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Incivismo

El vandalismo obliga a instalar cámaras en el ascensor del Anfiteatro de Tarragona

Arreglar la última gamberrada costará 4.200 euros y el equipamiento no estará operativo hasta después de las fiestas de Semana Santa

Imagen de una familia esperando el ascensor, que se encuentra fuera de servicio desde medios de marzo.

El vandalismo obliga a instalar cámaras en el ascensor del Anfiteatro de TarragonaGerard Martí

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El último episodio de vandalismo que ha sufrido el ascensor que une la Vía Augusta y el parque de las Tres Ranas, junto al Anfiteatro romano, ha sido la gota que ha hecho tirar el vaso y el Ayuntamiento de Tarragona ha decidido instalar videovigilancia en el interior de la cabina. Fue hace casi dos semanas cuando varios individuos, desde dentro del ascensor, cuando estaba en movimiento, dieron patadas a las puertas hasta que estas salieron de las guías, se engancharon con una viga de la estructura y se arrancaron del todo. Hasta ahora el equipamiento ha estado fuera de servicio y así seguirá hasta, al menos, después de Semana Santa. De hecho, está previsto que las nuevas puertas lleguen Jueves Santo, pero difícilmente el arreglo se podrá hacer antes de que acaben las fiestas. La reparación de los desperfectos subirá, finalmente, a los 4.200 euros. Al fin y al cabo, el ascensor es un equipamiento que permite a las personas con movilidad reducida ir hasta el parque y hasta el jardín de infancia y la escuela del Miracle, los cuales tienen serias dificultades por hacerlo cuando este está fuera de servicio.

El ascensor en cuestión es objeto de acciones vandálicas constantemente. Además de sufrir pintadas cada dos por tres, antes de que rompieran las puertas, hace aproximadamente un mes, arrancaron el panel y el alumbrado del techo de la cabina. Arreglarlo costó 300 euros. No obstante, parece que a causa de la pandemia, el confinamiento y las restricciones, no se produjeron tantas gamberradas durante el 2020. De hecho, el último episodio grave que sufrió el ascensor antes del de hace 15 días fue a finales del 2019, cuando arrancaron la botonera, con lo cual el equipamiento estuvo cerrado durante dos semanas y repararlo costó 6.600 euros.

Es por todo eso que el consistorio ha decidido tomar medidas para tratar de cortar en seco esta situación. En este sentido, se ha decidido que se instalarán cámaras de videovigilancia en el interior del ascensor, con el objetivo de evitar este tipo de actos, ya sea como medida disuasoria por los incívicos o pillándolos y sancionándolos cuando lo hagan. Esta opción ya se aplicó al ascensor de la plaza de los Carros, en el cual se han reducido los casos de vandalismo desde su implantación. Un resultado que desde el Ayuntamiento esperan que se repita en el equipamiento de la Vía Augusta.

«Estamos hartos de los constantes actos de vandalismo en el ascensor del Anfiteatro. Por eso, después de numerosas y quantioses reparaciones hemos decidido solucionar de una vez por todas este problema e instalaremos cámaras de videovigilancia en el interior», defiende finalmente el concejal de Mobilitat de l'Ajuntament, Xavier Puig, que añade que «tenemos claro que lo tenemos que reparar de manera inmediata, ya que forma parte de los elementos de supresión de las barreras arquitectónicas para acceder al Anfiteatro y al jardín de infancia y a la escuela del Miracle.»

La factura del vandalismo supera los 300.000 euros anuales

El Ayuntamiento calcula que la factura de los actos vandálicos en espacios públicos sube hasta los 325.000 euros anuales. Los desperfectos en dependencias municipales tienen un coste de 181.500 euros, los que se producen en el alumbrado, 42.750, las reposiciones en parques cuestan en las arcas municipales 20.000 euros anuales y los daños en espacios de la vía pública, 44.200.

En más, el consistorio también calcula que la reparación de sistemas de riego cuestan 7.000 euros cada año, la reparación de vallas de madera que han sufrido ataques vandálicos a diferentes parques, 6.000, las reposiciones de arbolado y planta arbustiva, arrancados o rotos, cuestan 7.500 euros, y la de bancos y mesas de picnic, 4.000. Finalmente, se gastan 6.000 euros en reparar y sustituir barandillas de vidrio y de hierro y 7.000 en el repintado y cambios de bancos rotos.

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