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PP-Ciudadanos-Vox: Capítulo uno, Andalucía

Ejecutiva del PSC del Camp de Tarragona

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Quedan lejos. Muy lejos. Los tiempos en los que el ideólogo de la «nueva derecha», José Maria Aznar, se confesaba «admirador» de Manuel Azaña (presidente de la República española) y presentaba al PP como un partido de centro y reformista, sin aristas ni vínculos con la extrema derecha.

Y quedan lejos (o tal vez no tanto), los tiempos en que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, afirmaba que su partido, a diferencia del PP, no tenía un pasado franquista y se limitaba a gestionar la economía con criterios de eficacia. Ciudadanos era la derecha 2.0. La derecha del siglo XXI.

Pero todo esto ya forma parte del pasado. Relato superado. Pantalla pasada que se dice ahora. En efecto, el rechazo a todo lo que suene a socialismo democrático ha animado a la derecha extrema a sumar sus votos a los de la extrema derecha para acabar con el gobierno progresista en Andalucía. De paso diremos que quedan también lejos los días en los que tanto los líderes del PP como de Ciudadanos «exigían» a la izquierda que permitiera gobernar al candidato de la lista más votada por «respeto a la decisión democrática de los ciudadanos.» Decisión democrática que ahora se saltan a la torera de acuerdo a los argumentos empleados por ellos mismos. La coherencia está muy bien siempre que se aplique a los otros, no a uno mismo, deben pensar Casado y Ribera.

Pero este ejercicio de conquistar al poder al precio que sea que demuestran Ciudadanos y PP empalidece si pensamos en el cómplice necesario que necesitan para «echar a los socialistas»: los 12 diputados de Vox. La extrema derecha en estado puro. Un partido de nostálgicos del franquismo que no oculta su admiración por la señora Le Pen por poner un ejemplo cercano ¿Y que hace un partido al que le gustaría hacer retroceder el reloj de la historia 40 años? Pues, por ejemplo, anunciar su determinación de acabar con la ley de violencia de género ya que, según dicen, “no es más que un invento de los socialistas para satisfacer a las feministas radicales.” ¿Y qué hacen Ciudadanos y el PP? Sentarse a hablar con Vox, y aceptar encantados sus votos, para consensuar las medidas de gobierno que efectuaran una vez gobiernen juntos la Junta de Andalucía.

Algo inédito en Europa porque, digámoslo alto y claro de una vez, ¿ha pactado la señora Merkel con la extrema derecha se su país para mantenerse en el poder? No. ¿Y el señor Macron con el Frente Nacional en Francia? No. ¿Y los conservadores británicos con los ultras del UKIP? No. No, en Europa la derecha liberal y democrática no pacta con la extrema derecha nostálgica del fascismo. En Europa no pero en España PP y Ciudadanos ya los aceptan como amables y simpáticos interlocutores políticos.

Pues bien, los y las socialistas tenemos un mensaje para ustedes, señores Rivera y Casado: los derechos y libertades de las mujeres en este país no van a ser moneda de cambio para las ansias de poder del PP y Ciudadanos. No a costa de la seguridad de las mujeres. Poner trabas a la necesaria lucha contra la violencia machista que está impulsando el gobierno del cambio de Pedro Sánchez para someterse a las exigencias de la extrema derecha es indigno de la derecha democrática europea que exige, con razón, un cordón sanitario para expulsar a los ultras de las instituciones.

La lucha de las mujeres en defensa de su dignidad y de sus derechos no es «un invento de los socialistas» como afirma Vox, es una necesidad moral ante una realidad económica y social todavía muy lesiva para las mujeres. Una realidad injusta que tiene que cambiar, le guste o no a los ideólogos de Vox y a sus aliados políticos. Pero un gobierno socialista, y ahí si acierta Vox, si es la garantía de que las políticas de igualdad de género y de lucha contra la violencia machista van a seguir desarrollando en nuestro país. Y nos dejaremos la piel para que así sea. O sea que tomen nota señores del PP, Ciudadanos y Vox.

En cualquier caso las elecciones andaluzas han puesto de manifiesto cual es la disyuntiva real a la nos enfrentaremos en las próximas elecciones generales: o bien un gobierno progresista, reformista y feminista liderado por Pedro Sánchez o bien un tripartito PP-Ciudadanos-Vox con la regresión en derechos y libertades que ello supondría. ¿Habrá capitulo dos? ¿Habrá un pacto en el conjunto de España similar al que se está ultimando estos días en Andalucía? De nosotros depende, de nuestro voto, de nuestra movilización y de nuestra conciencia. O Pedro Sánchez o el dúo Casado-Rivera con el aliento de Vox. Así de claro. ¿Regreso al pasado? No gracias, los que hemos leído un poquito de historia sabemos que no tenemos ningún motivo para la nostalgia. Ninguno.

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