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Una investigación escolar se convierte en un catálogo de relojes de sol de la Terra Alta

Fernando Chavarria, profesor de l'IES Terra Alta, también recoge en el libro la paremiologia autóctona sobre el tiempo

Fernando Chavarria, haciendo entrega de un ejemplar del libro 'Relojes de sol en la Terra Alta', en l'IES Terra Alta.

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La estupefacción y la sorpresa que causó a los alumnos de Fernando Chavarria su afición por los relojes de sol, se convirtió en una investigación compartida para encontrarlos por todos los pueblos de la Terra Alta. Dos años después, el profesor y físico ha autoeditado un libro donde inventaría el hallazgo, recupera la paremiologia autóctona sobre el tiempo (refranes y frases hechas) y resuelve las tres correcciones posibles para aprender a leer la hora para que encaje con la de nuestros relojes de pulsera. El trabajo de los estudiantes de l'IES Terra Alta y de Chavarria ha permitido localizar más de una treintena de relojes de sol en la comarca. La mayoría fecharían del siglo XX pero algunos, con inscripciones que lo revelan, son del siglo XVII y XVIII.

Cuando Fernando Chavarria, físico astrónomo y profesor de física y química en l'IES Terra Alta, explicó a sus alumnos que era aficionado a los relojes de sol y miembro de la Sociedad Catalana de Gnomónica - fundación creada en 1988 para dar a conocer el patrimonio de relojes de sol de los Países Catalanes-, sus alumnos de 4t de ESO se quedaron estupefactos e intrigados. A partir de entonces, «el tema salía con recurrencia» en las clases de Chavarria, y tiempo después los alumnos le empezaron a llevar referencias de relojes de sol que encontraban a sus pueblos.

Toda esta curiosidad que los transmitió se ha acabado convirtiendo en un libro-catálogo sobre los relojes de sol que han podido localizar en la Terra Alta. El profesor los animó a hacer un trabajo de investigación de final de ciclo y la investigación se alargó durante el verano, cuando ya habían acabado la ESO. Pero los jóvenes se fueron descolgando del proyecto por la exigencia de los estudios postobligatorios y Chavarria ha culminado el trabajo con un libro, que también recoge refranes y frases hechas sobre el tiempo. «Por ejemplo, per Santa Llúcia, un pas de pussa; per Nadal un pas de pardal; o ser més curt que el dia de Sant Tomàs». Hay también de bien autóctonas, como «bordons a la terra, el dia anterra» y es que los 'bordons' es como se conocen en el Ebre las Pléyades, la constelación de las '7 cabritas'.

Símbolo de prestigio social y decorativo, los relojes de sol más difíciles de encontrar han sido los que esconden las masías – hay que tirar el hilo a través de la memoria oral- y también se ha comprobado que muchos han desaparecido por falta de mantenimiento. «Si no han sido repintados se pierden, o se deterioran», ha señalado Chavarria. Algunos sólo conservan la vara y otros se han inventariado a través de fotografías antiguas. Es el caso de un reloj de sol de Can Baró en Gandesa, que se ve en una fotografía de Google, o el del Ayuntamiento de Arnes, que se ha podido constatar que existía por una fotografía del siglo XIX. El único municipio de la Terra Alta donde no se ha podido inventariar ninguno todavía es el Pinell de Brai.

Chavarria también enseña a su libro a saber leerlos para que encaje la hora con la de nuestro reloj de pulsera. En los pueblos había en las iglesias o en los ayuntamientos con función informativa, pero los relojes de sol daban una hora orientativa. «No tenían los requerimientos de tiempo que tenemos ahora. Vivimos mirando los segundos y entonces era muy diferente. No necesitaban tanta precisión. Era otra manera de vivir, otro ritmo», ha recordado Chavarria.

Como existen otros catálogos y recopilaciones de los relojes de sol de Catalunya o de la demarcación de Tarragona, el físico no se ha centrado en el libro en los aspectos técnicos sino que «se acerca a la gente de la Terra Alta, predominantemente rural y de gente sencilla». Chavarria describe de dónde proviene la actual medida del tiempo y analiza los tipos de relojes, más de una treintena, que han localizado en la comarca. Se inventarían con recopilación fotográfica. «Los campesinos normalmente saben la hora que es por la posición del solo respeto a las montañas. Muchos pueblos hablan de la roca o la montaña de mediodía porque sabían que pasaba el sol al mediodía», ha ejemplarizado.

El libro lo ha autoeditado el autor y se encarga de venderlo y distribuirlo, y también tiene otros proyectos por trabajar, como crear una aplicación para localizarlos o una ruta turística.

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