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Pesca, historia y naturaleza en Alcanar

Una ruta por el puerto de Les Cases d'Alcanar, la desembocadura del Sénia y la Moleta del Remei

El puerto pesquero de Las Casas de Alcanar.

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El término municipal de Alcanar está formado por tres núcleos: en el interior, Alcanar, y en la costa Les Cases de Alcanar y Alcanar Platja. Estas dos, con una extensión de 12 km, conforman buena parte de la fachada costera del Montsià. Al puerto de Les Cases d'Alcanar se llega de forma casi natural, el visitante tiene la sensación de que todas las calles van. Allí fondea la flota local, que practica la pesca de arrastre, de tresmall y de caup –un arte de pesca consistente en unos cadups o ánforas que se depositan en el fondo del mar para que entren los pulpos.

Desde este punto vale la pena recorrer|repasar la línea de la costa hasta Sòl de Riu, el pantanal que se forma a la desembocadura del río Sénia y que marca el límite entre Cataluña y la Comunidad Valenciana. Por el camino se pueden contemplar, ligeramente introducidos en el agua, dos impresionantes nidos de ametralladoras, construidos por las fuerzas republicanas durante la Guerra Civil. Pasadas estas construcciones, el camino, casi limpio de casas, lleva hasta el tramo final del Sénia, que queda soterrado a un paso del mar. El Sénia nace en el macizo de los Puertos, se embalsa en el pantano de Ulldecona y llega hasta este punto conformando un paisaje de gran interés natural, que es también lugar de parada de las aves migratorias.

Origen ibero

Todavía sin salir del término municipal, vale la pena acercarse hasta la Ermita del Remei, a Alcanar. Desde allí, en una fácil caminata, se puede ir hasta el poblado ibérico de la Moleta de Remei, origen primitivo de la población local. Marcan el camino unos olivos milenarios, que llevan|traen hasta la Casa de Tibast, reconstruida con las técnicas que los iberos utilizaron hace más de 2.600 años. Desde allí, un sendero lleva hasta el poblado ibérico, uno de los yacimientos ibéricos más importantes del país. Acogió una comunidad de medio millar de personas y tenía unas dimensiones de 4.000m2 . Aunque sólo restan vestigios de los muros piedra que delimitaban las casas y de la muralla, la ascensión vale la pena, tanto por su valor histórico, como por la panorámica que nos ofrece.

Este verano al fin y al cabo se puede conocer a través de las visitas guiadas que se organizan desde el Patronato de Turismo de Alcanar, y que incluyen también una visita nocturna a la Moleta del Remei.

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