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Sostenibilidad

La aplicación gradual de la Zona de Bajas Emisiones en Tarragona se inicia el 1 de enero

El primer año no habrá sanciones, pero se instalarán las señalizaciones y se empezará a concienciar los conductores

Imagen gráfica de las dos primeras fases de la Zona de Bajas Emisiones en Tarragona.

La aplicación gradual de la Zona de Bajas Emisiones en Tarragona se inicia el 1 de enero

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La implantación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en Tarragona será el 1 de enero de 2023 y tendrá un proceso gradual. Durante el primer año se señalizará su ámbito y se llevará a cabo el proceso informativo y de concienciación para los conductores, pero no se pondrán sanciones, las cuales llegarán en el futuro mediante la detección de los vehículos contaminantes no permitidos por parte de cámaras y agentes policiales.

El objetivo es limitar el acceso para descongestionar el centro y reducir la contaminación. Las fronteras del espacio restringido las marcarán los límites de la PartAlta, los ensanches, los barrios marítimos, las vías del tren, la calle Vidal i Barraquer, la avenida de la República de Argentina, la avenida Catalunya y el paseo de Torroja.

«La aplicación de la ZBE será ambiciosa, progresiva y tan consensuada como sea posible», destacó al consejero de Territorio y Movilidad, Xavier Puig. En la Comisión Informativa de Territorio, Sostenibilidad y Seguridad de este jueves, Puig informó alos grupos políticos municipales el punto en que se encuentra la ZBE, la cual tiene que estar implantada a inicios de 2023 en las ciudades de más de 50.000 habitantes, según indica la ley de cambio climático.

El consejero manifestó que «la implantación de la ZBE casa perfectamente con la visión que tenemos desde el gobierno de caminar hacia una ciudad con mayor protagonismo del peatón y la movilidad sostenible. Acciones como la peonització de calles, la creación de parkings disuasivos, la construcción de carriles bici y la implantación del ciudad 30 son ejemplos claros de esta visión».

Por este motivo, el espacio de la ZBE delimitará la mayoría del centro de la ciudad. «Podríamos optar por hacer sólo la PartAlta, si quisiéramos minimizar esfuerzos, pero, como gobierno, hemos decidido coger todo el centro y compartirlo con el resto de grupos municipales. Queremos dar margen suficiente para replantearlo, aunque creo que todo el mundo lo ha visto bien, ya que nadie ha hecho ninguna objeción», señalaba al consejero de Movilidad.

El próximo 1 de enero se señalizará la zona correspondiente a la fase 1, pero desde el equipo de gobierno se ha impulsado la delimitación de una zona más amplia para una futura segunda fase, la cual comprendería la zona del Hospital Joan XXIII y todo el espacio céntrico urbanizado hasta el río Francolí.

«Estamos haciendo una previsión de futuro con las fases 2 y 3, para las cuales no hay fecha de implementación. Estas fases pueden variar, pero es bueno prever cómo se puede evolucionar porque la posibilidad de crecimiento es real», comentó la técnica de la consultora especializada en movilidad Doymo, Sandra Estrella. La tercera fase, según expresó Puig, incluiría el resto del municipio, a excepción de los polígonos industriales y los barrios aislados.

Doymo está llevando a cabo diferentes tareas. Por una parte, prepara la documentación necesaria de cara a próximas convocatorias de ayudas europeas. Por otra parte, está redactando un borrador de la ordenanza municipal que revolvió la ZBE. También está trabajando en la elaboración del pliego de condiciones para licitar un proyecto integral por implantar la solución tecnológica de la ZBE que incluye la instalación de cámaras, la plataforma integrada de control de autorizaciones e información para el usuario, entre otros.

La clasificación de vehículos por su nivel de emisiones se diferencia en cuatro modelos (con sus correspondientes etiquetas) en función del motor, el combustible y la antigüedad. Los titulares de vehículos más antiguos y contaminantes no recibirán ningún distintivo ambiental. Sin embargo, «no es obligatorio tener la etiqueta en el vehículo, ya que los dispositivos que se implantarán leen la matrícula», explicó Estrella.

Fases de estudio

Se ha llevado a cabo un estudio del control de la calidad del aire de manera localizada en varios puntos de la ciudad. Las conclusiones de este estudio son un dato importante para la delimitación de la ZBE y, al mismo tiempo, una referencia de cómo evolucionan los niveles de contaminantes derivados del tránsito rodado en función de las medidas que se vayan implementando: reducción de vehículos más contaminantes, potenciación de la movilidad activa (a pie, en bicicleta o patinete) y el transporte público.

La ZBE se ha dibujado en función de un mapa de capacidad acústica, un mapa estratégico de ruido, las zonas de implantación del estacionamiento, la jerarquía vial y su intensidad media diaria y los aparcamientos disuasivos. Además, se ha realizado un estudio para conocer la tipología de vehículos actuales que circulan por la futura ZBE. Hoy día, un 63% de los vehículos censados en el espacio cuentan con un distintivo ambiental, mientras que en todo el municipio el porcentaje sube a 66%.

Por otra parte, el Ayuntamiento ha situado seis sensores por toda la ciudad para valorar a lo largo del tiempo el efecto de la reducción de vehículos contaminantes para el medio ambiente. Además, Tarragona se ha adherido a la Red de ciudades por una movilidad de bajas emisiones, promovida por Oviedo y la Coruña, a la cual ya pertenecen ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia.

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