Diari Més

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Ya Aristóteles en el siglo IV a.C. definía la política como la búsqueda del bien común, casi 2400 años después somos testigos de cómo la política se ha convertido en la búsqueda del interés propio. Lo que ha ocurrido estos días con el pacto entre PSOE y JUNTS ha sido la última escena del triste teatro en el que han convertido la política. 

No tengamos ninguna duda, no lo han hecho por España, ni siquiera por Cataluña, lo han hecho única y exclusivamente para ellos. Y donde ‘ellos’ no son ni siquiera sus militantes o simpatizantes, a los que han engañado, son únicamente sus dirigentes, en un afán unos de mantenerse en el poder, y otros en volver a ser hegemónicos en Cataluña, y todo ello sin importarles los costes.

Podría extenderme en sólidos argumentos jurídicos para explicarles la barbaridad de la cesión o delegación de competencias sobre inmigración a la Generalitat de Cataluña, pero quizás sea más sencillo que ustedes acudan a la hemeroteca y escuchen al ministro Marlasca explicar en sede parlamentaria la inconstitucionalidad de la medida o a cualquier ministro hasta hace una semana. 

Ya sé que lo mismo dijeron, todos a coro bajo la batuta de su director Pedro Sánchez, sobre la amnistía, sobre la condonación de la deuda de las CCAA, sobre la cesión del control de fronteras y un largo etcétera, engañaron a sus votantes, y pretenden engañarnos a todos los españoles. Pero permítanme una pequeña reflexión, está claro que la inmigración ilegal es un fenómeno de nuestros días, y que los Estados se han visto incapaces de frenarla.

Mafias internacionales controlan las redes de inmigración, convirtiendo en un extraordinario negocio traficar con ‘mercancía humana’. Si algo hemos aprendido en estos últimos años es que ya ni siquiera sirven las medidas unilaterales de un Estado, es precisa la colaboración internacional para cortar esas redes de tráfico humano, debemos invertir en los países de origen y regular la entrada de quien verdaderamente quiere venir a mejorar su vida y la nuestra y perseguir a quien, aprovechando nuestro sistema, nuestra libertad y nuestra democracia, venga a destruir lo que tanto nos ha costado construir. 

Y para ello debemos reforzar nuestros sistemas, incrementar la colaboración con los países de origen, tener en la Unión Europea una política común de inmigración eficaz, en definitiva, como ven, ya no es posible hacerlo solos, es precisa la colaboración internacional. Y ante este panorama ¿qué hace nuestro gobierno?, ceder todas estas competencias a una comunidad autónoma que, difícilmente, en la coyuntura actual podrá ejecutar una política de inmigración en un marco global. 

Pero, si JUNTS no gobierna Cataluña, qué interés tiene en las competencias de inmigración y vigilancia de fronteras, pues muy sencillo, en la política catalana le ha salido un competidor, Aliança Catalana, partido que ha hecho de su discurso contra la inmigración de carácter xenófobo su eje central y parece que según las encuestas les está robando voto, por ello JUNTS se ha visto en la necesidad de radicalizar su discurso, y así poder vender al electorado un posicionamiento más radical sobre inmigración, una inmigración ‘a la catalana’, permitiendo entrar solo a los que cumplan ciertos requisitos de catalanidad, lo cual denota posicionamientos con cierta deriva racista. 

Y, así, aprovechan la ocasión para ir destruyendo la presencia del Estado en Cataluña y evitar todo aquello que falló en 2017, asumiendo el control de fronteras. Como ven es por ellos, no por nosotros, el bien común hace tiempo que dejó de ser el objetivo de la política de Sánchez. Lo pagaremos muy caro.

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