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Saber estar a la altura de Tarragona

Regidora no adscrita de l'Ajuntament de Tarragona

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Con todo lo que pasó el viernes 22 de julio en el pleno, el papel indefendible de Ricomà y su gobierno, y su incapacidad de asumir críticas, me ha venido una frase de Arga Sentís que hizo pública en la presentación del libro del Alcalde Ballesteros, hace unas semanas. Como alabó la actitud de Ballesteros durante los peores meses del independentismo en el 2017, como tuvo que aguantar no solo críticas políticas, sino silbidos, gritos de dimisión constantes e incluso que a la corporación municipal les tiraran agua durante la procesión de Santa Tecla.

El alcalde Ballesteros jamás perdió los nervios, jamás tuvo una mala palabra, jamás tuvo la necesidad de echar a nadie de un pleno, como sí ha hecho Ricomà. Y eso que la oposición independentista encabezada por el propio Ricomà no se lo pusieron nada fácil, se olvidaron de criticar su gestión para pasar a criticar si se permitía o no un referéndum ilegal en la ciudad. Su incapacidad de gobierno es manifiesta, pero su incapacidad de dialogar con los vecinos también. Pero el Alcalde Ballesteros jamás hizo lo que Ricomà ha hecho con los vecinos de Llevant. Ante las críticas, Ricomà y sus seguidores del gobierno, optaron por una única vida, llamar fascista a los que protestaban. No se puede calificar de extrema derecha a todo el mundo que sencillamente no piensa como tú, y más cuando el problema principal es que a Tarragona no la defiende nadie ante la Generalitat. El proyecto que han presentado no lo podría avalar ningún técnico, meter en la Ciutat del Repòs a más de 500 menores con problemas de diversa índole, ya sean MENA o no, puede provocar conflictos en la ciudad. Aquí la cuestión es que una vez más la Generalitat mira hacia al sur para crear problemas, pero nunca mira hacia Girona. Pero es que además ni ERC, ni Junts ni la CUP han defendido los intereses de Tarragona y de sus vecinos en Barcelona, como siempre Ricomà ha sucumbido a lo que otros deciden, y además lo ha hecho sin ni siquiera conocer el proyecto del que se estaba hablando, menospreciando a los vecinos y además echándolos del pleno del ayuntamiento. Ricomà demuestra una vez más que está incapacitado para gobernar y que no está a la altura de Tarragona. Incapaz de entender los problemas de la ciudad, incapaz de dialogar con los vecinos e incapaz de defender Tarragona. Lo mismo que ha pasado en Llevant lo hemos visto con los vecinos de Ponent hace unos meses. Por suerte, solo quedan 10 meses para las elecciones.

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