Diari Més
Berta Ramos

Periodista

Historia

«La primera agrupación de vecinos fue clandestina»

Es autora del documental 'El movimiento vecinal en Tarragona: 1964-1979'

La periodista Berta Ramos este lunes en el Balcón del Mediterráneo de Tarragona.

«La primera agrupación de vecinos fue clandestina»Gerard Martí

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—Cómo surge la idea de hacer este documental?

—Este es un trabajo que resume la investigación que han hecho Montserrat Duch, catedrática de Historia Contemporánea de la URV, y el investigador y antropólogo Francisco Bardají.

—-Y qué nos explica?

—Empieza en los años 50, recordando que la ciudad de Tarragona entonces era una capital provincial pequeña, con poco más de 30.000 habitantes. A continuación se explica cómo el régimen franquista impulsó la primera industrialización y como eso tuvo un efecto llamamiento, llevandoa la ciudad a un gran número de emigrantes. Pero no había bastantes equipamientos para acogerlos y así es como nacieron barrios como Torreforta, que es el más antiguo. El vídeo sigue explicando las condiciones de vida tan duras de estos nuevos habitantes, que incluso se construyeron sus propias casas. No había agua ni alumbrado, ni escuelas, ni servicios de salud. Hace unos días presentamos el documental a Bonavista y una vecina del barrio se emocionó recordando cómo iban con el farcellet de la ropa suciahasta la Canonja para lavar la ropa en una fuente, y después volvían al barrio.

—Y en este contexto surgen las primeras asociaciones de vecinos.

—Sí, a la mayoría de barrios de Ponent las condiciones eran las mismas. Desde 1964, que se forma la primera agrupación en Bonavista, hasta 1979, que se celebran las primeras elecciones municipales democráticas, surgen catorce. Y también la Federación de Asociaciones de Vecinos de Tarragona (FAVT).

—Explicáisque la primera de todas fue clandestina.

—Sí, la primera asociación de vecinos legalizada fue la de Bonavista de 1969, pero al 64 se forma una comisión por reivindicar los derechos más básicos. Se le llamó la Comisión de los 15, y era absolutamente clandestina. Después, a pesar de estar legalizadas, pasaba a menudo que las reuniones se tenían que disolver porque no se habían pedido los permisos para reunirse, o se superaba el número de personas que se podían encontrar. Esta era la realidad: estaban desprotegidos, desafiaban la carencia absoluta de derechos y al mismo tiempo el régimen los apretaba, privándolos de actuar.

—Así y todo, consiguieron lo que necesitaban?

—Ni mucho menos. Fueron arrancando del ayuntamiento franquista alguna mejora, pero todo fue muy precario. Hasta que el 1979 Josep Maria Recasens gana la alcaldía y empieza a hacer un trabajo muy intenso en los barrios, empezando por cosas tan básicas como la asfaltada de Bonavista. Comodice Ana Arjona, uno de los testimonios que entrevistamos para el documental, «En Bonavista todo ha costado mucho».

—Qué papel jugaron las mujeres en esta lucha?

—Como a colectivo, tenían un papel secundario, haciendo de amas de casa y cuidando a los hijos. Pero también hubo mujeres como Ana Torres o Magdalena Garrié de Bonavista que se pusieron al frente, al lado de los hombres. Después, en otros barrios como Riuclar o Sant Salvador, las mujeres fueron las que empezaron la lucha. Como ellas estaban en casa, eran las que sufrían más las carencias. Las mujeres de Riuclar, por ejemplo, hicieron manifestaciones cortando la carretera de Tarragona en Reus, porque atravesarla era muy peligroso, y había habido accidentes mortales. Y en la Floresta hubo durante muchos años una torre de alta tensión en medio del barrio, y hubo gente que se electrocutó. Imagínate tener los niños jugando por allí.

—En sus conclusiones, Duch y Bardají hablan de un «modelo de éxito».

—Sí, porque estamos hablando de un movimiento muy temprano, y que se extiende hasta el centro de la ciudad. Además, enseguida vieron la necesidad de formar la Federación. También es importante destacar que estos movimientos vecinales tuvieron el impulso de los partidos de izquierda que luchaban contra Franco, así como de los católicos progresistas, jesuitas como Francesc Xammar o gente de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), como Domingo Camaño o Ángel Ariño.

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