Diari Més

Pueden haber más desprendimientos en el edificio Atlántico

También se produjeron algunos daños materiales y la esquina de Rovira i Virgili con la Rambla Nueva se cortó al tráfico por peligro de más desprendimientos

Un bomber recull restes de la terrassa que van quedar al mig del carrer després del despreniment d'ahir al matí.

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Los vecinos del edificio más alto de Tarragona vivieron ayer una mañana «difícil». Así lo calificaba el conserje del número 103 de la Rambla Nueva, Sergi Fernàndez, que hace 15 años que trabaja en el Atlántico y «nunca había vivido una situación parecida». «Como mucho algún vecino cerrado al ascensor, pero una caída de fachada, nunca en la vida», explicaba horas después del succès. Corrían las diez y media de la mañana cuándo, de repente, la cornisa del balcón del duodécimo primera se gastó. Durante la caída, chocó con el balcón y la terraza del primer piso y, finalmente, impactó contra el suelo. Finalmente, sólo dos personas que paseaban por la vía tuvieron que ser atendidas por heridas leves. También algunas motocicletas y un vehículo estacionado sufrieron golpes, aunque no de gravedad.

El edificio Atlántico, ubicado en el número 103 de la Rambla Nueva, es el más alto de Tarragona. La altura es de unos 65 metros y está formado de veinte plantas que constan de 18 pisos y dos subterráneos. Ayer por la mañana, la cornisa del balcón del duodécimo primera se gastó y causó numerosos desperfectos y dos personas heridas leves. Pero aparte de eso, también asustó a los vecinos del bloque, «la mayoría personas mayores, que evidentemente se ha preocupado bastante después de los hechos,» decía al conserje del edificio. Marta, vecina del decimosexto, aseguraba minutos después del desprendimiento que «ha temblado todo el piso antes de que cayera la pieza». Lo corroboraba su cuidadora, que se encontraba con ella en la vivienda. «Ha temblado el suelo del comedor, como si se tratara de un terremoto», afirmaban los dos.

El conserje del edificio vivió el desprendimiento desde la entrada en el bloque. «Estaba allí asentado y, de repente, sentí|oí como una pequeña explosión», explicaba Fernàndez. Él acompañó a los Bomberos y el arquitecto municipal durante toda la mañana para hacer las comprobaciones necesarias en el resto de pisos. «No se saben las causas, pero últimamente ha hecho mucho viento...», decía el conserje.

Calle acordonada y cerrada

La esquina entre Rovira i Virgili y la Rambla Nueva, espacio donde se ubica el Atlántico, quedó cortada por peligro de más desprendimientos. Y es que, según el arquitecto municipal que se desplazó al lugar de los hechos, «el edificio no tiene daños estructurales, pero sí que hay peligro que se puedan producir más desprendimientos de la fachada». Teóricamente, el tráfico se tendría que reabrir hoy, según el conserje de la comunidad de vecinos, pero el Ayuntamiento aseguraba que «estará cerrado hasta nuevo aviso». En este sentido, hay que decir que los vecinos acceden a las viviendas mediante la entrada del parking ubicada en la calle Rovira i Virgili.

Los hechos causaron mucha expectación entre los ciudadanos que ayer por la mañana paseaban por la Rambla Nueva. De hecho, por la tarde, los curiosos todavía se acercaban para capturar el succès con sus teléfonos móviles. Por suerte, tal como decía el conserje y algún vecino asustado, «todo ha quedado en un susto».

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