Actualizada 06/10/2022 a las 20:57
Al cabo de poco tiempo, conseguiría trabajo en un restaurante, pero el hecho de tener que dormir en la calle le pasó factura. Una semana después, una neumonía la incapacitó para seguir trabajando. «Sin casa, no tengo trabajo. Sin trabajo, no tengo casa», lamenta.
Sònia se ha convertido en una integrante más del ecosistema social de la estación de autobuses. Los agentes de los cuerpos de seguridad ya no la interrogan, sino que la saludan con una sonrisa. Un bocadillo, una botella de agua, una lata de refresco o un pequeño donativo son todo el salario que percibe por su trabajo oficioso.
«Yo no pido nada ni molesto a nadie. Yo soy así. Me sale de dentro. A mí, un 'gracias' ya me satisface. No todo se hace por la pasta. Hago, es verdad, porque a veces me dejan el cambio, pero no lo es todo», detalla Sònia. «La gente me conoce. Están tranquilos conmigo, yo no robo. Soy pobre, pero honrada», añade.
En esta situación, a Sònia le gustaría que la contrataran como revisora del parking y ni siquiera pide un sueldo. «El Ayuntamiento tiene pisos económicos. Que me pongan uno y yo retiro la caja del dinero. Quiero trabajar a cambio de un piso y de comer, no pido nada más», señala.
Unos meses malos
La vida de Sònia cambió para siempre hace cuatro años: la pérdida del trabajo, un divorcio y la muerte de un hijo de sólo ocho meses la sumieron en una profunda depresión por la que requirió ingreso hospitalario.
Al salir, conoció a su actual pareja y, juntos, ocuparon un piso en Tarragona, movidos por la necesidad de disponer de un techo bajo el cual dormir.
En estos momentos, Sònia tiene previsto regularizar su situación en la ciudad y seguir buscando soluciones. «Espero que me llegue un regalo del cielo divino y que tarde poco, ya. Tengo manos y pies para trabajar. Habrán sido unos meses malos, mira por dónde», concluye.
Por favor que alguien ayude a esta persona a vivir dignamente ya que ella quiere un trabajo como necesidad principal y parece ser que a los que quieren trabajar y necesitan ayuda se les presta menos atención que a los que no quieren dar palo al agua
Denunciar ResponderAra que la EMT obre una vorsa de treball, seria una bona oportunitat per a aquesta dona. Feu-ho possible de fer-li arribar si teniu els mitjans, si us plau.
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Tenéis toda la razón del mundo, la pobre Sonia no solo es una super honrada pobre mujer, no. Es una auténtica borracha, nadie le sonríe, al moro con el que vive en la calle o duerme en el parking catalogarlo de pieza, es poco. En su puta vida han trabajado y un súper árticulo escrito por uno que no sabe de qué va la vaina y así nos va, que viva la izquierda de Tarragona y nada, vamos a mantener a otro parásito más, o dos, que para el caso es lo mismo.... Ánimo, venga los de la EMT a darle fanenica a la pobrecita....
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