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La Generalitat tiene detectados 47 pisos turísticos ilegales en Tarragona ciudad

En total hay 1.529 registrados, y la tendencia de nuevas licencias era ascendente hasta que se frenó en 2020 por la covid-19

En la Part Alta se concentran la mayoría de pisos turísticos.

La Generalitat tiene detectados 47 pisos turísticos ilegales en Tarragona ciudadGerard Martí

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La Generalitat de Catalunya tiene detectados, actualmente, hasta 47 pisos turísticos ilegales en la ciudad de Tarragona. Aparte de estos hay los que están registrados como tal, que son 1.529 y que suponen 8.410 plazas. El número de estas viviendas llevaba una tendencia ascendente año tras año hasta que en 2020 la pandemia de la covid-19 provocó que sufriera un frenazo importante. Hasta el 2018 se habían registrado 786 pisos turísticos en la ciudad. Durante aquel año se concedieron 320 licencias y en el 2019, 395. En cambio, las graves afectaciones que el coronavirus tuvo en el turismo provocó que en el 2020 sólo se registraran 20 viviendas de uso turístico durante el año. De la misma manera, esta caída de las nuevas licencias también se produjo en el conjunto de la demarcación, donde actualmente hay 25.469 apartamentos turísticos haciendo un total de 140.080 plazas. La Dirección General de Turismo del Departamento de Empresa y Conocimiento de la Generalitat cifra en 1.035 pisos turísticos ilegales.

Al respecto, fuentes de la administración autonómica explicaban a Diari Més que les es complicado saber si el número de viviendas de uso turístico que operan sin licencia ha aumentado en los últimos años, pero sí que aseguran que ha crecido la capacidad de detección por parte de los inspectores. En este sentido, explican que actualmente ya disponen de una herramienta tecnológica que rastrea una docena de plataformas, las principales, donde se publicitan estos negocios y que detecta los que tienen número de registro y los que no.

Por su parte, el presidente de la Associació d'Apartaments Turístics de la Costa Daurada i les Terres de l'Ebre, Joan Calvet, pone énfasis en este frenazo de nuevos registros de pisos turísticos a causa de la pandemia. «Quizás este año la gente estará más a la expectativa y no crecerá todavía el número de nuevas licencias, pero el próximo año se podría recuperar el ritmo anterior, todo depende de cómo evolucionen la pandemia y las restricciones», dice Calvet.

Con respecto a las previsiones para este verano, el presidente de la asociación recuerda que «el verano pasado se pudo funcionar y parece que la temporada de este año será mejor. Estamos más esperanzados y deseando que llegue ya el turismo extranjero». Aparte de los campings, mucha gente apostó por los apartamentos como alojamiento seguro para reducir el riesgo de contagio de covid-19, según Calvet, que asegura que los primeros «sufrieron la bajada de actividad más baja, de sólo un 50%, los apartamentos la segunda más baja, de un 70% aproximadamente y, los hoteles, de más del 80%».

En relación a los que son ilegales, Calvet asegura que «la sanción es de entre 3.000 y 30.000 euros y, si tenemos conocimiento que hay algún apartamento que opera sin licencia avisamos a la Generalitat, ya que es competencia desleal» y añade que «muchos propietarios ya ven la necesidad de registrarse y hacer las cosas bien porque las sanciones son importantes». El presidente de la asociación provincial también comenta que en Barcelona, por ejemplo, donde hay muchas más viviendas de uso turístico, muchos propietarios han pasado a hacer un alquiler normal del piso para seguir sacando rentabilidad al negocio, algo que «no hemos detectado aquí en la demarcación».

Al respecto, el director de la Cátedra UNESCO de Vivienda de la URV, Sergio Nasarre, alertaba que, «si un propietario de un piso turístico se pasa al alquiler residencial, puede tener dificultades a la hora de volver a operar como lo hacía previamente, ya que el arrendatario tiene derecho a quedarse en la vivienda como mínimo cinco años si la propiedad es una persona física y siete si es una persona jurídica». Por otra parte, Nasarre también habla del impacto que este negocio provoca en los barrios. La Part Alta es la zona de la ciudad donde hay más y, aunque asegura que no se ha demostrado ni en Barcelona que los pisos turísticos influyan directamente en el precio del alquiler convencional, sí que puede afectar a la fisonomía del barrio y al casco antiguo, «hasta cierto punto, lo hemos visto. En este sentido sostiene que «hay edificios enteros dedicados a este negocio, menos dinamismo de barrio, población autóctona que se ha marchado y cambios en el tipo de tiendas y comercio».

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