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Tribuna

¿Qué, qué, señor Puigdemont?

Senador del PSC por Tarragona

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«En solo tres días hemos provocado pérdidas millonarias a la economía (catalana). Advertimos a Pedro Sánchez que esto va a seguir hasta que no se cumplan una serie de exigencias…» –y sigue una retahíla de condiciones «innegociables». Es el manifiesto de los súper-democráticos y súper-razonables CRD y Tsunami Democràtic el día que hicieron balance de la brillante idea que tuvieron de bloquear la frontera con Francia impidiendo la movilidad de los ciudadanos y bloqueando el paso de los camiones de transporte y vehículos logísticos que hacen funcionar la economía del país (y los puestos de trabajo que genera).

Sonará kafkiano pero semejante barbaridad mereció el aplauso y la “empatía” de ERC y de Junts per Catalunya, de sus consellers en el Govern de la Generalitat y del mismísimo president Torra que animaba precisamente a estos grupos que cortan carreteras a «apretar». Nos encontramos así con un esperpento único en toda la Unión Europea: un gobierno que recauda impuestos y que tiene una conselleria de justicia animaba la agitación callejera y la vandalización del espacio público. Para añadir un punto de pura absurdidad a semejante disparate los servicios jurídicos del mismo gobierno independentista que «empatizaba» con estas cosas luego acusaban penalmente a las personas detenidas por haber participado en estos actos incívicos que eran animados por el propio president, (que cosas, sí…).

Parecía imposible superar el desaguisado. Pues bien, el señor Puigdemont -¿quién, sino?- lo ha vuelto a conseguir. Así, los catalanes y catalanas nos quedamos estupefactos cuando escuchamos el sábado a este señor animar al «desbordamiento permanente» como gran propuesta para Catalunya después de las elecciones del 14-F. Creo sinceramente que algunos has perdido el sentido de la realidad…e incluso del ridículo.

¿Alguien con un mínimo sentido común o de la decencia pueda dirigirse a una sociedad golpeada por la pandemia y -en medio de una crisis sanitaria, social y económica sin precedentes- proponer más conflicto, más confrontación, más desobediencia y más unilateralidad? ¿Es que se han vuelto locos?

¿Habrá pensado el señor Puigdemont, antes de decir estas cosas, en los centenares de miles de autónomos catalanes que siguen sin cobrar las ayudas que el Govern independentista les ha prometido? ¿O en los restauradores o pequeños comerciantes que ya no entienden nada del desaguisado que se les cocina cada semana desde la Generalitat –con medidas contradictorias o que van cambiando a golpe de improvisación-? ¿O en las miles de familias catalanas que siguen esperando la prestación por dependencia que se les niega in eternum por parte de (ir)responsables que siguen jugando a los planes secretos y a los reconocimientos internacionales?

A todos aquellos y aquellas que todavía tengan dudas sobre ir a votar el 14-F, recapacitad, pensad y movilizaos para acudir a las urnas. Estas ocurrencias del señor Puigdemont auguran un nuevo desastre para Catalunya. Sí, porque ERC y Junts per Catalunya, aunque ahora de apuñalen mutuamente, el día siguiente de las elecciones volverán a repartirse el poder en Catalunya si vuelven a sumar. Imaginad más «desbordament», cortes de tránsito, presuntos sabotajes a la economía catalana, líneas ferroviarias bloqueadas, más cartas al presidente de Kosovo y patochadas mil, en una sociedad golpeada de lleno por la pandemia.

La buena noticia es que no estamos condenados a aguantar cuatro años más de un gobierno nefasto. El PSC de Miquel Iceta representa el cambio que tantos anhelamos. Si todos y todas vamos a votar, ganamos. La gran esperanza del señor Puigdemont es que haya una gran abstención que beneficie al independentismo que con menos votos que el 2017 puede superar el 50% de los sufragios y entonces… de miedo pensarlo tiendo en cuenta los precedentes.

De ti, de tu voto, depende. Ve a votar, nuestros hijos e hijas merecen un futuro mejor. Lo sabes.

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