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Seguridad

Cuatro centros del IMSST tendrán un vigilante de seguridad sin arma

El servicio, adjudicado al grupo León por 72.600 euros, quiere poner freno a los incidentes de los últimos meses

En el local del IMSST de la Part Baixa, en la calle Verge de la Misericòrdia, atienden los sintecho.

Cuatro centros del IMSST tendrán un vigilante de seguridad sin armaGerard Martí

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Ante el aumento de incidentes registrados los últimos meses, especialmente desde el inicio de la pandemia, en varios centros del Institut Municipal de Serveis Socials de Tarragona (IMSST), el organismo público habilitará la presencia de vigilantes de seguridad privada sin arma. El servicio, que ha sido otorgado al grupo Seguridad León por 72.588 euros –la única empresa que se había presentado a la oferta–, tendrá una duración de medio año y se pondrá en marcha las próximas semanas. Así, habrá un vigilante a cada uno de los cuatro espacios: el local del Equip d'Atenció a la Infància i l'Adolescència (EAIA), situado en la calle Riu Llobregat, en Campclar; en el centro de Programes d'Atenció als sensesostre, en la calle Verge Misericòrdia de la Part Baixa; enel Centre de Serveis Socials de Ponent, en la calle Gaià de la Granja; y en el Centre de Serveis Socials Zona Centre, en la Rambla Vella. De forma transitoria, la resolución de la adjudicación fue a cargo de la vicepresidenta del IMSST, la consellera Paula Varas. Esta ha sido una de las primeras medidas del instituto que ya no ha pasado por las manos de Carla Aguilar, hasta ahora presidenta del organismo municipal. La figura de la presidencia del IMSST se encuentra en este momento vacante.

El contrato adjudicado a Seguridad León estipula que las cuatro plazas de vigilantes tendrán que cumplir con la paridad, es decir, dos vigilantes mujeres y dos hombres. Estos, tendrán que haber cursado alguna formación de un mínimo de 10 horas durante el último año con relación a seguridad, emergencias y primeros auxilios o seguridad y salud en el trabajo. La voluntad del Ayuntamiento y del IMSST es que los conflictos se puedan resolver sin mayores consecuencias. Por este motivo, los vigilantes no llevarán arma de fuego. No obstante, dispondrán de defensas de goma, semirrígidas y de 50 centímetros de longitud, además de esposas. Su presencia se alargará desde las 8 h. hasta las 15 h., es decir, en horario de oficina. Por otra parte, con el fin de conseguir que se cumplan los objetivos con este nueve servicios, se efectuarán reuniones periódicas, como mínimo mensualmente, con la Dirección del Servicio para valorar el funcionamiento del servicio y realizar los cambios necesarios.

Los vigilantes tendrán que llevar a cabo el control del acceso a las dependencias del IMSST, haciendo controles de identidad en el acceso –y, en algunos casos, también en los interiores– y tomando la temperatura corporal. Por lo que hace estrictamente a la vigilancia, se encargarán de evitar delitos o actos punibles y velarán por la no alteración del funcionamiento de los servicios, además de proteger la información, material y equipos contra sabotaje, robo, daños o perjuicios.

Fue el pasado mayo cuando el IMSST abrió la licitación del servicio después de detectar un incremento de los incidentes en varios centros de la ciudad desde que empezó la pandemia. A la justificación del contrato se especifica que el motivo por el cual se licita este servicio es por los «diferentes episodios de vandalismo y de inseguridad que han afectado profesionales y usuarios en determinados centros del IMSST». Además de llevar a cabo la vigilancia de estos sitios en concreto, Seguridad León también tendrá que cubrir servicios de vigilancia y protección extraordinarios en cualquier otro inmueble municipal que se pueda determinar durante la vigencia del contrato. Fuentes del IMSST apuntaban a Diari Més el pasado 30 de mayo que «todo es fruto de la desesperación del momento», ya que el último año varias personas, al tener dificultades a la hora de hacer gestiones telemáticas, han acudido a los centros de los servicios sociales municipales buscando una respuesta. Al ver que no era así, se han generado momentos de tensión que han acabado provocando inseguridad a trabajadores y usuarios.

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