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Más de 25 años de prisión para violar e intentar matar la expareja en el Gironès

La víctima trabajaba de cuidadora en una casa y el acusado entró de madrugada por la ventana para atacarla

De espaldas y custodiado por los Mossos, el acusado de violar e intentar matar la pareja de Sant Jordi Desvalls.

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La Audiencia de Gerona ha condenado a 25 años, 7 meses y 17 días de prisión al acusado de violar e intentar matar su expareja a cuchilladas en Sant Jordi Desvalls (Gironès) el 30 de julio del 2017. Según recopilación la sentencia, la víctima y el agresor habían sido par durante catorce años sin embargo, una semana antes de los hechos, la mujer rompió la relación porque se enteró de que una hija en común había denunciado el hombre en su país de origen por abusos sexuales. El tribunal concluye que el hombre entró de madrugada por una ventana de la casa donde la víctima trabajaba como cuidadora armado con un cuchillo y lo utilizó para atemorizarla y perpetrar el ataque. Lo condenan por agresión sexual con penetración con uso de arma, intento de homicidio y robo con violencia e intimidación con uso de instrumento peligroso porque le robó el móvil a la víctima.

La sentencia de la sección cuarta de la Audiencia de Girona considera probado que la víctima y el acusado, originarios de Honduras, mantuvieron una relación de pareja durante catorce años. Tienen dos hijos en común. Una semana antes de los hechos, pero, la mujer se enteró que su madre, en nombre de una hija menor de edad de la pareja, había interpuesto una denuncia contra el hombre en su país de origen por supuestos abusos sexuales.

«El 23 de julio del 2017, la víctima da por acabada la relación sentimental que mantenía con el acusado y lo echó del piso que compartían en Olot», añade el tribunal. La mujer vivía en Olot los días que tenía fiesta pero generalmente residía en la casa de Sant Jordi Desvalls, donde trabajaba como cuidadora de un hombre.

Hacia la una de la madrugada del 30 de julio, la víctima estaba en su habitación cuando vio un teléfono móvil iluminado. Entonces, abrió la luz y vio que dentro la casa había el acusado, que había entrado aprovechando que las ventanas estaban abiertas porque hacía calor. Víctima y acusado empezaron a discutir, relata el tribunal, a raíz de la denuncia interpuesta en Honduras.

Durante la disputa, el acusado sacó un cuchillo que llevaba escondido en los pantalones, inmovilizó la víctima y le colocó el arma en el cuello y en la espalda mientras le decía «retira la denuncia o te mato». Después, le dijo a la mujer que le diera un beso.

La víctima se negó diciéndole que le daba «asco» pero el acusado le colocó el cuchillo en la zona costal, la obligó a tumbarse a la cama y la violó. La sentencia señala que, mientras la agredía sexualmente, el procesado le decía «o te dejas o te mato».

Después de la violación, el acusado se vistió mientras continuaba asegurándole a la víctima «te juro que te mataré a ti, a tus hijos y a tu madre», «la verdad es que te mataré». «El acusado vio el teléfono móvil de la víctima en la mesilla de noche y, con la intención de apropiárselo y que la mujer no pudiera pedir auxilio, lo cogió y la empezó a golpear y a agredirla con el cuchillo», expone el tribunal. El procesado cogió la víctima por los pelos, la lanzó contra el suelo, y la continuo agrediendo «con la intención de acabar con su vida».

Gritos de auxilio

Hasta aquel momento, la mujer había intentado no pedir auxilio por «miedo de perder el trabajo» pero, según la sentencia, cuando su expareja no paraba de atacarla con el cuchillo pensó «o grito o aquí me quedo». «Empezó a pedir auxilio y esto provocó que se despertara el hombre a quien cuidaba, que fue a la habitación», subraya el tribunal. Cuando el hombre intentó entrar, el agresor bloqueó la puerta para impedirle pero finalmente lo consiguió. En este momento, el acusado saltó por la ventana y huyó.

Como consecuencia del ataque, la víctima sufrió varias heridas. La sentencia concluye que el procesado atacó en zona «vital», como en el cuello, a pesar de que las heridas eran superficiales. Aun así, determina que tenía intención de matar a la víctima porque las agresiones con el cuchillo fueron «reiteradas» y porque durante el ataque profirió amenazas constantes de muerte.

La sentencia no da credibilidad a la versión del acusado, que en el juicio aseguró que las relaciones sexuales habían sido consentidas y que fue la víctima quién lo atacó primero con una navaja a raíz de una discusión.

25 años, 7 meses y 17 días

El acusado se enfrentaba a 34 años de prisión. La Audiencia de Girona lo condena como autor de un delito de agresión sexual con penetración con uso de arma en concurso medial con un allanamiento de morada, un delito de robo con violencia e intimidación con uso de instrumento peligroso y un delito de intento de homicidio en concurso medial con allanamiento de morada. A todos los delitos le aplican una circunstancia agravante de parentesco. Por el contrario, lo absuelven del delito de amenazas condicionales del cual lo acusaban.

El tribunal el condena a 25 años, 7 meses y 17 días de prisión. También le prohíben acercarse o comunicarse con la víctima durante 30 años, 7 meses y 17 días y le imponen 10 años de libertad vigilada. En concepto de responsabilidad civil, tendrá que indemnizar la víctima con 15.400 euros. El acusado está en prisión preventiva desde el 4 de agosto del 2017.

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