta después de la pandemia, aplicable a los impuestos y la seguridad social» aparte ayudas a fondo perdido. Sin estas medidas no ve «posibilidad de supervivencia». «Lo veo muy negro, me sabe mal decirlo, pero realmente es lo que hay. O hay unas ayudas reales para poder cruzar esta tormenta o no llegaremos al final», ha remachado.

Los locales de China facturan un 30%

El sector está siguiendo de cerca el caso de China, donde el fin de semana pasado las discotecas pudieron abrir. En China los locales han abierto el fin de semana pasado con un aforo del 60% y han tenido una facturación de entre un 20% y un 30% de la que era habitual antes de la pandemia, expone Boadas, que lamenta que con estas cifras no es sostenible afrontar los pagos porque la deuda se va engordando.

El certificado internacional sanitario de los locales de ocio nocturno tiene que permitir «recuperar el más bien la confianza de los clientes» garantizando «seguridad y protección» por su salud. Los establecimientos de España, Italia y Colombia ya se han adherido, Croacia y los Emiratos Árabes se han interesado en este distintivo y algunos locales de China también han pedido información, ha indicado Boadas, que también es secretario general de la Asociación Internacional de Ocio Nocturno y de Spain Nightlife.

Pedidos por escrito

En concreto, este distintivo garantizará que el local se desinfecte al menos una vez en el mes, que el personal reciba formación para saber como actuar en cada caso, y una serie de recomendaciones para los usuarios. También recomienda coger la temperatura a los clientes en la entrada para detectar casos de gente contagiada, entre otros mecanismos de protección de la salud de las personas que entren. Los trabajadores tendrán que llevar mascarillas, hará falta pedir las bebidas por escrito y pagar con tarjeta de crédito.

Estas medidas quieren generar «confianza» entre los clientes. No obstante Boadas considera que eso será difícil si el cierre de los establecimientos se alarga varios meses. «Si estás un año sin ir a un hotel, restaurante o discoteca, la costumbre se habrá perdido», lamenta. «Ahora mismo la gente está confinada, cocina, se hace la cena, quizás toma bebidas en casa», expone. En el sector le «preocupa» que si «estas circunstancias se alargan en ocho o nueve meses podría comportar un cambio de hábitos».

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