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El tren y la leyenda de Sigfrido

Diputado del PSC por Tarragona

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Hay que leer a los clásicos, señor Ricomà. Recuerde la leyenda de Sigfrido. Según ella, Sigfrido se baña en la sangre del dragón al que ha derrotado. Se cree invencible. Se considera por encima del bien y del mal. Omnipotente. Pero una hoja de tilo se ha pegado a su espalda. Ese será su punto débil. Nadie dispone de todas las cartas para considerarse insuperable. Hay que saber aprovechar todas las oportunidades, sin despreciar ninguna, por pequeña que sea.

Tarragona lo tiene todo para triunfar, lo sabemos… Pero también tiene algunas hojas de tilo pegadas a la espalda. La responsabilidad de un cargo público tarraconense, no digamos ya de un alcalde, implica defender a capa y espada aquello que considera imprescindible para Tarragona. Incluso cuando eso suponga enfrentarse con los propios. Yo lo tengo clarísimo.

Es el caso del trazado de la vía ferroviaria del tramcamp y su conexión con el conjunto del Camp de Tarragona. Si no lo hacemos y seguimos dilatando el tema Tarragona perderá atractivo como foco de atracción de todo el proyecto tecnológico vinculado con el hidrogeno verde. Y se irá para Barcelona… como tantas otras cosas. El proyecto del tramcamp es mejorable respecto a su conexión con los barrios de Ponent de la ciudad y debería de pasar por la N-340 y la T-11. El tranvía de proximidad es compatible con el hidrogeno verde. Hay que poner las luces largas, señor alcalde, y liderar pensando no tan solo en la actual generación de tarraconenses sino también en nuestros hijos e hijas y sus descendientes.

Entretenidos los independentistas como están jugando a la confrontación y escribiendo cartas al presidente de Kosovo no se dan cuenta de la gran importancia de los fondos europeos, los denominados fondos next generation, para avanzar en innovación y creación de nuevos puestos de trabajo. Hablamos de 140.000 millones de euros logrados por el presidente Pedro Sánchez después de negociar con el resto de líderes europeos. Un tren con este descomunal volumen de inversión tan sólo pasa una vez en la vida. No se puede perder, ni menospreciar, ni ignorar. Mientras aquí los nacionalistas de ERC y Junts preparan nuevos episodios de choque con las instituciones del Estado, los nacionalistas vascos negocian con ese mismo Estado logrando avances que Catalunya ha perdido en estos últimos diez años.

Uno de los problemas que tenemos hoy día en Tarragona es que tenemos a un alcalde que no lidera y que más que coordinar a su equipo de gobierno se limita a ir tirando con una mayoría de gobierno que solo tenía en común sumar cuatro opciones políticas completamente distintas para desplazar a quien había ganado las elecciones. Creo que no descubro nada, pero mal va lo que mal empieza. Todavía ahora, casi a la mitad del mandato, los sufridos tarraconenses nos levantamos cada día escuchando posibles nuevas incorporaciones al equipo de gobierno o nuevas redistribuciones de competencias entre las concejalías. ¿No debería estar ya claramente definido el proyecto, el equipo, y la hoja de ruta desde hace tiempo, señor mío? A este paso llegaremos al 2023 anunciando la configuración «del gobierno definitivo»…

Señor Ricomà, con todo el respeto institucional, su peso político en Barcelona, incluso entre los suyos, es mínimo. Algunos periodistas le denominan ya el «doctor no»: no al transporte público gratuito, no al proyecto de la Savinosa, no al POUM, etc. ¿Con el «no a todo» por bandera, y con las contradicciones y vetos entre sus propios compañeros de viaje, como se puede avanzar? No se puede, como comprobamos todos.

Tarragona, decía, tiene muchos triunfos en su mano: una localización geoestratégica envidiable, una sociedad civil caracterizada por volverse a levantar cada vez que el destino nos ha puesto a prueba, un espíritu tarraconense invencible que se crece en las dificultades, etc. No podemos malograr estos activos perdiendo años, por ejemplo, en la definición del tranvía de proximidad por temor, incapacidad o pura incompetencia (o por las tres coses a la vez). El tren no puede ser la hoja de tilo la espada de Sigfrido que haga perder a Tarragona. Al final de la leyenda Sigfrido muere al ser alcanzado en el único lugar de su espalda no protegido por la invulnerabilidad. Deje de mostrar tanta simpatía con los planteamientos radicales de la CUP y lea a los clásicos. Decía el alcalde Recasens que el actuaba siempre como el alcalde todos, de los que le habían votado, de los que no, e incluso de los que lo insultaban. Haga usted lo mismo y póngase las pilas en el tema del tren antes de que perdamos nuevas oportunidades que se vayan a Barcelona. 136.000 ciudadanos tarraconenses se lo merecen.

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