Diari Més

Los pescadores de Sant Jaume d'Enveja empiezan a vender angulas vivas a través de su cooperativa y en Internet

El proyecto quiere servir para valorizar las capturas artesanales y promocionar turísticamente el municipio

El secretario de la Sociedad de Pesca de Sant Jaume d'Enveja, Pasqual Bertomeu –-a la izquierda–, y dos miembros de la junta mostrando angulas vivas.

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Angulas vivas capturadas por los pescadores de Sant Jaume d'Enveja pueden ser ya adquiridas en Internet –o también directamente. El proyecto que hace cinco años impulsó el Ayuntamiento ha acabado dando finalmente su fruto y la cooperativa creada por la Sociedad de Pesca local ha efectuado recientemente la primera transacción bajo la marca propia Angula Sant Jaume d'Enveja.

El proceso ha sido complejo porque, entre otros aspectos, ha obligado a poner al día el mecanismo de venta que mantenía a los pescadores fuera de la comercialización. La cooperativa dispone de los medios para mantener ejemplares vivos y poder venderles tiempo después. Al fin y al cabo, apuntan consistorio y la nueva entidad, tiene que servir para valorizar las capturas y promocionar el municipio.

La cooperativa y la marca disponen de una página web desde donde se pueden efectuar pedidos y consultas para adquirir angulas vivas, un producto gourmet que los pescadores suelen vender a una media de 250 euros el kilo –precio que se multiplica en los mercados. Las ofrecen a mayoristas, restauradores o particulares. Un salto considerable respecto de hace sólo muy pocos años, cuando el producto capturado artesanalmente en el río y las pesqueras del delta del Ebro –tal y como subraya la nueva marca– era distribuido exclusivamente por los grandes comerciantes.

«Nosotros sólo las pescábamos, nos las compraban y nos olvidábamos de ellas. Con la cooperativa le damos valor añadido, mejoramos la comercialización y el precio, con una repercusión a nuestros pescadores,» asegura a Pasqual Bertomeu, secretario de la Sociedad de Pesca. Los excedentes aportados se pueden conservar y vender meses después, cuando las capturas sean menores.

Pero hasta llegar a la primera venta, cerrada directamente con un comerciante de la zona del Delta el pasado 26 de diciembre, el proyecto ha pasado por unas cuantas sacudidas. De hecho, los pescadores tradicionalmente nunca habían podido entrar en el circuito de comercialización de sus capturas, atrapados dentro de un mecanismo de negociación y asignación de precios en la lonja de Deltebre que se encontraba en manos de un único gran comprador, Angulas Roset. Así, el ganador de la subasta semanal fija el precio de compra de las capturas a lo largo de todo este periodo independientemente de las cantidades que se acaben pescando, hecho que a menudo podía suponer vender cantidades importantes de angulas a precios muy bajos.

Este ha sido uno de los primeros obstáculos que ha tenido que salvar. La intervención de la Dirección General de Pesca ha permitido poner al día este mecanismo y permitir que los mismos pescadores puedan cerrar contratos con otros vendedores, que también valida la Lonja de acuerdo con los precios allí fijados, para poder vender sus propias capturas bajo su marca, como segundo punto de venta.

Así, aunque en la mente de los pescadores de angula las capturas queman en las manos y siguen vendiéndolas, principalmente, poco después de sacarlas del agua –aparte del hecho que su conservación en vivo a lo largo del tiempo acabar produciendo disminución del peso de los alevines–, entienden que la posibilidad de poder vender el excedente o una parte en mejores condiciones de demanda es fundamental para incrementar la rentabilidad de la comercialización. El municipio es uno de los grandes núcleos pesqueros de esta apreciada especie: la Sociedad de Pesca cuenta con 300 socios que anualmente se reparten 131 lugares de pesca.

Apuesta por la comercialización en vivo

El Ayuntamiento de Sant Jaume d'Enveja, según remarca su alcalde, a Joan Castor Gonell, apostó por esta opción desde desde el principio, construyendo una marca propia que vinculara el nombre del municipio en un producto «de excelencia» autóctono, con el objetivo de amplificar la promoción turística y ayudar a los pescadores a obtener un mayor «valor añadido en su producto». Con el tiempo, y después de haber organizado varias jornadas e iniciativas gastronómicas –incluido un convenio con la Fundación Alícia- para explorar la posibilidad de impulsar productos precocinados o elaborados con la angula, la percepción de que difícilmente se podía maquillar la gran diferencia existente acabó marcando el camino hacia el comercio en vivo.

Para hacerlo, el mismo consistorio intentó, desde un primer momento, formar a los pescadores y dotarlos de conocimientos técnicos para hacer elevar el proyecto, partiendo de una experiencia en el Baix Empordà así como cursos de formación en el Instituto Alfacs de Sant Carles de la Ràpita. Las angulas se conservan con tanques de agua donde se administra oxígeno y alimentación, controlando también las condiciones ambientales del espacio. Sólo un pescador intentó establecerse por su cuenta con este método y acabó abandonando.

El relevo reciente a la junta de la Sociedad, explica Gonell, ayudó a dar el empuje definitivo a la creación de la marca y la Cooperativa y la marca, entre finales de 2019 y principios de 2020, con voluntad de empezar a abrir mercado. Han invertido entre 10.000 y 15.000 euros en equipamientos informáticos, marketing y la página web. Utilizan para mantener las angulas las instalaciones que alquilan a un pescador.

Campaña con escasas capturas

Pero aunque las bases del proyecto se han acabado asentando y poniendo en marcha de forma satisfactoria estas últimas semanas, los pescadores ven con preocupación como esta campaña –que se extiende de mediados de octubre en el mes de marzo– las cifras de capturas siguen, de momento, sin acompañar.

Aunque todavía no ha llegado el momento álgido previsto de capturas al río, a partir del mes de enero, Bertomeu explica que tres de las cinco pesqueras habituales están cerradas y sin actividad por|para trabajos de mantenimiento de los sistemas de bombeo o la entrada de agua salada por la lucha contra el caracol maçana. «Confiamos en que ahora en enero podamos hacer algunas capturas y recuperar un poco la normalidad en esta campaña tan mala», apunta.

Unas cifras poco favorables a que, de hecho, se arrastran ya desde hace tiempo dibujando una línea claramente descendente. Así, durante la campaña pasada, según datos de la misma Sociedad, los pescadores de Sant Jaume capturaron unos 300 kilos en total y 260 kilos la 2017-2018, muy por debajo de la media de unos 600 kilos por temporada, según Bertomeu.

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