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Tribuna

El 'green dog' de la CUP

Periodista i regidora del PSC a l’Ajuntament de Tarragona

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Un perro verde es perro por muy verde que sea, y un sí critico es un «sí» por muy crítico que sea. Así de contundente valoró la portavoz socialista, Sandra Ramos, la postura de la CUP Tarragona en la aprobación de los presupuestos de Tarragona y en el rechazo a las alegaciones que los grupos políticos hemos presentado para mejorarlos. El gobierno de ERC i En Comú Podem tiene una muleta que le aguanta de pie a pesar de su debilidad. Mejor dicho, tiene dos, si contamos a los postconvergentes de Junts per Cat.

Llevamos ya siete meses con un gobierno diferente en Tarragona, y algunas conclusiones ya son claras. La CUP está haciendo gala de una gran generosidad, con sapos importantes a su coherencia histórica. Ha tenido que aprobar un presupuesto que incluye importantes partidas de inversión en venta de patrimonio. Con los socialistas, era una estrategia «grave» en cambio ahora no. Los anticapitalistas tendrán que asumir modificaciones de crédito constantes (al tiempo) Antes era «grave» y ahora es «dinamismo de ciudad». Y, como colofón, hay que apuntar simplemente que han tenido que aprobar unos presupuestos que bajan la inversión en planes de ocupación 350.000 euros y con grandes carencias en temas de educación. «No nos gusta, pero lo haremos», dijeron… Un green dog en estado puro.

La CUP sí que ha señalado, a mi juicio acertadamente, las incoherencias de gobierno de inpendentistas y morados en temas de participación ciudadana. La falta de diálogo con la sociedad civil, en algunos temas importantes, o las incoherencias en temas como la aprobación del PP10, el polígono conocido como Ikea, contra el cual ERC había sido altamente beligerante en el pasado (que conste que los socialistas siempre hemos defendido las bondades de crear vivienda pública en esa zona y recoser Ponent).

Resulta especialmente curioso como mantienen el equilibrio para no dejar caer el gobierno a pesar de los feos que han recibido en estos siete meses. Las dos representantes de la CUP suelen votar en contra sólo de aquello que no pone en peligro la frágil estabilidad del gobierno municipal. En el último pleno así pasó en un punto urbanístico que ya contaba con la mayoría asegurada. En cambio, en la misma sesión dieron apoyo al «no» a las alegaciones socialistas, donde solicitábamos modificaciones del presupuesto en temas tan importantes y algunos compartidos, como mejorar las subvenciones a las entidades deportivas, para el Casal de Dones, para planes de ocupación de agentes cívicos o el incremento de 25.000 euros en la partida de cooperación internacional. «Estamos de acuerdo en muchos puntos, pero votamos junto al gobierno». Ya les digo, un perro verde es un perro por muy verde que sea.

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