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Opinió

Pere Lluis Huguet

Pere Lluis Huguet

Diputat al PP per Tarragona al Parlament de Catalunya

La tentación totalitaria

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Nunca me hubiera podido imaginar que tres ministros del gobierno de España dieran pábulo al bulo de que agentes de la UCO querían atentar con una bomba lapa contra el presidente del gobierno Pedro Sánchez. Y todo ello con una sola finalidad, desacreditar a la unidad que está realizando, recordemos por orden de un juez, las investigaciones de los casos de corrupción que afectan al gobierno. 

Pero si, además, el entonces capitán de la Guardia Civil trabaja ahora para la presidenta Ayuso, acertaban dos pájaros de un tiro, y se lanzaron, con la peligrosa desesperación de quien lo ve todo perdido, a difundir el bulo. Constatado que nada de ello era verdad y que había sido inventado por algunos medios untados y cercanos al gobierno, en una democracia plena solo cabe la dimisión de los ministros, pedir perdón y desaparecer de la vida pública. El problema es que ya no somos una democracia plena y por ello no dimitirán ni pedirán perdón.

También era inimaginable que alguien con vinculación directa con el gobierno, afiliada al partido del gobierno, colocada por el gobierno, buscara en los bajos fondos de este país como desacreditar a la misma unidad de la Guardia Civil que investiga las causas de corrupción y que, repito porque ello es fundamental, no lo hace a motu proprio sino en su labor como policía judicial.

Pero ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Principalmente por la pérdida de principios de quien nos gobierna. La democracia es un delicado sistema de equilibrios, más frágil de lo que muchas veces creemos y donde el respeto a los principios es la base para su permanencia. Renunciar a los principios en los que se asienta la democracia rompe el equilibrio y pone en peligro el sistema. Por ello resulta tan importante la separación de poderes como principio rector de los estados democráticos, cuando el ejecutivo quiere intervenir en el judicial, solo persigue una causa, perpetuarse en el poder.

El límite al poder del ejecutivo siempre está en el poder judicial, y por ello debe preservarse su independencia. Nuestras leyes, especialmente nuestra Constitución, protegen la independencia de los jueces, por ello para poder controlar al poder judicial deben asaltarlo sin principios y sin escrúpulos. Y esto es lo que Pedro Sánchez va perpetrando, controlando la Fiscalía General del Estado, el Tribunal Constitucional y ahora, mediante la modificación de la forma de acceso a la judicatura, controlando quienes van a ser jueces, eliminando los criterios de mérito y capacidad, ese es el plan, y el único fin, perpetuarse en el poder.

Pero no perdamos la esperanza, tiene un problema de tiempo, precisa de un control más rápido que impida la tramitación de las causas por corrupción, aunque para ello también tiene un plan, como hemos visto estos últimos tiempos. La cacería personal se inició desacreditando al juez Peinado, o no recordamos la campaña de los dos DNI del juez que también resultó un bulo y que también difundieron ministros del gobierno, y se ha seguido poniendo en cuestión su instrucción, incluso lo ha hecho el ministro de justicia insinuando intereses espurios, y ello a pesar de que la Audiencia Provincial de Madrid ha validado la instrucción en diferentes ocasiones, cuestión esta última que ha sido sistemáticamente silenciada por los medios afines al gobierno. 

Al no surtir efecto la presión al juez, lo siguiente ha sido buscar trapos sucios a la unidad policial que bajo sus órdenes investiga a la mujer del presidente Sánchez. La misma táctica han desarrollado con la juez que investiga a su hermano, sin olvidarnos de las presiones en la investigación judicial al fiscal general del Estado.

Es la tentación totalitaria, es ese postulado de la izquierda actual de que todo vale para evitar que gobierne la derecha, destruyendo así otro de los principios de la democracia como es la alternancia, los españoles no caerán en la trampa y, por ello, pronto Alberto Núñez Feijóo será presidente del gobierno, con el ingente trabajo de regenerar nuestra democracia y restaurar los principios en la vida política española.

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