Diari Més

Efectividad prácticamente total del primer tratamiento del año contra la mosca negra en el Ebro

Los técnicos del COPATE detectan una densidad larvaria baja de salida y volverán a muestrear el río dentro de unas tres o cuatro semanas, si el caudal lo permite

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Efectividad prácticamente total del primer tratamiento con BTI de la temporada contra las larvas de mosca negra en el tramo final del río Ebro. Los muestreos posteriores a la aplicación del insecticida biológico, que tuvo lugar el pasado jueves por la mañana, han revelado casi la ausencia total de larvas a los macròfits. Los técnicos del Consorcio de Políticas Ambientales de las Tierras del Ebro (COPATE) habían detectado previamente una densidad larvaria baja y desigual a los diferentes puntos de muestreo en el tramo catalán del río. De hecho, según el director técnico del organismo, Raül Escosa, la importancia de este primer tratamiento, de los seis que se han programado, radica en el hecho de poner el contador a cero para hacer frente de forma efectiva en la campaña de tratamientos de esta primavera y verano. Si los caudales del río lo permiten, la próxima prospección tendrá lugar de aquí unas tres o cuatro semanas, coincidiendo con el ciclo larvario del insecto.

La elevada eficacia de este primer tratamiento es relativa, según admite el mismo Escosa. «La densidad larvaria es baja pero diversa», apunta. Así, de los siete puntos de muestreo y tratamiento, las cifras más significativas de presencia de larvas de mosca negra –en el muestreo previo efectuado el 1 de marzo- correspondían a Bítem-Tortosa, con 23 larvas por kilo de macrófito, y Tortosa y Amposta, quince. En los cinco puntos restantes oscilaban entre una y tres larvas. Al día siguiente del tratamiento, el pasado viernes, los muestreos revelaron la inexistencia de larvas en prácticamente todos los puntos, a excepción del azud de Xerta-Bítem, donde seguía apareciendo una larva, el mismo número que diez días antes.

En realidad, la importancia de esta primera actuación, apunta al responsable técnico del COPATE, es la de «sincronizar», «hacer un punto y aparte, uno resed» de los tratamientos, para poder efectuar nuevos muestreos cada tres o cuatro semanas, cuando se completa el ciclo larvario de la mosca negra, para poder atacar las sucesivas generaciones de mosca negra que se reproducen en el río. La efectividad de estas operaciones, sin embargo, depende en buena medida de su regularidad.

Durante los últimos años, la gestión de los embalses por parte de las empresas hidroeléctricas ha condicionado negativamente la gestión de la plaga. La previsión de picos de caudaleso procedentes del deshielo en la parte alta de la cuenca ha supuesto, a menudo, el mantenimiento de caudales elevados durante largos periodos de tiempo en primavera. Escosa recuerda que, a partir de los 300 o 400 metros cúbicos en el tramo final resulta complejo efectuar los tratamientos, tanto para la aplicación del producto como a la hora de efectuar las prospecciones. «Nos podemos encontrar periodos largos, de dos o tres meses, sin poder acceder al río ni poder trabajar. Eso complica el posterior control de las poblaciones de mosca negra. Este año no sabemos qué pasará: cada año es diferente», sentencia.

Aparte de los tratamientos a los siete puntos a lo largo del tramo catalán del río, el pasado jueves los técnicos del COPATE también efectuaron una aplicación manual de insecticida biológico en el tramo del meandro de Flix (Ribera de Ebro), donde se ha detectado una pequeña zona con corriente de agua muy próxima al pueblo adecuada para el desarrollo de larvas de simúlids que podrían acabar provocando molestias a la población.

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