Diari Més

8 de Octubre de 2017

Presidente de NNGG Vila-seca i secretario de Comunicació del PP Tarragona.

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Decía Otto von Bismarck que España era la nación más fuerte del mundo: siempre intentaba autodestruirse y jamás lo lograba. La afirmación realizada hace 150 años por el canciller prusiano sigue siendo plenamente vigente a día de hoy. Pero no es menos cierto que, a la hora de defendernos de aquellos que quieren destruirnos, los españoles estamos siempre a la altura. El primer ejemplo lo tenemos el 2 de mayo de 1808, cuando España había sido invadida por los ejércitos de Napoleón. Los españoles, tras demasiado tiempo sufriendo en silencio la ira del invasor, se levantaron heroicamente y expulsaron a los franceses de nuestro país. España recuperó su independencia y aquello supuso el principio del fin de Napoleón y de su Imperio Francés.

En Julio de 1997, los españoles llevábamos demasiado tiempo sufriendo en silencio la violencia de la banda terrorista ETA. Pero el secuestro y asesinato de un joven concejal de Ermua llamado Miguel Ángel Blanco haría que todo cambiase. Los españoles salimos masivamente a la calle. Con las manos blancas como única arma y al grito de ¡BASTA YA! plantamos cara al totalitarismo de los pistoleros de ETA. El “espíritu de Ermua” significaría el principio del fin de ETA. Años después, el Estado de Derecho se impuso a los terroristas, haciendo que la paz y la convivencia volviesen al País Vasco. En Octubre de 2017, los españoles y en especial los catalanes llevábamos demasiados años sufriendo el silencio el acoso y la sinrazón del separatismo catalán. Aguantando como unos pocos se permitían hablar en nombre de todos los catalanes y silenciaban al resto. Viendo como la Generalitat y sus socios de la CUP están al servicio de una minoría separatista, despreciando quienes ellos no consideran «poble de Catalunya» (Forcadell dixit).

Una Generalitat que había decidido situarse fuera de la ley, dando un golpe a la democracia. Convirtiendo a los Mossos d’Esquadra en una policía política al servicio de esa minoría separatista. Llegando al extremo a acosar a los Alcaldes y concejales que se sitúan del lado de la ley. Por no recordar las infames escenas de persecución de los agentes de la Guardia Civil y la Policía nacional, con la connivencia de las autoridades locales de Reus, Calella o Pineda de Mar.

Pero todo cambió un 8 de Octubre de 2017. Los catalanes salimos masivamente a la calle y gritamos «Ja n’hi ha prou!» Había llegado la hora de recuperar el seny y abandonar la rauxa. No será fácil, como no lo fue expulsar a los franceses o derrotar a los terroristas de ETA. Pero no me cabe la menor duda que juntos lo conseguiremos. La democracia y el Estado de Derecho se impondrán frente a los golpistas que pretenden arrebatárnosla. A la hora de la verdad, los españoles siempre estamos a la altura. Y esta vez no será una excepción. De eso estoy seguro.

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