Diari Més

Campesino afectado por el fuego de la Ribera: «Cada día que pasa, es un año de producción que perdemos»

Enric Prunera saldrá adelante con un tercio de la producción que tenía pero se resiste a dar por perdido el trabajo de toda una vida

El campesino Enric Prunera señalando una de las paredes de su masía que se salvó de las llamas.

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Este miércoles se cumple un mes de la extinción del incendio de la Ribera d'Ebre, el Segrià y las Garrigues. Las últimas semanas se ha trabajado a contrarreloj para inventariar los daños que el fuego provocó a las explotaciones agrarias y ganaderas pero los campesinos empiezan a buscarse la vida porque desesperan con los tempos de la administración y con la incógnita de sí llegarán ayudas directas para ellos. Enric Prunera, vecino de Flix, lleva más de treinta noches pensando y cuantificando como restablecer las fincas quemadas, trece de dieciocho hectáreas de olivos. Quiere salvar su aceite, El Poeta, un virgen extra arbequino con una acidez tan baja que lo hace casi tan único como el logotipo que le dibujó a Josep Maria Subirachs. A Prunera le queda un tercio de su explotación para seguir trabajando la próxima campaña y se resiste a dejar de luchar y abandonar.

Empezar de cero. Esta es la lección que los campesinos y ganaderos de la zona de Flix, la Torre de l'Espanyol, Vinebre, Bovera o Maials, entre otros, han tenido que digerir el último mes, treinta días para ir asumiendo los desperfectos y empezar a planificar como recuperarse. Por edad y falta de relieve, a algunos oír hablar de créditos les provoca vértigo pero se resisten a dar la partida por perdida. Es el trabajo de toda su vida, y en la inmensa mayoría de los casos la de todos sus antepasados.

En la masía que el fuego ha hundido en la finca de Enric Prunera, campesino de Bovera y Flix, sólo ha quedado intacta la pared donde su madre, con 11 años, marcó la mano sobre la escayola y unos escritos del año 1931 donde está apuntada la producción de olivas de aquellas campañas. Prunera se emociona al verla y todavía debate qué hacer de aquello que el fuego le ha arrasado.

No lo quiere dar por perdido pero es consciente de que empezar desde cero supone cientos de mils de euros que no quiere dejar en herencia a nadie. «Estamos en una fase que no sabes qué tienes que hacer. Es como tener un difunto en casa y no sabes si lo puedes enterrar, si lo tienes que tapar... No sé si podemos esperar que la administración ofrezca ayudas porque no sabemos cuándo será», ha lamentado. «Día que perdemos, es un año más que tardaremos a ponerlo en marcha», ha añadido.

La historia de Prunera podría ser la de cualquier otro campesino de la zona. Hasta ahora se producía entre diez y doce mil litros de aceite arbequino ecológico. Lo embotellaba y se buscaba por cuenta propia la clientela. El Poeta tiene muchos fans, entre ellos el diseñador de su logotipo y su familia. Josep Maria Subirachs, pintor y escultor barcelonés, recibía cada año las primeras botellas – ahora Enric las envía a la hija del escultor. Como el contrato de Messi, Prunera consiguió con un papel y una conversación improvisada, un logotipo y un nombre de marca de manos del mismo artista, un privilegio inimaginable para cualquiera. Subirachs, en el dibujo, combinó las raíces agravios de la oliva, el mediterráneo y la bendición divina para un producto que el escultor describió como «poesía líquida».

Primer plano de un árbol quemado con uno de los campesinos de Flix afectados observando la panorámica de la superficie que quemó el incendio.

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