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Las capturas de pescado azul en Tarragona, bajo mínimos: «Los atunes se lo comen todo»

Los pescadores exigen medidas para frenar la superpoblación de túnidos y que se garantice el futuro del sector

Un marinero ante una pila de cajas de boquerón embaladas, una vez descargadas al muelle, en el barrio del Serrallo de Tarragona.

Las capturas de pescado azul en Tarragona, bajo mínimos: «Los atunes se lo comen todo»ACN

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La pesca de rodeo no levanta cabeza y se encuentra inmersa en una crisis de capturas de pescado azul. En Tarragona cada vez son más los días que los pescadores de la luz vuelven del mar con las manos vacías. «Cada año vamos a peor. Estamos como la covid, fastidiados» resume a la ACN Agustí Rillo, presidente de la asociación de armadores del rodeo de la demarcación. Entre 2018 y 2020 la flota ha visto caer las capturas de pescado azul un 64% y la facturación, un 61%. Este año la situación no remonta y hay semanas que algunas barcas se quedan en números rojos. Los pescadores dan la culpa a la superpoblación de atunes, que se alimentan de especies como el boquerón y la sardina. Por eso, exigen medidas para reducir la presencia de esta especie.
El desánimo se apodera de los pescadores del pescado azul de Tarragona. A mediados de febrero las barcas volvieron a trastear después de dos meses de veda, pero el paro biológico no se ha traducido, de momento, en un incremento de las capturas. Esta temporada las barcas recogen mucha menos sardina y boquerón que en las anteriores. «La cosa está muy mal, es insoportable», afirma el presidente de los armadores del rodeo.

Los datos facilitados a la ACN por la Cofradía de Pescadores corroboran que tanto los kilos de pescado como la facturación van a la baja. Así, mientras en el 2018 las barcas de la luz capturaron más de 2.764 toneladas de pescado e ingresaron poco más de 5 MEUR, el 2019 fueron 2.092 toneladas y 3,4 MEUR. En el 2020, con el impacto de la covid-19, la actividad se precipitó hasta las 988 toneladas y los 1,96 MEUR. En resumen, un 64% menos pescado y un 61% menos de negocio en dos años.

La comparativa de la actividad durante los meses de febrero y marzo -justo después de la veda- tampoco muestra signos de mejora. En el 2019, durante este periodo las barcas del pescado azul pescaron 417.000 kilos de pescado e hicieron 603.000 euros de caja, mientras que el año pasado, con un paro de quince días por la covid, recogieron 97.000 kilos y facturaron 177.800 euros. Este año la crisis persiste y el balance es de 118.000 kilos y 191.000 euros.

La situación en que se encuentran los armadores y los marineros se ve claramente con el dinero que cobra cada semana. Una de las barcas de la luz de Tarragona, por ejemplo, sólo ha superado los 3.000 euros de facturación en dos semanas -la detrás de febrero y la primera de marzo. Por el contrario, el resto de semanas se ha quedado en números rojos o ha ingresado cantidades irrisorias, como los 7,42 euros que cobró del 15 al 18 de marzo.

Los pescadores señalan hacia el atún

Agustí Rillo afirma que la falta de pescado se debe al hecho de que el mar está «infectado» de túnidos. Es una situación que, según explica, denuncian desde el 2007 pero cada vez vaa máspor las restricciones en la pesca del atún. «En el mar no caben los atunes y las autoridades no hacen nada», lamenta. Rillo constata que, mientras las barcas de la luz que hay en el territorio «se mueren de hambre», las flotas atuneras capturan las cuotas autorizadas en menos de una semana.

Según los pescadores tarraconenses, habría que incrementar estas cuotas porque «sobran el 70% de los atunes» que hay en la costa mediterránea occidental. Otra demanda que hacen es poder dar una salida a los túnidos que capturan accidentalmente y que, a menudo, además les rompen las redes. Ahora, recuerda Rillo, están obligados a reanimar los atunes en el agua -vivos o muertos- y ni siquiera pueden quedárselas para consumo propio.

El futuro del sector del pescado azul, alerta al armador, está abocado al «desastre total». La cuarentena de barcas de la luz que había habido en Tarragona se han reducido hasta las nueve de hoy día. «Éramos una de las flotas más importantes del Mediterráneo y ahora quedamos cuatro gatos. Si se pagaran desguaces, terminaría todo el mundo», admite el presidente de los armadores de la luz. El sector acusa a la administración de ponerse al lado de aquellos científicos y grupos ecologistas que «sobreprotegen» el atún al considerarla una especie en peligro de extinción.

Un problema que amenaza el resto de artes

Los pescadores avisan de que el problema no se limita sólo a la pesca del rodeo. «El tresmall ya casi ha desaparecido de la costa y después le tocará al arrastre, que si subsiste es principalmente para la gamba,» avisa Rillo. «Cogen cuatro bacaladillas de nada, y merluza y otro pescado blanco casi no se encuentra. Los atunes comen todo tipo de pescado y llegará un momento que no habrá para nadie», lamenta el presidente de los armadores. Por otra parte, el cambio climático y la contaminación también son factores que preocupan enormemente el sector.

Además, la Cofradía de Pescadores de Tarragona censura que la Comisión Europea promueva una reducción de los días hábiles de la pesca de arrastre. Desde Cataluña, sin embargo, se ha planteado una propuesta para cerrar temporalmente dieciocho zonas del litoral -que suman una superficie de unos 400 kilómetros cuadrados- y prohibir la pesca del rape, la merluza, la gamba o la cigala, con el objetivo de facilitar la recuperación de estas especies y la regeneración del fondo marino.

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