Los episodios de temporales, bastante frecuentes durante la primavera y el otoño, siguen castigando visiblemente los puntos más frágiles de la línea de costa del Delta del Ebro y, en particular, las zonas de la Marquesa, la isla de Buda y el istmo del Trabucador. Nuevamente, la barra ha sido uno de los espacios más afectados, después de la inundación parcial que sufrió a mediados del mes de octubre pasado.
A diferencia de este último caso, en esta ocasión sí que se han producido roturas, aunque todavía se desconoce la profundidad y el alcance exactos. El más importante es de unos 150 metros de anchura y dos más, de menor magnitud, cerca ya de la punta de la Banya. «El viernes por la tarde ya me dijeron que empezaba a saltar el agua por encima de la barra y sábado, que fue lo fuerte del temporal, ya se rompió», apunta Joan Sucarrats, gerente de Infosa.
«Era una historia anunciada: llevamos muchos meses diciendo que la actuación del Ministerio era totalmente insuficiente, que el Trabucador estaba en un estado muy precario y que cualquier temporal, como ha pasado, rompería la barra y nos dejaría incomunicados», ha añadido. A la espera de que se concluya la reparación, los trabajadores de la salinera se trasladan a la explotación y vuelven con embarcación en horario diurno.
Más de un millón de euros invertidos
La empresa, además, teme que, en la situación actual de la barra, un nuevo episodio en los próximos días pueda reproducir o empeorar la situación. Sucarrats cifra en más de un millón de euros los recursos que han destinado para intentar mantener la comunicación terrestre durante los últimos meses. Aparte de la pérdida de beneficios por los pedidos que no se pueden satisfacer y la pérdida de clientes. Según apunta, cada día entre quince y veinte camiones salen cargados de la explotación. «Son muchos recursos y eso tiene un final. No podemos aguantar esta situación», afianza reclamando actuaciones urgentes e instando a la Generalitat a invertir los seis millones de euros presupuestados en actuaciones en el Delta, tal como le ha recordado la Mesa de Consenso.
El gobierno español, por su parte, mantiene que la estrategia de actuar transportando arenas de espacios donde la dinámica deltaica los ha ido acumulando para reforzar los puntos más frágiles puede resultar efectiva a medio plazo. Según han apuntado fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, se trata de recuperar material de la punta de la Banya para actuar en el Trabucador, y de la zona de Eucaliptus en el caso de los cajones de Buda. Consideran que, a pesar de la imagen de las roturas, algunos de estos puntos habrían resistido razonablemente el embate del mar y su reforzamiento puntual podría mínimamente mantener la línea costera durante un tiempo.
De momento, y en la línea de buscar alternativas que hagan viable la actividad salinera dentro de la punta de la Banya, Infosa ya ha presentado ante el Departament de Territori i Sostenibilitat la solicitud formal, acompañada de los estudio ambientales y de dinámica litoral, de la instalación de un pantalán que permita la comunicación marina de las instalaciones a través de una pontona. Un trámite, según Sucarrats, que se puede prolongar unos siete u ocho meses y que no permitiría poner en marcha este sistema antes de 2022, en el mejor de los casos. «El problema de la empresa es mañana: eso está muy bien si alguien nos asegura a corto plazo que tenemos una viabilidad o no servirá de nada», ha cerrado.