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El IRTA participa en un proyecto para recuperar y preservar los nácares en el delta del Ebre

El delta de l'Ebre es una de las últimas reservas de la especie por sus condiciones de baja salinidad

Una nacra del Delta de l'Ebre.

El IRTA participa en un proyecto para recuperar y preservar los nácares en el delta del EbreACN

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El IRTA participa en el proyecto europeo Life PINNARCA para conservar y recuperar las poblaciones de nácar, el molusco bivalvo mayor del Mediterráneo. En el año 2016, las corrientes marinas propagaron rápidamente el protozoo Haplosporidium pinnae en casi todas las costas y eso provocó mortalidades del 99,9% de estas poblaciones.

El proyecto se propone reavivar la especie con varias actuaciones coordinadas sobre el terreno y en el laboratorio, como por ejemplo, hacer un censo y la instalación de colectoras de malla para atrapar las larvas que esparcen los nácares. El delta de l'Ebre es una de las últimas reservas de la especie por sus condiciones de baja salinidad. Según el IRTA, en la bahía dels Alfacs estaba a 90.000 individuos en el año 2014.

El proyecto europeo Life PINNARCA se aferra a los pocos individuos y poblaciones resistentes de nácares para desplegar actuaciones urgentes de protección y recuperación activa en zonas de los litorales de España, Francia, Italia y Grecia.

«En una situación tan crítica, hace falta coordinación a una ancha escala; estamos yendo hacia la extinción total de una especie muy importante», asegura la investigadora del programa Aguas marinas y continentales del IRTA, Patricia Prado. Según la entidad, en el año 2014, en la bahía dels Alfacs tenían contabilizados 90.000 individuos, siendo la segunda población más grande del Mediterráneo.

Prado explica que la bahía tiene normalmente una salinidad más baja gracias a las descargas de aguas de riego, un hecho que podría dificultar el avance del protozoo y, por lo tanto, prevenir la pandemiaque desde el 2016 ha arrasado estas poblaciones.

Asimismo, indica, que la Badia del Fangar había quedado excepcionalmente intacta gracias a una menor salinidad, pero el temporal Glòria se llevó un 97,7% de los nácares. Según la investigadora, el mapa postpandemia todavía no está completo y una evaluación de zonas inexploradas de la bahía ha evidenciado nuevos supervivientes. «No sabemos cuántos nácares permanecen, nos hace falta hacer un muestreo exhaustivo y extensivo de las bahías», señala Prado.

De hecho, el censo de zonas de poca profundidad como el delta es una de las primeras acciones del proyecto europeo. Otros organismos también rastrearán zonas de mar abierto como el Cap de Creus, les Illes Medes o la Costa Daurada. Entre las acciones incluidas, también se instalarán colectoras de malla para atrapar las larvas que esparcen los nácares adultos y los pequeños juveniles se mantendrán después en acuarios hasta que lleguen a una medida adecuada para ser llevadas de nuevo a mar abierto.

En paralelo, en otros tanques se harán ensayos con adultos sanos para estudiar la influencia de variables ambientales como la salinidad y temperatura en su supervivencia y analizar posibles tratamientos a la enfermedad, como antibióticos y antiprotozoarios. Además, se intentarán averiguar los mecanismos de resistencia en el patógeno mediante técnicas de genómica comparada con muestras de nácares resistentes y enfermos y de Pinna rudis, el bivalvo más próximo al nácar e inmune a la pandemia.

Según Prado, otro punto crítico es la reproducción en cautividad, ya que la metodología de cultivo larvario todavía no se ha desarrollado con éxito. «Es clave que consigamos cerrar el ciclo de vida de la especie», recalca la investigadora. «Hacerlo permitiría una eventual repoblación en reservorios existentes y de otros de nueva creación, y se podrían reproducir los individuos resistentes para obtener nuevas generaciones con esta característica», añade.

Más medidas de conservación

En el caso del delta de l'Ebre, se trasladarán nácares emergidos en barras de arena con riesgo de desecación hacia zonas más profundas y seguras. En la costa norte de esta bahía también se ha proyectado construir vallas de material vegetal. Se trata de una especie de filtro verde delante de los desagües de los arrozales para retener sedimentos y nutrientes y mejorar la calidad del agua. Esta última acción forma parte del paquete global de actuaciones ambientales, en las que también figuran restricciones a la navegación, con el fin de reducir las amenazas derivadas de la actividad humana. Así, la última línea del proyecto pone énfasis en la sensibilización y la información.

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