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El proyecto del Banco de España aplaza el inicio de las obras y de entrada tendrá un sobrecoste de 2,3 millones de euros

Aunque el Ayuntamiento ya tiene terminado el proyecto ejecutivo, un refuerzo estructural imprevisto ha hecho disparar el coste, por el que habrá que buscar financiación extra

El Banco de España hace más de 17 años que está cerrado y tendrá que esperar todavía más para volver a tener actividad a su interior.

El proyecto del Banco de España aplaza el inicio de las obras y de entrada tendrá un sobrecoste de 2,3 millones de eurosGerard Martí

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La transformación del Banco de España en el Banco de la Ciencia y el Conocimiento está en peligro o, como mínimo, no se hará a corto plazo. Las obras tenían que estar terminadas y pagadas en un 70% el próximo 20 de noviembre con el fin de no perder la subvención de 1,9 millones de euros de los fondos europeos FEDER, pero no se llegará a cumplir el plazo. A pesar de tener listo el proyecto ejecutivo de las obras –se querían licitar la semana pasada–, estas no pueden empezar por culpa de problemas estructurales en el edificio. Esta es la conclusión de un estudio entregado al Ayuntamiento de Tarragona el pasado 5 de junio. El refuerzo estructural supondrá un sobrecoste de 2,3 millones, cifra que hace ensartar el coste total hasta los 7,2 millones, ya que el presupuesto del proyecto inicial era de 4,9. Estos 2.290.850 euros de más implican, de momento, el aplazamiento de las obras de transformación. Para no perder la subvención del FEDER, el consistorio ha tramitado ya una prórroga. Por otra parte, tiene la intención de recurrir a otras ayudas, como los Fondos Next Generation, ya que se quiere evitar destinar una suma desmesurada de dinero proveniente de las arcas municipales y comprometer otros proyectos en la ciudad.

El Banco de España, un Bien Cultural de Interés Local (BCIL), hace más de 17 años que no tiene ningún uso y tendrá que esperar un tiempo más –indeterminado– a fin de que vuelva a tener actividad. Eso no será así de momento, ya que hay que hacer un refuerzo estructural del sistema de los pilares, forjados y fundamentos de este emblemático edificio de la Rambla Nova antes de empezar las obras de transformación. Hoy por hoy, la estructura del Banco de España «no es compatible con ningún uso de pública concurrencia», detallaba Jordi Fortuny. El director de este proyecto decía que la estructura «no es suficiente para poder garantizar las condiciones de seguridad».

Este edificio «tiene una fachada robusta, pero la estructura no es lo bastante sólida», decía Fortuny. Ante un eventual derribo interior por construir de nuevo, el director del proyecto lo descartaba –aunque saldría más barato– por la protección patrimonial con la cual cuenta el Banco de España. En cuanto a la seguridad, Xavi Puig, consejero de Urbanismo, justificaba la necesidad de llevar a cabo la mejora de la estructura antes de iniciar las obras de transformación: «Tampoco haremos un Teatro Tarragona, teniendo que invertir dinero por razones de seguridad después de ser inaugurado».

Según el gobierno municipal, el retraso de las obras y la elevada cifra de sobrecoste se debe a varios motivos. Por una parte, la inversión adicional a causa del refuerzo estructural necesario tiene una cifra tan elevada porque los últimos meses el precio del hierro ha sufrido un incremento muy importante. Por otra parte, la redacción del proyecto ejecutivo se ha demorado a causa de dos factores importantes. El Estado de alarma durante buena parte de la pandemia acondicionó el trabajo de los equipos de trabajo formados por los técnicos municipales. Además, la anulación del POUM del 2013 hizo que volviera a ser vigente el de 1995, con unos criterios más restrictivos en cuanto a los BCIL.

No a un nuevo Jaime I

La cifra disparada con respecto al presupuesto inicial ha trastocado los planes del Ayuntamiento de Tarragona. El equipo de gobierno tiene claro, no obstante, que no quiere repetir errores del pasado y secar el sobrecoste con dinero de las arcas municipales. «Lo que no haremos, por responsabilidad con el dinero público, es convertir el Banco de España en un nuevo Jaume I, con una borrachera de dinero sin control ni medida|tamaño y con un dispendio ni sostenible y controlable por esta ciudad», razonaba Fortuny. De hecho, el Ayuntamiento aportaba tres millones de euros al presupuesto inicial. «Si tenemos que poner un poco más, de acuerdo, pero no perderemos el juicio», razonaba Puig. Así, el equipo ejecutivo no quiere incurrir en un «endeudamiento delicado» y tampoco restar|quedar dinero a altas proyectos futuros en Tarragona, tal como recalcaba Puig: «Si destináramos 2,5 millones más, estos dejarían de ir hacia otros equipamientos. La ciudad, sin embargo, necesita inversiones en otros sitios».

De esta manera, el Ayuntamiento está obligado a encontrar fuentes de financiación complementarias si no quiere dejar perder el proyecto del Banco de la Ciencia y el Conocimiento. «No descartemos un plano Z, si conviene. La determinación es sacar adelante el proyecto y no jugárnosla a una nueva posibilidad», esgrimía Fortuny. Las esperanzas del gobierno municipal pasan por varios elementos. La prórroga para conservar la subvención de 1,9 millones de los FEDER ya está tramitada, pero el atraso lo complica todo. Por otra parte, el consistorio ya ha puesto la mirada en los fondos europeos Next Generation. Con relación a estas subvenciones, Puig decía que «la lección es ir con proyectos maduros» y que, en este sentido, «la ciudad no tiene ninguno mejor preparado que este». Cuando menos, una subvención de los Next Generation no llegaría a corto plazo.

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