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Convención Partido Popular

Exsenador i exdiputat

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Las convenciones de los partidos políticos sirven para colocar un evento en medios de comunicación y, hoy en día, especialmente en redes sociales, más por aquello de la busca y captura con el móvil de una foto con un líder político para poder colgar en su red social y presumir del acompañamiento, a veces para ser envidia de aquellos que no asistieron o de enemigos políticos de tus propias filas, aunque también para satisfacción personal. Es la escapada de unos días de convivencia con compañeros y también de aprovechar el tiempo, se supone, de asistir a las diferentes actividades organizadas para el evento.

Hay que reconocer que hay convenciones que persiguen marcar un momento concreto en la vida de las formaciones políticas y esperan que estas formen parte de un momento que a veces llega a ser histórico para el partido. Este es el caso de la Convención Nacional del PP que ha clausurado este fin de semana Pablo Casado en Madrid. Una convención que ha tratado, después del último congreso del PP, ser la convención de las ideas del centro reformista y todo protagonizado por figuras conocidas de la sociedad civil, donde los propios dirigentes del partido han pasado a ser segundo plano.

Desde la distancia y la objetividad la opinión que puede hacerse uno sobre esa convención, a parte de esa presencia activa de personas representantes de la sociedad civil, (siempre se corre el riesgo que alguno quiera reventar el acto, como fue el caso de Jaume Vives, pidiendo que se «afilien a Vox», ante algún aplauso, que quiero pensar que respondía más al despiste que no al propio convencimiento). Este convencimiento también ha podido palpar los resquicios del último congreso del partido y personalizados en los dos expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy. Ambos han compartido el mismo aforo, pero en momentos diferentes y me parece que no precisamente para rentabilizar el acto en dos ocasiones, más bien, en una muestra de quien más protagonismo pueda adquirir, la puesta en escena de José María Aznar ha sido quien más rentabilidad ha dado en su discurso de entrega a Pablo Casado y los guiños que desde la dirección de la formación política se le han brindado. Comentaba anteriormente que esta convención pretendía eso, recordarse en la historia como fue la segunda refundación del partido en el Congreso del PP en Sevilla, de eso se ha ocupado de dejarlo bien claro José María Aznar con aquello de «ni tutelas, ni tu tias» de Fraga Iribarne. Ahora es el momento que las conclusiones de la convención sean materiales para programas en los próximos comicios y en especial del próximo Congreso del PP para su debate y aprobación.

Debo reconocer que Pablo Casado no lo esta haciendo mal, porque no es nada fácil para el marrón que le ha caído en el interior de su partido y en el escenario político. Sin duda es una persona inteligente y trabajadora, lo único que le falta es liberarse de los escollos del partido que ha tenido que asumir del último congreso y en ese que hacer tiene a favor el conocer muy bien el aparato del partido.

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