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Vecinos de la calle del Mar de Tarragona se quejan por la suciedad de un edificio abandonado

La casa es un foco de palomas, roedores e insectos que afecta el edificio del lado

Dos aspectos del edificio problemático, en la calle de Mar, que causa inconvenientes a los vecinos.

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Los propietarios y vecinos del edificio de la calle del Mar número 34 sufren toda una serie de inconvenientesa causa del estado de abandono en que se encuentra el edificio de su lado, que se ha convertido en una guarida de palomas, insectos, roedores y animalillos de todo tipo. Tanto la comunidad de propietarios como los administradores de la finca afirman haberse quejado en varias ocasiones al Ayuntamiento, sin que hasta ahora se les haya aportado ninguna solución. Los vecinos se plantean, a horas, de ahora, pedir una exención del IBI si las condiciones en que tienen que vivir continúan así.

Según un escrito de la empresa que administra la finca habitada, Finques Hernández Socias, se indica que «la comunidad sufre desde hace años la insalubridad generada en el edificio de la calle del Mar, 35 aparentemente abandonado, la proliferación de roedores, palomas muertas, etc., y añade que «se ha solicitado en el Ayuntamiento la necesidad de comunicar a los propietarios el mal estado en que se encuentra la finca e instar el tapiado o bien restaurar las ventanas para evitar que se metan las palomas y las ratas», afirman.

Inacción

Con todo, del que se quejan es de la inacción municipal. Los administradores explican que «la última vez que se solicitó cita en la Oficina Municipal de Atención Ciudadana (OMAC) para pedir información, nos dijeron que estaban intentando localizar a los propietarios del inmueble, que cuando se sepa alguna cosa nos contestarían mediante una instancia.» Sin embargo, todavía no saben nada.

Magí Marquès, presidente de la comunidad de propietarios del edificio afectado, corrobora las afirmaciones de los administradores, y añade que los problemas empezaron hace unos diez años, cuando se marchó el último ocupante de la casa, la número 35, y el edificio se quedó vacío. Desde entonces lo han ocupado las palomas, los roedores y los insectos, generando un ambiente de suciedad difícil de soportar para los vecinos. «Tenemos que tener siempre las ventanas cerradas para evitar las palomas y las cucarachas», explica Marquès. «Hace años cubrieron la fachada con una red verde y allí se quedó, pero nunca se ha emprendido una limpieza a fondo».

Marquès coincide en el hecho de que el OMAC sólo los informa de que el asunto está en trámite, pero no han visto ninguna solución. Por eso han hablado con las fincas de la posibilidad de pedir, como mínimo, una exención del Impuesto de BienesInmuebles (IBI).

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