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Una vez transcurridas las elecciones autonómicas y con resultados del escrutinio en la mano, podemos decir que el resultado más o menos se ajusta a lo que las diferentes encuestas iban anunciando, pero el motivo más destacable de la lectura de estos ha sido todo lo relacionado con lo que es la emotividad. Las formaciones políticas que han entrado en el escenario electoral, con una alta carga política emocional, han sido las más beneficiadas, no debemos olvidar que en Cataluña aparte de tener el eje derecha e izquierda, como se tiene en una gran mayoría de las comunidades autónomas o bien en unas elecciones generales, en Cataluña debemos sumar otro, el independentismo o el constitucionalismo, este eje emocional nos explica el porqué de los resultados.

¿Alguien ha oído programas concretos en cuanto a la Cataluña de la sanidad, educación, economía, infraestructuras, políticas sociales, agricultura, pesca, turismo, industria, etc.?, yo por lo menos no, se ha centrado una vez más, en que la solución a todos los problemas se encuentra en la independencia, no haciendo halagos al fracasado referéndum, pero si de sus daños emocionales colaterales, como es el caso de los políticos presos y la de aquellos que, han utilizado el nacionalismo español como arma arrojadiza de enfrentamiento al separatismo.

El PSC ha sabido marcar ese hilo emotivo en su estrategia electoral, con un contenido español que solo Salvador Illa podía aplicar, no así su antecesor Miquel Iceta, que estaba más en el socialismo catalanista nacionalista de los Maragalls o Reventos, claro esta, tenían muy claro que solo podían crecer a través de los votantes españolistas, aquellos que una vez desilusionados con un socialismo entregado a los independentistas, se fueron con Cs, de ahí sus intervenciones en castellano, la visibilidad de la bandera española en algunos de sus actos o bien el jurar y perjurar hasta la saciedad, no pactar con partidos independentistas, toda esa emotividad ha hecho que ganen en votos las elecciones autonómicas, triunfo agridulce, porque ganando las elecciones, tendrán que observar con pena como se forma un gobierno separatista, aunque si se tiene que ser justo, debe reconocerse el acierto de Salvador Illa, presentándose, para ser elegido President de la Generalitat en el Parlament de Catalunya, aprendiendo así de los errores que Cs que cometieron en su día. Pero en este tejemaneje de formar gobierno, Pedro Sánchez tiene mucho que decir, no olvidemos que su subsistencia como Presidente del Gobierno depende de partidos como ERC y no durara en hacer concesiones como ya nos tiene acostumbrados.

Por otro lado, los partidos independentistas, en especial ERC y JxC, que sabían que tendrían un buen resultado electoral, se han dedicado más a enfrentarse entre ellos mismos, eso si, sin agresiones significativas, no sea que después no llegasen a ningún tipo de acuerdo de gobernabilidad, con el único fin de, quien de los dos obtenía más diputados o votos en caso de empate, para así exigir la presidencia de la Generalitat.

Ha quedado claro, que la partida la ha ganado ERC, mientras JxC pasa de puntillas su derrota, enalteciendo el triunfo del separatismo, razón no le falta, incrementando incluso el voto de las pasadas elecciones autonómicas. Quien ha quedado fuera del escenario político ha sido el PDeCAT, han hecho un gran esfuerzo en presentar un diseño de país, en parecerse al PNV, en ser un proyecto catalán de centro de derecha, pero sus orígenes de la CiU de Jordi Pujol y el querer jugar al independentismo, no le han acompañado y no será porque Cataluña políticamente esta huérfana de un espacio político de centro derecha catalanista.

En el bloque del constitucionalismo de derechas, el sentimiento populista españolista de Vox ha cuajado, llevándole a conseguir mejores resultados de lo que se esperaba, un diseño de campaña en feudos independentistas, donde los enfrentamientos les ha aportado beneficios electorales, recuerda el estilo de campaña de Cs en el pasado, el españolismo de las sensaciones moviliza más que el de las realidades, en esa llamada no han dudado en acudir votantes de Cs, PP y también hay que decirlo, algún voto antisistema o negacionista hiperventilado, que en la derecha de los populismos de haberlos ahí, aparte de los descontentos como suele ser evidente.

No se puede ocultar que el PPC no ha conseguido el resultado esperado, cuando ha presentado a la sociedad catalana un proyecto político coherente y realista, alejado de extremismos y enfrentamientos, con un líder que ha ganado los debates de las ideas y ha asegurado la permanencia de su partido en el hemiciclo parlamentario, se hace necesario un análisis interno de lo que ha sucedido, donde la autocritica en estos casos no deja de ser un instrumento constructivo y necesario, con un «oído cocina» a Pablo Casado. Pero el gran perdedor de la noche electoral ha sido Cs, no han sido capaces en estos años de consolidar su victoria electoral, ha sido más fácil, para sus más destacados dirigentes, trasladarse a otro plató de escenario político que no el de Cataluña.

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