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Agricultura

Excelentes previsiones para la cosecha de arroz en el Delta de l'Ebre

Se podrían recoger 140.000 toneladas durante esta campaña

Productores de arroz observan el estado de la espiga en uno de los campos de la Estación Experimental del Ebro.

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Los arroceros del Delta de l'Ebre ultiman los preparativos para empezar una campaña que se prevé excelente. Aunque las recolectoras ya entran en algunos campos, estará a partir de finales de la próxima semana cuando la actividad se empiece a generalizar en el caso de las variedades más tempranas. Este año, las previsiones apuntan hacia las 140.000 toneladas de arroz, un 20% superior al anterior. A diferencia del año pasado, cuando el hongo de la piriculària causó estragos en muchos arrozales, la moderación del calor durante los últimas semanas ha permitido el buen desarrollo de las espigas. Para esquivar los efectos del cambio climático, los arroceros meditan posponer la siega de las variedades de ciclo largo hasta finales de septiembre u octubre, evitando las excesivas temperaturas de agosto. Una nutrida representación del sector ebrense, con participantes de todo el Estado, se ha encontrado este jueves por la mañana en Amposta con motivo de la XXV Jornada de campo del arroz que organiza la Estación Experimental del Ebro del IRTA.

El retraso que experimentó el inicio de la siembra no ha condicionado el desarrollo posterior de la cosecha. La gran preocupación de los arroceros, de hecho, era superar con éxito los episodios de fuerte calor y humedad del mes de agosto, que la campaña pasada diezmó considerablemente la producción. Son los factores que ayudan a propagar el hongo de la piriculària, que seca el tallo de la planta y la parte superior. Este año, las altas temperaturas y la fuerte humedad se concentraron durante la primera semana de este mes. «Durante la segunda semana se suavizaron las temperaturas, aparecieron los vientos de mar y la perspectiva es que la cosecha estará bastante bien», ha subrayado el presidente de Arrossaires del Delta, Jordi Casanova.

Aunque en algunos campos de zonas afectadas por la plaga del caracol maçana –cerca de l'Ampolla- ya han empezado a segar, será a partir de finales de la próxima semana cuando las máquinas recolectoras empiecen a invadir los campos del Delta. Especialmente los que se sembraron con bomba o guara, las variedades más matinales. Aunque, hasta este momento, la apuesta de muchos productores era apostar por tipo de arroz de baja altura y ciclo corto, como forma de combatir el cambio climático, Casanova ha apuntado que el sector estudia seriamente aprovechar el ciclo largo de las variedades que durante los últimos años se han ido imponiendo por todo el Delta, principalmente la llamada JSendra. Una apuesta, ha precisado, que supondría posponer la siega hasta finales de septiembre o principios de octubre.

Defensa ante el cambio climático

«Una de las defensas que podemos tener ante el cambio climático es que, en vez de hacer las siegas al principio septiembre, nos vamos a finales septiembre u octubre, con ciclos más largos, porque saldríamos del fuerte del calor que es el mes de agosto», apunta. Eso permitiría que el momento de maduración de la espiga «quedaría prácticamente dentro de semanas en que se suaviza temperaturas y las noches son más suaves». Un hecho que resulta especialmente importante, recuerda, porque cuando las noches superan de forma continuada los 25 grados y la humedad es fuerte, la planta «está continuamente trabajando», provocándole estrés y castigándola.

Este jueves, el sector ha celebrado su encuentro anual en el marco del XXV aniversario de la Jornada de campo del arroz que celebra la Estación Experimental del Ebro del IRTA. Unas 300 personas, entre productores, representantes de empresas, estudiantes o investigadores, provenientes del Delta de l'Ebre y de otras zonas productoras de arroz del Estado, se han encontrado en Amposta para conocer los proyectos en los cuales trabaja el organismo en la línea de mejorar la productividad y sanidad del cultivo. «Nos esforzamos mucho a la hora de trabajar con aquello que necesita el sector. Estamos al lado de ellos», ha indicado la investigadora del IRTA, Maria del Mar Català. Entre otros aspectos, la Estación Experimental del Ebro estudia cómo las variedades que desarrollan las empresas se adaptan al terreno deltaico en condiciones de estrés, tolerancia a la salinidad, la piriculària o también el caracol maçana. Los resultados de sus proyectos son presentados en una jornada en el mes de febrero.

Catalán, que ha participado en la jornada desde la primera edición, recuerda que muchos de los problemas que entonces preocupaban los arroceros se mantienen, pero también han aparecido nuevos y más complejos. «Tenemos otros problemas como el caracol maçana, temas de cambio climático, que antes eran impensables, ahora se introducen mucho. Pero otros están desde el primer día presentes y que seguimos luchando: enfermedades, salinidad, seguimos conviviendo con ellos. Pero aparecen otros: especies invasoras. Nunca pensaba que trabajaría con caracol maçana, una plaga que hace 25 años conocía que estaba Asia. Y al final lo hemos tenido. Nos vamos adaptando a las necesidad del sector», ha cerrado. En adelante, la jornada de campo se volverá bianual, según ha anunciado la misma Catalán.

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