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Mossos y testigos|testimonios destacan la despreocupación del acusado después de matar a dos jóvenes en Amposta

Juzgan a Manuel Vicente Pérez Cases, el conductor que provocó el accidente invadiendo el sentido contrario de l'N-340 y dio positivo por consumo de cocaína

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Había acabado de impactar su furgoneta, haciendo recta una curva de la carretera N-340 e invadiendo el carril contrario, contra la motocicleta en la cual circulaban correctamente Manel y Emma –de 18 y 15 años-, que acabaron muriendo. Pero a pesar de la brutalidad del accidente y sus consecuencias, Manuel Vicente Pérez Cases no se mostró afectado por estos hechos, sino que insistía en revisar los daños de su vehículo y exigía poder marcharse rápidamente en su casa. La prueba efectuada por los Mossos, a pesar de los «impedimentos» que puso para efectuarla correctamente, concluyó que había consumido cocaína. Pérez acabó siendo detenido la misma tarde del 22 de diciembre de 2016 en Amposta. Desde este lunes por la mañana, se lo juzga por dos presuntos homicidios por imprudencia grave conduciendo bajo el efecto de las drogas. Agentes y testigos presentes en los lugares de los hechos han coincidido en recordar su actitud de total «despreocupación», «falta de empatía» y nerviosismo del acusado, que declaró ante la jueza del Penal de Tortosa este martes.

«¿Has visto lo que has hecho, que has matado a dos personas? Él hablaba por teléfono. No me dijo nada». Así se dirigió al acusado, justo después de que se produjera el siniestro, el conductor que circulaba justo detrás de la motocicleta de las víctimas –lo hizo durante cinco o diez minutos y ha certificado que conducían correctamente y con el casco puesto. Él vio como la furgoneta de Pérez –que venía desde Sant Carles de la Ràpita en dirección norte- no va hacía el trazado de la curva, envía el carril contrario y chocaba directamente contra los jóvenes, sin que efectuara ningún volantazo ni ninguna maniobra evasiva posterior. Todos los testigos que tuvieron contacto aquel día han corroborado esta actitud «extraña», en palabras de uno de los Mossos que acudió de servicio al lugar de los hechos. «Este nivel de despreocupación no lo había visto nunca. No se lo veía afligido ni deprimido», ha remarcado el mismo agente. «Estaba ido y no atendía a nuestras indicaciones», ha revelado otro policía. «No percibía la gravedad de la situación», ha insistido.

Adicionalmente, el estado de «nerviosismo», «inquietud» y «excitación» que mostraba para abandonar el lugar –adujo que tenía que llevar unos regalos de Reyes a sus hijos y se tenía que marchar- hizo sospechar a los Mossos que podía encontrarse bajo la influencia de sustancias estupefacientes. Después de practicarle el test de alcoholemia, que dio negativo, los agentes procedieron a efectuar el de drogas, tal como se preceptivo en los casos de accidente. Una prueba que se«alargó», según el mosso responsable de efectuarla, porque el acusado ponía «bastantes impedimentos». Aducía que tenía lo boca seca y no salivaba para poder aportar uno muestra válida. «Intentaba dilatar la prueba», ha añadido. El hombre abandonaba la furgoneta policía y pedía agua para beber. Finalmente, cuando pudieron concluir el test con resultado positivo por cocaína, confirmado posteriormente por el laboratorio, no pidió ninguna prueba de contraste –habitualmente análisis de sangre. Pérez fue detenido en Amposta donde había acompañado el conductor de la grúa que trasladaba su furgoneta.

Las declaraciones de los testigos a lo largo de la primera sesión del juicio oral este lunes por la mañana han corroborado, en gran medida, el contenido de los atestados policiales y las posteriores declaraciones ante el juzgado de instrucción de Amposta. Los agentes de Tráfico de los Mossos, entre los cuales los encargados de elaborar el atestado del accidente, han asegurado que la furgoneta que conducía al acusado invadió el sentido contrario de forma -progresiva -«no hizo la cobra y siguió recto», ha dicho uno de ellos-, sin que intentara ninguna maniobra evasiva o frenara. También han descartado que la invasión del carril opuesto tuviera como origen una rueda pinchada en marcha: uno de los neumáticos habría reventado como consecuencia del impacto contra la motocicleta, y no antes. Tanto los mossos como los testigos han remarcado que aquel día había perfecta visibilidad y no hacía viento que pudiera alterar las condiciones de conducción. Uno de los agentes ha apuntado que el desplazamiento del carril y la distracción del conductor estarían en el origen del siniestro. El conductor acusado, por el contrario, les aseguraba el mismo día de los hechos que la moto «se le había tirado encima».

El testimonio de un dentista

El abogado del acusado, Ramon Martínez, ha sido el único a valorar la primera jornada de vista oral y lo ha hecho de forma «positiva» para los intereses de su cliente. La defensa ha impugnado no sólo el procedimiento de toma de muestras para la prueba de consumo de drogas porque, considera, se han revelado «irregularidades». También pone en duda la cadena de custodia de estas pruebas: aunque el mosso responsable lo ha mostrado a la vista, el documento que lo acredita no habría sido incorporado formalmente al procedimiento. De cada este martes, la defensa ha citado como testigo-perito un dentista que, según asegura, extrajo dos piezas dentales y practicó una ortodoncia a lo acusa dos días antes del accidente. «No es nuestra prueba principal, pero ver si la anestesia de la extracción podría afectar al resultado que salió», ha indicado. También llevará a un médico forense para intentar acreditar que su cliente sufre una enfermedad que sería incompatible con el consumo de cocaína. Otro perito de la defensa planteará la posibilidad de que la invasión del carril contrario podría haber sido consecuencia de una rueda reventada. También están citados el agente de los Mossos que efectuó el informe pericial sobre el accidente y los peritos de las acusaciones.

A pesar de lamentar la muerte de los jóvenes, Rodríguez ha mostrado su sorpresa por las protestas de amigos y familiares de las víctimas reclamando una pena mucho más dura a los cuatro años que pide Fiscalia. «El Código Penal establece un máximo de cuatro años. Me parece injusto que se pueda reprochar al Fiscal que pida eso: pide el máximo. Nosotros pedimos la absolución», ha apuntado. El abogado ha revelado que han intentado llegar a un acuerdo con las acusaciones particulares antes del juicio pero estas han rechazado el pacto. El acusado se encuentra en prisión preventiva desde julio del pasado 2017, cuando una patrulla de la Guardia Civil lo interceptó conduciendo en Teruel después de que le hubiera sido retirado judicialmente el permiso de conducir a raíz del accidente. A pesar de todo, la vista oral en el juzgado de lo penal de Tortosa no valorará finalmente estos hechos porque pertenecen a otra causa posterior a que ha sido sentenciada.

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