Diari Més

Alcaldes de las Terres de l'Ebre reclaman que se levante el confinamiento comarcal al territorio

La movilidad entre las comarcas ebrenses permitiría dar oxígeno en el comercio y la restauración

Plano general de un conductor mostrando la documentación y los certificados de movilidad a uno agentes de los Mossos en el control a la intersección de la N-340 en las Cases de Alcanar.

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Alcaldes y empresarios de las Terres de l'Ebre reclaman que se levante el confinamiento comarcal y que se valore el territorio como una unidad a efectos de movilidad. La restauración y el comercio están al límite, con dificultades para sobrevivir con la clientela de los municipios y la comarca. Los pueblos pequeños dependen de las ciudades mayores donde se concentran los servicios y el comercio, sobre todo en la capital ebrense, Tortosa, que es la gran perjudicada por el confinamiento comarcal. La alcaldesa Meritxell Roigé fue de las primeras a pedir que se contemple la unidad territorial del Ebre, pero la petición se acentúa y se extiende ahora que los datos de contagio van a la baja. Algunos alcaldes se suman desde la prudencia.
Las Terres de l'Ebre tienen una densidad de población muy baja, con poco más de 178.000 habitantes, inferior a la de muchas ciudades de las áreas metropolitanas del país. «Por el tipo de territorio que somos y porque Tortosa es una ciudad de servicios que necesita que la gente venga aquí, haría falta que se instaurara la movilidad en el ámbito de la región sanitaria de las Terres de l'Ebre», ha reiterado la alcaldesa Meritxell Roigé. Tortosa necesita a los vecinos ebrenses y el resto de comarcas también reclama poder desplazarse a la capital ebrense y a otras capitales de referencia, fuera de la misma comarca, como también con Móra d'Ebre y los municipios limítrofes del Priorat.

Muchos municipios pequeños no tienen los servicios básicos cubiertos y los vecinos necesitan desplazarse para compras o gestiones, necesidades que en algunos casos pueden resolver en la capital de comarca, pero en otros no, como es el caso de Gandesa, en la Terra Alta (menos de 12.000 habitantes). El alcalde de la capital terraltina, Carles Luz, también reclama desde el inicio de la segunda ola que las restricciones de movilidad en las Terres de l'Ebreestén dentro del ámbito de la región sanitaria. «Con todos los respetos a las ciudades más pobladas y densas, no se pueden utilizar los mismos parámetros en Barcelona ciudad que en la Terra Alta», ha reivindicado.

Mientras tanto, los restaurantes pasan auténticas dificultades para sobrevivir. «Teniendo en cuenta las características de nuestros restaurantes y servicios turísticos, lo están pasando mal. No es un modelo de negocio que pueda aguantar con la gente de la comarca y dada la situación actual, valdría la pena analizar la posibilidad de abrir el confinamiento en la región sanitaria para ayudarles a aguantar, antes de que tengan que cerrar puertas definitivamente,» ha apuntado al alcalde de Sant Jaume d'Enveja, Joan Castor Gonell. Roigé ha pedido que no se los siga criminalizando y no castigando. «Comercios y restauración han hecho los deberes desde el principio. Teniendo en cuenta el clima actual se tendría que permitir en el comercio abrir los fines de semana y ampliar los horarios de la restauración», ha pedido la alcaldesa de Tortosa.

En las Terres de l'Ebre la mayoría de comarcas son limítrofes con otras regiones sanitarias u otras comunidades autónomas, Aragón y Comunidad Valenciana. Las relaciones sociales y económicas son estrechas entre municipios donde hace meses que les separa el confiament perimetral y se lamenta de que no se haya tenido en cuenta como sí que se hizo con la comarca de la Seu d'Urgell y Andorra.

Esta situación también se repite entre pueblos ebrenses. Sant Jaume d'Enveja y Deltebre son municipios vecinos pero de dos comarcas diferentes (Montsià y Baix Ebre, respectivamente) y sólo los separa el río Ebro y el puente El Passador. Como ha reconocido el alcalde de Sant Jaume d'Enveja, en Joan Castor Gonell, está costando entre la población entender las restricciones de movilidad. «Los jóvenes van al instituto allí, algún establecimiento lo tiene un pueblo y el otro no, y hay mucha movilidad entre los dos municipios. La gente no entiende que puedas ir de Deltebre a Paüls y no puedas ir a Sant Jaume», ha ejemplarizado el alcalde.

Ante la petición, algunos alcaldes también se muestran prudentes a pesar de la mejora de los datos sanitarios. El riesgo de retoño en las Terres de l'Ebre se mantiene moderado esta semana (54 puntos) y los contagios hace días que se van reduciendo, así como la presión hospitalaria (con 25 ingresados por covid esta semana, menos de la mitad que hace dos semanas). En el territorio, más de 13.500 personas han recibido la primera dosis de la vacuna y cerca de 4.700 ya tienen administradas las dos dosis.

«Tenemos que respetar las decisiones técnicas», ha reconocido Gonell. «Todo el mundo tenemos muchísimas ganas de salir y que entren gente pero no somos críticos con las medidas», ha dicho la alcaldesa de Vinebre y presidenta del Consell Comarcal de la Ribera d'Ebre, Gemma Carim. La comarca está celebrando la campaña turística 'Ribera en Flor' con actividades para disfrutar de la floración de los árboles frutales. Reconocen que las limitaciones de movilidad y la pandemia han frenado una actividad que había crecido mucho hasta convertir el final del invierno en uno de los periodos con más turistas y visitantes en la comarca.

«Tenemos que asumir lo que hay. Ahora estamos bien, pero sabemos que cambia de un día por el otro», ha remarcado Carim. «Necesitamos movernos y nuestros empresarios lo necesitan más, pero la prudencia es importante. Si no vamos saliendo adelante, tampoco podremos hacer nada para el país. Se hace tan bien como se puede y se da aire cuando se puede», ha añadido.

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