Desde el corazón
‘Dibujos encarcelados’
¿Puedo hacer un dibujo? Sin duda alguna es una de las preguntas que más se repite en los niños. Lo he comprobado durante muchos años trabajando en Infantil, y los últimos cursos en Primaria. A la que tienen un momento libre surge la pregunta.
Y lo que quieren es dibujar de manera libre, sin estar guiados, ni dirigidos. Y si pueden hacer servir las tijeras y coger el pegamento y el celo… ahí ya pasamos a otro nivel. Hay pocas cosas tan sencillas y que causen tanta satisfacción. Y da igual si son papeles nuevos, o si cogen de la bandeja de los reciclados. Lo que quieren es poder plasmar en el papel, lo que sea que necesitan en ese momento.
A veces es un dibujo más elaborado, a veces son garabatos, a veces un te quiero escrito de mil maneras imaginables… Porque hay etapas en las que dibujan más que en otras, pero en muchas de las ocasiones, hay una orden detrás de ese dibujo. Puede ser que se les pida dibujar lo que han hecho en vacaciones, o el fin de semana, de alguna actividad o excursión que hayan realizado, simulando a algún artista que se esté trabajando, o siguiendo algún modelo indicado.
Sin contar cuando las manos van a la cabeza porque hay un caballo pintado de azul, o una castaña roja. El dibujo libre abre la mente a la imaginación y a la creatividad, y a poder expresar de una manera a la cual sí tienen acceso los niños. Porque a veces no saben cómo decir algo, y tampoco como escribirlo, pero sí pueden dibujarlo.
Por supuesto que hay que acompañar y enseñar técnicas diferentes, o guiar en como poder dibujar alguna cosa. Pero debería haber espacios en los que puedan dibujar de manera libre, sin miedo, sin comparaciones, y sin tener que pintar los árboles verdes y el sol amarillo, si no es de esos colores de los que quieren pintarlo.
Hace muchos años en el colegio hicimos un Pesebre Viviente, tuve la suerte de preparar los decorados de la clase que me asignaron, para los pescadores y las lavanderas con el ‘Avi Rafel’. Pasamos muchas horas trabajando juntos y aprendí un montón. El primer día me disponía a pintar los árboles verdes, y me dijo: -Ven un momento a fuera. Salimos al jardín del colegio, y me preguntó: -¿De verdad lo ves todo del mismo verde?
Y la verdad era que no… Y sí, hay días de azul intenso en el cielo, pero también existe la aurora boreal. Me cuesta que aún haya niños que necesitan pintar todo tal cual lo han aprendido, y en ocasiones es porque ellos lo quieren pintar así, pero en otras situaciones, es porque saben que si no lo pintan tal cual, es posible que llegue el comentario, o la pregunta de: -¿Alguna vez has visto un tomate azul? Y, claro que no han visto tomates azules, en el supermercado ni en el mercado, pero sí en su imaginación. Y cuando lo pintan, entonces ya existe.
Cuando te regalan un dibujo, para ellos es como si te dieran algo muy valioso, y creo que así lo deberíamos recibir. A veces lo traen de casa, arrugado y doblado, pero te escogen para que lo tengas tú, no puedo poner valor a ese gesto.
Ojalá encontráramos más momentos para el dibujo libre, para que puedan rayar y probar, porque cualquier artista necesita sus bocetos previos, y nosotros les damos tan sólo una hoja y queremos que de ahí salga la producción final y perfecta. Y si les guiamos y dirigimos, ya no es un dibujo libre, se convierte entonces en un dibujo encarcelado.