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Meteorología

Las lluvias de este año atenúan el riesgo de incendio en las Terres de l'Ebre al inicio de la campaña forestal

Piden extremar la precaución en las zonas donde la vegetación herbácea ha proliferado de forma abundante

Plan|Plano aéreo de la granja del municipio de la Torre de l'Espanyol donde se habría originado el incendio por la autocombustión de gallinaza.

Ribera d'Ebre, incendio, origenACN

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La campaña forestal de este verano en las Terres de l'Ebre arranca con un riesgo de incendio atenuado respeto los últimos años gracias a las lluvias de los últimos meses y la ausencia de episodios fuertes de viento esta primavera. El riesgo potencial de ignición de árboles y matorrales es, ahora mismo, bastante bajo. En cambio, las lluvias han hecho proliferar una gran masa de vegetación herbácea -en páramos, zonas de cultivo y cerca de núcleos habitados- que podría tomar fácilmente. En este sentido, los agentes rurales piden prudencia a la hora de proceder a la limpieza y recuerdan la prohibición actual de hacer fuego. Los bomberos, además, recuerdan que las elevadas temperaturas y la ausencia de precipitaciones en verano puede empeorar la situación, especialmente, de cara al otoño.
Las lluvias de estos invierno y primavera han caído de forma continuada y bien distribuida sobre el territorio, que venía sufriendo una sequía estructural –en algunos casos concretos, la precipitación acumulada no llegaba al 50% de la media. Eso ha ayudado a incrementar el grado de humedad del material combustible hasta niveles de récord, según ha apuntado el jefe de los Agentes Rurales en las Terres de l'Ebre,Miquel Àngel Garcia.

Unos valores que han tenido su visible translación en la estadística de los fuegos registrados hasta este momento. De los 66 incendios y 5.836 hectáreas afectadas el pasado 2019, principalmente por el gran fuego de la Ribera de'Ebre a finales de junio, se ha pasado a ocho incendios y menos de seis hectáreas afectadas. De la activación casi continuada del plan Alfa a lo largo desde principios de la primavera se ha pasado este año a casos muy puntuales por pequeños episodios de viento, uno de los fenómenos más temidos por los bomberos y que, sorprendentemente, no se ha dejado ver durante estos últimos meses.

Pero a pesar de reconocer que el punto de partida de este 2020 es, en cualquiera de los casos, considerablemente más favorable, los responsables de los Departamentos de Interior y Agricultura, así como bomberos y agentes rurales, alertan de que hará falta extremar las precauciones porque las condiciones meteorológicas, con el avance del verano, pueden empeorar y dibujar un nuevo panorama para el otoño, en función también de las habituales tormentas de finales de agosto y principios de septiembre.

Una de las principales preocupaciones, en este sentido, de los responsables de los cuerpos de prevención y extinción es la proliferación de abundancia de vegetación herbácea, tanto en campos de cultivos y páramos como en zonas próximas a núcleos urbanos y viviendas de zonas rurales. A diferencia de los árboles y matorrales, con un potencial de ignición y propagación actualmente bajo, estas hierbas se secan muy fácilmente durante el verano y proporcionan una carga de combustible fino muy elevada, en términos de propagación e intensidad. Especialmente, con los cuatro calores que hemos tenido y los dos últimos días viento, según ha señalado el jefe de la Región de Emergencias de las Terres de l'Ebre, Ricard Expósito.

«El riesgo de incendio, aquí, puede ser superior», admite Garcia. Avisa, además, de que en el actual contexto de desconfinamiento a raíz de la crisis del coronavirus y el desplazamiento de mucha población hacia el entorno rural hay que parar mucha cuenta en las tareas de limpieza o desbroce de esta vegetación herbácea que ha crecido extraordinariamente –en muchos casos, cerca de las viviendas. Garcia pide «máxima precaución» en estos casos y recuerda la prohibición, vigente desde el 15 de junio al 15 de septiembre, de efectuar cremas.

De cara la campaña de este verano, la Dirección General de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento trabaja con la idea de desestacionalizar la cobertura de los fuegos y hacerla extensiva a lo largo de todo el año, también ante la amenaza de los incendios de sexta generación. Su director general, Manel Pardo, ha apuntado que los bomberos han tenido que adaptarse a las condiciones que impone la pandemia de la covid-19, procurando minimizar la exposición de los efectivos en el caso de un incendio. «Trabajamos las emergencias dentro de una emergencia», ha indicado.

Más de 200 efectivos

Las Terres de l'Ebre cuentan actualmente con doce parques de bomberos, siete de funcionarios y cinco voluntarios –en este último ámbito, después de la apertura del de Benifallet el pasado mes de enero. La campaña forestal contará con dieciocho vehículos de agua, 153 bomberos, 36 auxiliares de oficio Forestal y nueve efectivos en el Equipo de Prevención Activa Forestal (EPAF). En el territorio también se ubica un helicóptero bombardero, una base del GRAFO, una base EPAF, una base logística y 1 UMC.

Esta, sin embargo, será la primera campaña sin vigías en las torres de vigilancia, después de que el Govern las decidiera sustituir por videocámaras. Pardo ha precisado que los trabajadores que quieren seguir trabajando en tareas contra los incendios dentro de la estructura de la Generalitat están inmersos en estos momentos en los diversos concursos y procesos laborales para su integración a partir de septiembre. De momento, desde el pasado 15 de junio quince de las torres de vigía ya están equipadas con videocámaras. Según Expósito, los nuevos dispositivos garantizan una vigilancia más «eficaz» y la visión del territorio todo el año, independientemente de las condiciones meteorológicas.

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