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Agroalimentación

Incertidumbre en el inicio de la campaña del mejillón en el Delta por falta de alimento en las bahías

Los costes de producción se disparan para comprar la cría que muere por el calor y por frenar los depredadores

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La campaña del mejillón ha empezado con incertidumbre en el delta del Ebro. Los moluscos no están creciendo como en otras temporadas. Con un invierno de pocas lluvias y un río Ebro poco caudaloso, el alimento que llega para los mejillones a las bahías de los Alfacs y del Fangar es este año escaso. Las temperaturas suaves de esta primavera tampoco ayudan. «No crece suficiente y como no hace sol y hace fresco, tampoco se crea comer», ha lamentado Miguel Carles, presidente de la federación de productores del Delta, FEPROMODEL. Los precios están estancados pero los costes de producción no dejan de dispararse. Hace años que con las altas temperaturas, en verano, la cría se muere, el año pasado, incluso por primera vez, ejemplares adultos en el Fangar. Para cultivar de nuevo compran a otros países y este año el coste se eleva a casi 2MEUR.

Carles ha explicado que la falta de sedimentos que llegan del río frena el crecimiento del mejillón, un hecho que se agrava con una primavera de lluvias y temperaturas suaves. A esta preocupación se suman los daños que provocan en el sector los depredadores. En los habituales, como las doradas y los sardos, hay añade el cangrejo azul, «más astuto que los peces» y más agresivo, que consigue cortar y atravesar las redes de protección de los viveros y comerse los mejillones y también las ostras. Cultivar hoy en día es bastante complicado. Cada vez hay más cangrejo azul y ataca más», ha lamentado el presidente de FEPROMODEL.

Carles ha señalado que esta situación provoca un aumento de los costes de producción que les hace llegar «muy justos» a mercado, con respecto a precios. La producción esta temporada puede ser corta, posiblemente por debajo de los dos millones de kilos, pero los precios no aumentan. «Se trabaja para que el productor haga más calidad y menos producción, así se paga mejor y se compensa un poco, para que sea más rentable», ha dicho. «El mejillón si tiene carne, tiene su venta garantizada. Si no es lo bastante bueno, aunque sea barato, no lo quiere nadie», ha añadido.

Otro problema que incrementa el gasto de los mariscadores es la muerte de la cría cuando las temperaturas se disparan en verano. Este fenómeno se ha convertido casi en habitual en las últimas campañas e incluso se agravó el verano pasado, con una mortalidad de cría y también de mejillón comercial en la bahía del Fangar. «No había pasado nunca en la historia del sector», ha subrayado Carles. «Hay productores que no pudieron recuperar los costes del año pasado y encima han tenido que comprar cría para este año». De hecho, toda la cría de mejillón del delta del Ebro ha venido de otros países y el coste se aproxima al millón y medio euros en crías de mejillón y al medio millón de euros en crías de ostra, aproximadamente.

«Estamos en un corredor de la muerte», ha advertido al presidente de los musclaires. La arena y los sedimentos del río hace años que provocan tapones en la bocana de las bahías, el agua no se renueva «como toca» y el problema, a diferencia de otros países, no se soluciona. Con la bocana colapsada, la temperatura del agua aumenta más, se mueren algunas crías y se genera «un efecto dominó» que acaba matándolas todas. En el Delta es ya una reivindicación histórica y Carles insiste en la necesidad de crear elementos como son los trabucadors. «Aquí tenemos la peor gestión de un delta, comparado incluso con África», ha sentenciado.

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