Diari Més

Pesca prohibida hasta el otoño para frenar el nuevo foco de caracol maçana en el Ebre

Submarinistas del GEAS de la Guardia Civil participan en las prospecciones en Miravet, de donde se han extraído hasta este momento un total de 24 adultos y unas 200 postas

Un submarinista de la Guardia Civil, en primer plano, durante las prospecciones de este martes por la mañana en el Ebro, en Miravet. Imagen del 18 de julio de 2017

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Pesca fluvial prohibida en el tramo afectado por el caracol maçana, limpiar la vegetación y efectuar prospecciones regulares, como mínimo, hasta el otoño. Estas son las principales medidas del programa de trabajo que el Departamento de Agricultura y la Confederación Hidrográfica del Ebre (CHE) han acordado para combatir el nuevo foco de la plaga detectado a finales de junio al margen izquierdo, a la altura de Miravet (Ribera d'Ebre). Se añadirán a la instalación de una valla con malla que, finalmente, ante las dificultades que presenta este tramo de cauce, será flotante. Todo tiene que ayudar a impedir que el gasterópodo invasor se acabe esparciendo a partir de este punto, evitando que llegue a la captación de los canales de regadío al azud de Xerta. Este martes, submarinistas del GEAS de la Guardia Civil han participado en las prospecciones. De momento, se han extraído de la zona 24 ejemplares adultos y 236 postas.

Parar que el caracol se haya dispersado desde Miravet se ha convertido en el gran objetivo de la Generalitat y la CHE en su tarea conjunta para evitar que pueda acabar esparciéndose por los canales de regadío del curso inferior del río. Si la semana pasada, y cerca una reunión técnica entre representantes de las dos administraciones, se decidió instalar una barrera de malla para aislar el tramo demarcado, la realidad de este espacio ha obligado a cambiar de idea. «Es muy complejo y no lo podremos llevar a cabo», ha apuntado a la responsable de navegación del organismo de cuenca, Elena Pérez. Así lo ha confirmado también el Departamento de Agricultura, que ya había comprado el material necesario. La zona tiene excesiva profundidad y corriente para que esta instalación sea efectiva. La valla, finalmente, podría ser discontinua y, en el resto de espacios, flotante. Unos extremos que se tienen que acabar de estudiar.

Al margen de eso, la Generalitat ya ha aprobado una resolución prohibiendo la pesca en el tramo comprendido entre 500 metros aguas arriba y 1.000 metros aguas abajo de la zona infectada. En este mismo espacio, los técnicos han planteado retirar todos los macrófitos y vegetación fluvial de este tramo infectado, para poder dejar sin alimento el gasterópodo invasor. Eso se combinaría con una tarea intensiva de prospección y retirada tanto de ejemplares como de postas. La CHE se ha comprometido a garantizar dos días a la semana. La Generalitat, a través de Agricultura, Forestal Catalana y el Idece, es partidaria de que estas operaciones sean diarias, como mínimo, hasta que se deje de encontrar adulto y postas durante un tiempo, momento a partir del cual podrían pasar a ser semanales o quincenales. «No podemos dejar de seguir prospectando y sacando postas y caracoles», ha sentenciado el director territorial del Departamento de Agricultura, Ferran Grau, consciente de que la declaración de este foco se ha convertido en una «pesadilla» para el sector productivo del delta del Ebre. «Si no nos lo tomamos seriamente llegará un punto que será difícil de tratar y las cuestiones subvencionables será difícil llevarlas a cabo», ha avisado.

En este sentido, y con el apoyo también de personal de las comunidades de regantes, complementará las jornadas de trabajo en el río con las planteadas por la CHE. Una vez se descarte la presencia en las prospecciones, se irían espaciando. A pesar de eso, según Pérez, se tendrían que mantener hasta septiembre u octubre, cuando por la temperatura del agua los caracoles se empiezan a soterrar. Aparte de la retirada en el mismo foco demarcado, las prospecciones abarcarían el mencionado tramo entre 1.000 metros aguas abajo y 500 aguas arriba. Es el mismo espacio sobre el cual la generalidad ha emitido una resolución prohibiendo totalmente la pesca. Por su parte, el Idece se encargaría de hacer inspecciones, como mínimo quincenales, desde este punto y hasta Tortosa, para comprobar que no se acabe dispersando. «No podemos bajar la guardia porque el próximo año tendremos que volver a mirarlo», ha añadido Grau, a quien ha pedido al Ministerio de Agricultura que se encargue de coordinar las actuaciones previstas, para poder disponer de calendario y recursos a la hora de actuar.

El problema de los ejemplares juveniles

Este martes por la mañana, y de forma puntual, submarinistas del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil oscense han ayudado en las prospecciones. Han conseguido extraer tres ejemplares, de los cuales uno juvenil, del fondo del cauce fluvial, trabajando con los técnicos de la empresa Paleoymás, contratada por la CHE, que han retirado una quincena de postas. De momento, ha asegurado a Pérez, las actuaciones efectuadas durante las últimas tres semanas, a partir del momento que la Agencia Catalana del Agua dio a conocer la existencia del foco, han permitido reducir el número de ejemplares y postas encontradas. A estas alturas, son 24 los ejemplares y 236 las postas localizadas en este punto. Las prospecciones buscan y marcan las postas durante el día para proceder a detectar a los adultos durante la noche, en el momento que las hembras salen del cauce fluvial y los macròfits donde se esconden durante el día, para poner los huevos. A pesar de esta tendencia descendente y la constatación, todavía provisional, que el foco no se ha dispersado ni hacia arriba ni hacia abajo, la responsable de la CHE ha recordado el problema que supone el tiempo que los invasores traen a la zona, más de un mes, ha propiciado que muchas de las postas iniciales –con una media de unos 500 huevos cada una- ya hayan eclosionado. Eso focaliza ahora el problema en la necesidad de retirar los ejemplares juveniles nacidos en este mismo tramo, muy pequeños y que se ocultan entre los macròfits.

Los técnicos ya no tienen dudas sobre el origen de este foco: «no ha llegado por si solo», sostiene Pérez. «Ha sido fruto de un acto vandálico o utilizado por los pescadores como cebo vivo», a pesar de, recuerda, que el código penal prohíbe esta práctica, como también la tenencia, el transporte y la comercialización. El tramo ahora demarcado es lo mismo, han precisado, dónde apareció una primera colonia introducida el año 2014. Entonces, se dio por extinguida después de varias prospecciones. Según Pérez, sin embargo, las condiciones que encuentra en este espacio concreto para procrearse y expandirse son ideales: «la temperatura es elevada, oscila entre 20 y 35 grados, desde mayo a octubre cuando se reproduce. Tiene alimento, se alimenta de vegetación acuática y macrófitos, y es una zona con poco corriente, que es lo que requiere: zonas no estancadas pero con poco corriente que es lo que encontramos en este margen izquierdo del río. En el otro lado de la derecha es difícil porque el agua tiene una velocidad mayor», concluye.

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