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Los acusados del crimen del Montmell verbalizaron que matarían a la víctima en varias notas de voz

«Le reventaré los dientes», «lo torturaré por perro» o «le cortaré las manos», manifestaron pocos días antes

Plano medio de los tres acusados por el homicidio de un hombre en el Montmell -de izquierda en derecha, José, Joaquín y Bacari- sentados de espaldas en la sala de vistas de la Audiencia de Tarragona.

La víctima del Montmell reclamaba a los acusados 9.000 euros que había invertido en una plantación de marihuanaACN

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Joaquín y Bacari Junior, los acusados por el crimen del Montmell, verbalizaron en varias notas de voz que matarían a su cuñado Diego. Este martes el jurado popular ha escuchado cómo, pocos días antes del 14 de agosto del 2017, los procesados manifestaban «le reventaré los dientes, lo torturaré por perro o le cortaré las manos». Durante la sexta sesión de la vista oral, las pruebas periciales han vuelto a situar los teléfonos móviles de los procesados en los principales escenarios de los hechos. Además, los Mossos han presentado una pericial de análisis conjunta para mostrar, cronológicamente y con todo detalle, los principales elementos que sustentan la investigación. La policía también ha subrayado que Diego no ha dado señales de vida desde que desapareció.
Antes de la declaración de los acusados prevista para este miércoles, el jurado popular ha podido escuchar cómo Joaquín y Bacari Junior habían verbalizado, muy pocos días antes de la desaparición de Diego, sus intenciones de matar al cuñado por el conflicto que tenían abierto a raíz deuna plantación de marihuana en el Mirador del Penedès. Los Mossos no pudieron escuchar las notas de voz hasta el 2020 cuando, un cambio del software con el cual analizan teléfonos móviles, les permitió acceder finalmente al contenido del terminal de Bacari Junior.

Dentro del teléfono los investigadores encontraron mensajes y notas de voz de Whatsapp que Bacari Junior intercambió con su pareja, con su hermano Joaquín -el otro procesado- y con un amigo entre los días 7 y 14 de agosto del 2017. En uno de estos archivos el procesado afirmaba que el 14 de agosto se iría hacia la zona de Tarragona con su hermano Joaquín, según los Mossos para acabar con la vida de Diego.

En los audios, Bacari Junior se refería al cuñado como «el colombiano» o «el mono de mierda», y aseguraba que lo enviaría al hospital, que tenía «ganas de engancharlo», que lo torturaría y le cortaría las manos «por perro», o que le reventaría los dientes por robar unos focos -de una plantación de marihuana- a su hermano Joaquín. En un mensaje que intercambió con la pareja, Bacari le pidió que no se preocupara por lo que hiciera, ya fuera clavarle una paliza o sacarlo del medio, dijo, lo haría «bien» con el fin de «no tener problemas».

Por su parte, en una nota de voz enviada en este caso por Joaquín a Bacari Junior el 10 de agosto del 2017, el primero le manifestó: «el hijo de puta del mono ha entrado en casa, ha reventado la ventana, la puerta y se ha llevado los focos. Subiré y lo mataré; lo mataré». Los agentes de los Mossos han subrayado que el hecho de que tanto uno como el otro dijeran en varias ocasiones que irían los dos a encontrarse con Diego corrobora que querían «mantener una superioridad numérica en un posible enfrentamiento».

Siguiendo el rastro de los teléfonos móviles

Las líneas telefónicas de los dos principales acusados, Joaquín y Bacari Junior, y la de la víctima, Diego, estaban adscritas a repetidores del Montmell entre siete y media y ocho y media de la tarde del 14 de agosto del 2017, la franja horaria en que los investigadores sitúan el crimen. Así lo han ratificado los agentes de los Mossos d'Esquadra que redactaron el informe definitivo de la ubicación y los registros de los teléfonos móviles -la tarificación.

Los Mossos también han detallado que las líneas de Joaquín y de Bacari Junior se movieron «a la misma hora y por la misma zona» hasta llegar a Olivella (Garraf), donde vivía Bacari Junior y donde según la investigación aparcaron la furgoneta de la víctima después de deshacerse del cadáver. Los Mossos también han mostrado al jurado evidencias que la línea de Bacari Junior se situó, unas horas más tarde, en la zona donde al día siguiente apareció calcinada la furgoneta del muerto.

Uno de los investigadores ha subrayado que sólo pasaron 40 minutos desde que alguien movió la Renault Kangoo de la víctima de una calle de Olivella hasta que el teléfono móvil de Bacari Junior quedó adscrito a una antena próxima a la pista donde quemaron el vehículo del muerto. El agente también ha destacado que, de los 70 días que analizaron, el teléfono móvil de Bacari Junior sólo estuvo en la zona del Montmell el 14 de agosto del 2017, y justo en la última ubicación donde pudieron situar a Diego con vida.

Por todo ello, los Mossos concluyeron que los usuarios de aquellas líneas -Joaquín y Bacari Junior- tenían una relación directa con los hechos investigados. Respondiendo a una pregunta de la defensa sobre el hecho de que no encontraran el cadáver, los agentes han admitido que el rango de cobertura de un repetidor es «muy amplio» y que hacer una búsqueda en base a los posicionamientos del móvil, en una zona muy concreta, es «imposible». El abogado defensor ha argumentado que los análisis de telefonía son únicamente indicios de ubicación de personas, pero no una ciencia exacta.

Durante el turno de las periciales, los Mossos también han presentado el informe de vida de Diego, con el cual trataron de averiguar si la víctima podía haber desaparecido voluntariamente. La policía ha asegurado, sin embargo, que Diego no volvió a dar señales de vida. Según los Mossos, ni contactó con la familia, ni retiró dinero, ni renovó el pasaporte, ni se fue al extranjero. «Silencio absoluto», ha resumido uno de los miembros del grupo de homicidios.

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