Diari Més

Patrimonio històrico

La huella de antiguas civilizaciones en Tarragona

Mientras rondas por siglos de historia se pueden encontrar gladiadores, monjes medievales y mecenas

Imagen de una zona interior d ela Casa Navàs de Reus.

La huella|pisada de antiguas civilizaciones en TarragonaPierre Grubius

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Como si fueras un verdadero viajero en el tiempo que ha salido de una novela de ciencia-ficción para descubrir el legado de antiguas culturas y civilizaciones. Y todo en pleno siglo XXI y sin moverte de la Costa Daurada. Aquí, los vestigios del pasado se entrelazan en la vida presente permitiéndote descubrir en cada pequeño rincón la huella de los hombres del paleolítico hasta los visigodos, pasando por iberos y romanos han dejado en el territorio.

Si retrocedes muy atrás en el tiempo, irás a parar a l'Espluga de Francolí. En sus cuevas podrás ver el hogar de los primeros pobladores de la zona. Aquellos primeros humanos fueron confeccionando formas de vida cada vez más complejas que hacen desembocar en toda una serie de poblados iberos. Uno de los más destacados es la Ciutadella Ibérica de Calafell; un recinto singular que combina los hallazgos arqueológicos con la recreación para mostrar cómo era un asentamiento ibero.

En tu particular viaje en el tiempo, te tocará hacer parada y fonda en una época que supuso un antes y un después. Una época de gladiadores y centuriones. Una época donde sólo Roma le podía dar sombra en el territorio. La ciudad de Tarragona es el emblema de la romanidad. Ahora bien, Tarraco extendía su magnificencia más allá de las murallas de la antigua urbe y monumentos como su archiconocido Anfiteatro. Muestra de eso son algunos de los elementos que hoy en día se pueden visitar como la villa de Centcelles en Constantí, la villa de los Munts, en Altafulla, junto a mar, o el Puente del Diablo.

Poco a poco, vas avanzando en el tiempo y de repente, cambias de milenio y te plantas en un periodo de claroscuros, donde tres monasterios fueron la cuna de la cultura y del poder a toda la zona. Santes Creus, Poblet y Vallbona de les Monges (Lérida) pertenecían a la orden del Cister y ya a la edad media conformaban la Ruta del Cister, un itinerario que desde entonces ha llevado a muchos visitantes al territorio. El punto de inicio es Santes Creus. Es lo único que no tiene vida monástica y eso te permitirá acceder a muchos espacios interiores que habitualmente están prohibidos. La siguiente parada es Poblet, centro neurálgico de la Corona de Aragón y desde 1991 Patrimonio Mundial por la UNESCO. El punto final está en Vallbona de les Monges, el único de los tres monasterios femenino y que ha conservado la comunidad ininterrumpidamente durante más de 800 años.

Hay dos monasterios más, únicos y singulares, de lo que puedes perderte, viajero en el tiempo. Uno de ellos es la Cartuja de Escaladei. Fundado a finales del siglo XII en plena reconquista, la cartuja se convirtió en el señor feudal de un vasto territorio que ocupaba todo el actual Priorat. La riqueza que acumularon los permitió una remodelación arquitectónica de la cual hoy sólo se conserva parte de la fachada principal. Las desamortizaciones y los saqueos lo dejaron abandonado hasta hace unas décadas, cuando gracias a numerosas intervenciones, se ha podido comprender cómo era la vida en este inexpugnable rincón de mundo.

El otro que no te puedes perder es el Castillo Monasterio de Escornalbou. Durante siglos fue el centro de la baronía que lleva el mismo nombre. Después de quedar abandonado, el diplomático y egiptólogo reusense Eduard Toda lo adquirió y reformó a principios del siglo XX para convertirlo en su residencia. Del antiguo monasterio mantuvo la iglesia y el claustro, que fue reformado como jardín desde donde contemplar una de las mejores vistas de las comarcas de Tarragona.

Has rondado por siglos de historia y, sin darte cuenta, has acabado casi junto al presente, en un momento marcado por las aspiraciones de la burguesía. Podrás conocer su talante reflejado en las fachadas modernistas de sus casas. Reus, cuna del Modernismo, cuenta con una ruta donde verás una treintena. Ahora bien, si quieres transportarte por completo en la época, tendrás que atravesar las puertas de Casa Navàs y quedarte boquiabierto con el virtuosismo y la fantasía que llenan cada una de las estancias de una de las joyas modernistas de toda Europa.

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