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Forestal

Los campos de cultivo evitaron que el incendio de la Ribera d'Ebre fuera diez veces mayor

Los expertos avisan de que sólo un paisaje agrícola vivo puede evitar los megaincendios que traerá el cambio climático

Imagen aérea captada en dron del incendio de la Ribera d'Ebre en la zona situada entre la Palma d'Ebre y Flix donde se puede ver una granja afectada por el fuego.

dron, incendio de la Ribera de Ebro, La Granadella, Bovera, imágenes aéreasACN

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Cataluña pierde diez mil hectáreas agrícolas cada año. En las Terres de l'Ebre se ha pasado de tener menos del 10% de terreno forestal a tener más del 70% pero los fuegos, como insisten se Bomberos, sólo se apagan pronto si afectan «mosaicos agrícolas vivos». El fuego de la Torre de l'Espanyol ha sido la última prueba, como se ha analizado en una jornada de prevención de incendios, este miércoles, con una cincuentena de participantes. Los expertos reclaman políticas para incentivar la económica rural, la gran aliada de los cuerpos de extinción. Cuantifican que habría que recuperar quince mil hectáreas agrícolas anuales por evitar los «mega-incendios» que llevará el cambio climático.

El fuego de la Torre de l'Espanyol habría podido convertirse en una de las peores pesadillas de los cuerpos de extinción y afectar a una zona de casi noventa mil hectáreas. El inspector de los Bomberos, Marc Castellnou, ha explicado que «en la Ribera d'Ebre hay un mega-incendio posible, que empezaría en la zona de Almatret-Riba-roja y con el mistral cruzaría todo el alto de la comarca, el Priorat y se plantaría al macizo de Prades». Este es uno de los hipotéticos fuegos de gran impacto que los Bomberos analizan y simulan a futuro en el contexto del cambio climático y del despoblamiento rural. El incendio de la Torre de l'Espanyol habría podido ser el inicio si no hubiera estado por la labor encubierta de extinción que ayudaron a hacer los campos de cultivo que todavía se mantienen en la zona. «El mosaico agrícola es clave para mantener un paisaje vivo pero sobre todo es muy importante para extinguir incendios forestales», ha recordado Castellnou.

Los Bomberos insisten que el campesino no sólo produce alimentos sino que crea «seguridad para el conjunto de la sociedad» y este es un servicio que con «políticas de país» hay que retribuir. «No se trata sólo del precio del aceite, la viña o los pistachos. Tendríamos que repensar el modelo y como pagar a la sociedad rural el servicio que presta al conjunto de la sociedad», ha insistido Castellnou.

Desde el Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC) cuantifican y diseñan las tareas de conversión que serían necesarias. El objetivo sería recuperar quince mil hectáreas agrícolas cada año para que la proporción de grandes incendios forestales (de más de quinientas hectáreas) se redujera. «El problema se tiene que abarcar como un conjunto y desde diferentes sectores y miradas. Cuando lo simplificamos, es cuando cometen erros. No tenemos que mirar si tenemos suficientes medios para extinguir los fuegos sino que el problema es crear entre todos paisajes resistentes y sostenibles», ha defendido a la investigadora Ruth Doménech.

Los Bomberos, el CTFT, y el IRTA han organizado una jornada con una cincuentena de participantes para analizar sobre el terreno cómo se desarrolló el incendio de la Torre. Teniendo en cuenta que se llegó a picos de calor de 51 grados en Llardecans, se ha repasado como los cultivos a pie de la carretera C-12 sirvieron para hacer contrafuegos y evitar que el fuego avanzara hacia el Montsant y se convirtiera en el temido e hipotético mega-incendio del sur de Tarragona.

Los cultivos, aunque muchos abandonados, limitaron el potencial del fuego a las veinte mil hectáreas y haciendo uso del mosaico agrícola se extinguió con aproximadamente seis mil hectáreas quemadas. «Con el mosaico agrícola que teníamos a finales del 90 habríamos podido dejar incendio en unas mil hectáreas», ha recordado al inspector de los Bomberos. «Este incendio ha cerrado el paso al posible incendio teórico porque lamentablemente ha creado una mancha importante. Lo mismo que hacen las manchas de cultivo a los incendios grandes, hacen los incendios al mega-incendio pero el modelo de país no puede ser esperar que incendio pare otro», ha lamentado Castellnou. «Tenemos que hacer gestión de territorio y crear economía para evitar justamente eso, si no estaremos en una situación complicada los próximos años», ha añadido.

Uno de los obstáculos que también se vivieron al fuego de la Torre de l'Espanyol, y que se puede modelizar para futuros incendios de gran impacto, es que los Bomberos tuvieron que dedicar la primera hora de la extinción a desalojar y evacuar habitantes de la zona afectada. Fue el primer incendio de Cataluña en que se activaron medios aéreos por esta tarea.

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