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Patrimonio

El Arzobispado y el ICAC afirman que hay que cubrir «con urgencia» los restos de la sala axial del templo Flavi

Las dos instituciones quieren continuar las investigaciones en este vestigio «único» testigo de 2.300 años de historia

El pavimento de la sala axial y el muro lateral con los 1.022 agujeros documentados, junto a la calle Sant Pau.

El pavimento de la sala axial y el muro lateral con los 1.022 agujeros documentados, junto a la calle Sant Pau.ACN/ICAC

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El Arzobispado de Tarragona y el Institut Català d'Arqueologia Clàssica (ICAC) han afirmado que hay que cubrir «con urgencia» los restos de la sala axial del templo Flavi, situada actualmente en la parte posterior de la catedral de Tarragona. Este espacio se encuentra a la intemperie y la cubierta permitiría protegerlo de las inclemencias meteorológicas y a la vez musealizarlo y poder hacer «experiencias inmersivas», tal como señala el delegado de Cultura de l'Arquebisbat y director del Museo Diocesà, Andreu Muñoz. A las puertas de cerrar el tercer proyecto cuatrienal, las dos instituciones quieren continuar las investigaciones en este vestigio «único», testigo de 2.300 años de historia y que todavía esconde misterios.

La sala axial o aula flavia es un espacio que en el momento que fue concebido, durante la época imperial romana, tenía 29 metros de anchura y se estima que unos 20 de altura. La longitud todavía no es clara, y las estimaciones van de los 30 a los 40 metros. Esta construcción se encontraba justo detrás del templo de Augusto -dedicado al culto del emperador Augusto- y mezclaba las funciones religiosa y administrativa. Hay que tener en cuenta que en aquella época, a finales del siglo I, Tàrraco era una de las ciudades más importantes del imperio y capital provincial, con lo cual las dimensiones de los edificios eran similares a los que se hacían en Roma. De hecho, según han establecido los investigadores, esta sala axial «coincide» en nivel arquitectónico con el Foro de la Pau de Vespasià que hay en Roma, apunta a Muñoz.

Recreación hecha por el ICAC de del recinto de culto imperial de la acrópolis de Tàrraco; con el templo de Augusto en el centro de la plaza y, justo detrás de la sala axial

Recreación hecha por el ICAC de del recinto de culto imperial de la acrópolis de Tàrraco; con el templo de Augusto en el centro de la plaza y, justo detrás de la sala axialACN

Esta es una de las conclusiones que se han obtenido a partir de las investigaciones y excavaciones hechas en los últimos cuatro años. Desde el ICAC, el profesor de investigación Josep Maria Macias, explica que también han podido descubrir que las paredes estaban recubiertas por una capa de 90 centímetros de mortero. Este enorme volumen de cemento servía para sustentar placas de mármol, que envolvían las paredes, gracias a unos encajes hechos de plomo. Y aquí hay otra de las novedades. La pared lateral que se conserva fue estudiada en los años 70 y 80 por el arqueólogo alemán Theodor Hauschild, y documentó 370 agujeros. Ahora, esta cifra ha aumentado hasta los 1.022, después del proceso de excavación y recuperación que se ha hecho.

Sin embargo, y a pesar de los 20 años que el Arzobispado y el ICAC estudian el monumento, quedan incógnitas. Una es saber «cómo cerraba» el espacio. Los científicos han podido determinar que en la cabecera del aula había un ábside, que presumiblemente habría acogido algún elemento de culto, como una estatua. Lo que no claro está es si este era el único espacio de estas características o si había dos más, uno a cada lado del ábside. Muñoz y Macias esperan que con los trabajos previstos en los próximos años puedan resolver la incógnita.

Entre otros avances destacables hechos en los últimos cuatro años hay que se ha llegado a reordenar la cronología de la evolución del espacio y modificarla unos 50 años. Eso ha sido posible gracias a estudios de materiales de investigaciones antiguas en diferentes espacios de la actual catedral, complementados con prospecciones geofísicas y análisis de documentación.

Lo que sí que tienen claro es que la sala axial, después de su función en época romana, pasó a ser parte de la «catedral visigótica -siglo VI- y finalmente un espacio vinculado a la primitiva comunidad de canónigos del siglo XII», haciendo la función «de espacio cementerial», concreta Muñoz. Actualmente, se encuentra dentro del complejo de la catedral de Tarragona, si bien el límite se encuentra bajo la calle Sant Pau. Todo la convierte en un lugar« para la Hispania romana, de la ciudad y del territorio», manifiesta el director del Museo Diocesà.

De cara al próximo proyecto cuatrienal que se espera que arranque a mitades del 2026 los investigadores ya tienen claras las líneas que tienen que seguir. Uno de los objetivos será intentar localizar el otro muro lateral de la sala axial, que limitaría con la capilla de Santa Tecla la Vella y estaría situado en los jardines de la capilla, justo en paralelo en la actual calle de las Coques.

Al fin y al cabo se ha debatido este miércoles y jueves en el seminario El proyecto Catedral (2021–25): investigación y patrimonio en la acrópolis de Tarragona. Durante las jornadas, especialistas de varias instituciones han presentado los avances más recientes en materia de excavación, análisis arquitectónico, epigrafía, numismática y proyectos de museización. Todos estos estudios tienen que permitir crear las bases museográficas para la futura actualización del Museo Diocesà.

El museo y también la sala axial, extraordinariamente, serán visitables de manera gratuita este fin de semana en el marco de la clausura de los actos de conmemoración de los 25 años de la declaración de Tàrraco como ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

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