Diari Més

Inseguridad

Convivencia insostenible entre vecinos de Apodaca y los ocupas de un local

Se trata de una decena de jóvenes conflictivos que se pelean y hacen hogueras en el local, donde tienen bombonas de butano

Imagen del local ocupado, el propietario del cual siente «impotencia» y no ve una solución a corto plazo.

Convivencia insostenible entre vecinos de Apodaca y los ocupas de un localGerard Martí

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Una decena de ocupas se instalaron hace aproximadamente ocho meses en el local del número 38 de la calle Apodaca, en la PartBaixa de Tarragona, donde antiguamente había las oficinas de una entidad bancaria, y la situación se ha convertido en insostenible por parte de los vecinos. Denuncian que la mayoría son ex-MENA(menores extranjeros no acompañados), que son conflictivos y constantemente cometen robos, tanto a vecinos como a comercios del barrio y se pelean entre ellos. Además, aseguran que se trata de un local que es propiedad de un particular y que hace cuatro meses que denunció la ocupación, que no tiene ventilación y a menudo hacen hogueras en el interior, donde acumulan varias bombonas de butano. De hecho, a finales del mes de marzo, una de estas hogueras con la cual los ocupas pretendían hacer una barbacoa acabó en un pequeño incendio que provocó la alarma de los vecinos al ver que salía humo del local.

La Asociación de Vecinos del Barridel Port explica que ha informado de la situación que se vive en la calle a Apodaca al Ayuntamiento en varias ocasiones. En esta línea, la entidad se puso en contacto con el grupo municipal de Junts per Tarragona, desde el cual hicieron un escrito al alcalde Pau Ricomà, en el que recordaba al consistorio que el local ocupado «incumple de manera flagrante numerosos artículos de la Ordenanza general de Convivencia Ciudadana y Uso de los Espacios Públicos». Por todo eso, Junts solicitó al gobierno «que haga cumplir el reglamento municipal requiriendo el desalojo inmediato del local ocupado en la calle Apodaca y garantizar las condiciones adecuadas de seguridad, de salubridad y de conservación del inmueble, así como la integridad de las personas y sus bienes» y que «en caso de que la propiedad del local ocupado de la calle Apodaca no ejecute las actuaciones requeridas, el Ayuntamiento acuda a la ejecución subsidiaria».

No obstante, DiariMés ha podido hablar con el propietario, un vecino de Tarragona, que asegura que los ocupas entraron en el local el día de Santa Tecla de 2020. Explica que enseguida lo denunció a los Mossos, que le dijeron que no podían echarlos porque ya tenían los colchones en el interior. Además, los ocupas tiraron a la calle varios muebles y elementos que había en el interior del local, por lo cual el Ayuntamiento envió una carta al propietario advirtiéndole que sería multado con entre 300 y 3.000 euros, pero presentó un recurso diciendo que había unos ocupas y le respondieron que, cuando estos se marcharan, lo limpiara. «Encima de no ayudar, meten garrotazo al propietario», lamenta el hombre. Desde un primer momento contactó con su abogada para iniciar el procedimiento judicial para desalojarlos, quien le avisó de que sería un proceso lento. «Parece que no se presentaron al juicio, de manera que el procedimiento sigue. Si ha durado siete meses hasta ahora, puede ser que lo solucionen pronto o que dure siete meses más», comenta el propietario, que asegura vivir la situación con mucha «impotencia». Recuerda que antes de que lo ocuparan, el espacio «estaba en perfectas condiciones», pero ahora «no sé cómo me lo encontraré». «Ya he calculado que arreglarlo por fuera y poner un acceso más seguro me costará cerca de los 3.000 euros, y a eso se tiene que sumar el dinero que ya me he gastado con la abogada y el procurador y lo que me costará limpiar y pintar el interior», lamentaba finalmente al propietario.

La semana pasada se produjo otro incidente en el local en cuestión donde, según explicaban los vecinos y confirmaba la presidenta del AVV Barridel Port, Carme Puig, un hombre rompió el cristal de la puerta de entrada en el espacio después de que las personas que había en el interior no le dejaran entrar. Ahora han colocado una cortina y un colchón. Puig diferenciaba entre las ocupaciones que no crean problemas con el resto de residentes en la zona y las que son conflictivas, y lamentaba que la del local es del segundo tipo. «Son gente muy problemática y algún día tendremos un disgusto porque tienen bombonas de butano y hacen fuego a menudo», sostenía a la presidenta.

«Eso un día fallará», añadía a las palabras de Puig una de las dos hermanas que regentan un negocio próximo en el local ocupado, refiriéndose también al butano y a las condiciones en que viven. Precisamente esta vecina y comerciante del barrio se vio obligada a trasladar su negocio, que hasta hace un par de meses estaba delante del local. «Me entraban a robar prácticamente cada día y yo estaba sola», recuerda la chica, que añade que «al final me puse enferma, supongo que fue de la ansiedad que me cogió». Finalmente decidió que la mejor opción era llevar su tienda al local donde su hermana regenta otro negocio, y se juntaron. Desde entonces aseguran que no las han vuelto a molestar. Las dos hermanas recuerdan también que a menudo los ocupas de este local «han robado a vecinos del barrio». «Durante una época se dedicaron a robarmóviles y riñoneras de abuelos que iban con sus nietos por la calle», explica una hermana, mientras que la otra añade que «un día una chica vino a comprar y dejó el patinete eléctrico en la puerta, y todavía no había entrado que ya se lo habían cogido».

Finalmente, otro comerciante que vive encima del local ocupado, asegura vivir con «mucho miedo y preocupación». «Nos tienen con tensión porque pasas por la noche y porel vidrio ves que están haciendo una hoguera y tienen una bombona de butano, cuando se trata de un local cerrado, sin ventilación, y eso es un peligro para los vecinos que vivimos en el edificio,» lamenta el hombre, que añade que «estamos intranquilos, de la misma manera que se produjo el incendio, podría pasar cualquier cosa más grave».

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