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Confinamiento: un antes y un después

President de la Coordinadora d’Entitats

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Estamos viviendo un momento realmente excepcional y, cuando consigamos que todo termine, nos daremos cuenta. La sociedad está cambiando a una velocidad de vértigo. Y algunos de los cambios son positivos. Por ejemplo, en la ciudad de Madrid, la contaminación se ha reducido un 35%. Por esto, creo que en estos momentos tan difíciles, debemos pararnos a pensar, reflexionar y encontrar lo bueno que podemos sacar de todo esto. Para mí, es muy positivo que la sociedad se esté dando cuenta de todas las cosas que no están bien. Quizás no de todas, pero sí de muchas, empezando por una que es vital, la sanidad.

A día de hoy, todo el país se da cuenta de la precariedad que sufre nuestra sanidad pública. Necesitamos más centros sanitarios públicos, más personal y más material. Pero echemos la vista atrás y analizamos por qué. Esto es consecuencia de la privatización de hace diez años y de los polémicos, pero olvidados, recortes. El confinamiento actual es una lucha contra el COVID-19, pero también responde a la falta de recursos y de preparación de nuestra sanidad. Pero no confundan mis palabras. La culpa no es de los profesionales sanitarios que están trabajando duramente, sino de los dirigentes. Y por suerte, esto está saliendo a la luz.

Desde la Coordinadora de Entidades de Tarragona llevamos años denunciando las listas de espera y la precariedad laboral, y luchando por una sanidad pública de calidad. Personalmente, en muchos momentos he pensado en tirar la toalla. Me he desesperado viendo la pasividad social. Me he desanimado, por ejemplo, en algunas reuniones de la Plataforma de Salut, donde hablamos de salvar vidas y de temas sociales fundamentales, y acudían muy pocas personas. ¿No importa la vida digna? Me pregunto a veces.

Durante las últimas décadas la sociedad ha estado desmovilizada. La lucha contra la pobreza o los desalojos ha quedado prácticamente obsoleta. Las reivindicaciones de enseñamiento, sanidad, sectores de dependencia o ecológicas, estaban paradas.

En esta cuarentena estamos empezando a valorar los servicios básicos, agradecemos tener agua luz, comida e incluso telecomunicación. Vemos la importancia que tienen estos servicios. Pero no podemos olvidar, que no todas las personas los tienen. Y mientras haya una persona que no disponga de esto, será una sociedad injusta.

Según la «queridísima, adorada y tan mencionada», Constitución Española, todo ciudadano, por el hecho de serlo, tiene derecho a tener una vida digna: una vivienda, agua, luz, etc. Es realmente triste que no se cumpla. Los dirigentes lo saben, pero lo ignoran hoy y llevan ignorándolo toda la historia.

Entonces, ¿qué debemos hacer? Debemos luchar por esto, pero no pensando en el bien individual, debemos mirar hacia el bien colectivo. Puede que tu tengas luz, pero tu vecino no. Pues entonces, sal, reivindica y lucha, porqué tu vecino también debe tener luz.

Desde la crisis que estalló en 2008, la clase media empezó a desaparecer. La diferencia entre clases no hace más que aumentar y la sociedad se resiente, y se deteriora. Debemos dejar de ser tan individualistas y, en consecuencia, egoístas. ¿Has hecho algo por los demás? Piénsalo y actúa.

Estas líneas pretenden hacerte pensar más allá de lo superficial, apelan a los valores, algo que parece olvidado también en los medios de comunicación. Los hilos de estos canales de difusión los mueven la gente de poder según sus intereses. Y que la gente piense, no les conviene. Quieren una sociedad pasiva, que no se queje. Y la sociedad actual es el resultado.

Os propongo aprovechar la situación actual para cambiarlo. Es un buen momento para creer en los valores de nuevo: responsabilidad, igualdad y, sobretodo, solidaridad. Estoy convencido de que será un antes y un después. Estando confinados reflexionaremos y pensaremos que podríamos haber hecho, pero también que podemos hacer. Y es que, como dice el dicho, no hay mal que por bien no venga.

Y recordad, que nadie, ni el coronavirus, os quite la sonrisa estando en casa #quédateencasa.

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