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Judicial

La defensa de los acusados por el crimen del Montmell pide la nulidad por una entrada y registro sin autorización

El magistrado lo descarta para ser una petición extemporánea y acuerda la continuación del juicio

Plano medio de los tres acusados por el homicidio de un hombre en el Montmell -de izquierda en derecha, José, Joaquín y Bacari- sentados de espaldas en la sala de vistas de la Audiencia de Tarragona.

La víctima del Montmell reclamaba a los acusados 9.000 euros que había invertido en una plantación de marihuanaACN

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El abogado de los dos principales acusados del crimen del Montmell ha solicitado este lunes la nulidad de las actuaciones porquela entrada y registro que se hizo el 15 de agosto del 2017 en la casa donde se habrían producido los hechos no contaba con la correspondiente autorización judicial ni del propietario. La fiscalía, que ya había apuntado durante el juicio que si eso se confirmaba lo excluiría del cuadro probatorio, ha argumentado que esta diligencia no ha sustentado el procedimiento y ha tildado la pretensión de la defensa «de ejemplo de mala fe procesal». El magistrado ha desestimado la petición por extemporánea y ha recordado que el letrado no lo planteó en el recurso que hizo delante del TSJC, el cual confirmó íntegramente la instrucción.
La entrada y registro que cuestiona la defensa es la de la casa de la calle de la Haya del Mirador del Penedès, donde la víctima, Diego, y su cuñado Joaquín habían tenido una plantación de marihuana que los mantenía enfrentados. Los dos habían quedado en aquel inmueble la tarde del 14 de agosto del 2017 para resolver sus problemas y, según los investigadores, está allí donde Joaquín y su hermano Bacari Junior acabaron con la vida de Diego, cargaron el cadáver en el maletero de su propio vehículo y se deshicieron durante el trayecto que hicieron hasta Olivella (Garraf).

Este lunes el agente de los Mossos que hizo la inspección ocular ha declarado que actuó por orden de un superior, que no sabía si había autorización o no y que recogieron varias muestras aparentemente de sangre. El análisis de ADN que se hizo a posteriori concluyó que era sangre de la víctima. Inmediatamente el abogado de la defensa ha afirmado que se vulneraron derechos y que nada de lo que se obtuviera durante aquella «primera actuación» podía utilizarse como medio de investigación o como dato para «orientar o iniciar» una investigación penal.

La fiscalía y la acusación particular han negado que las pruebas extraídas de aquella entrada supusieran la base de la investigación. El ministerio público también ha esgrimido que el procedimiento ha llegado a juicio «con todo convalidado» y con los recursos que había presentado la defensa, desestimados. El juez ha coincidido en que la petición era extemporánea y que durante la vista de este lunes «no se ha introducido nada de nuevo» que no se supiera. Por todo ello, el magistrado ha descartado que concurra una cuestión de inconstitucionalidad y ha acordado la continuación del juicio, con la protesta de las defensas.

La vista ha continuado con la declaración de la mujer de Moisés, el cual había amenazado a Diego en varias ocasiones porque no le pagaba el alquiler. La mujer ha declarado que Diego alquiló el inmueble en 2012 y que a los tres meses «dejó de pagar». Ha afirmado que lo habían ido a ver para resolver la situación, pero que no lo llegaron a denunciar nunca por «miedo» y porque, según ha dicho,Diego les habían amenazado que si lo hacían «sacaría del medio» su familia.

Este lunes también han declarado como peritos efectivos de los Mossos que participaron en el análisis de los posicionamientos de los teléfonos móviles y de los terminales. Las periciales han confirmado que la víctima y los dos procesados se encontraban en la zona del Montmell en el momento que se sitúa el crimen, y que descartaron la implicación de Moisés porque aquel día se movió por la zona del Baix Llobregat y el Garraf.

A petición de la fiscalía, también se han leído transcripciones de notas de voz que Joaquín envió al otro procesado, Bacari Junior. En una de ellas, fechada cuatro días antes del crimen, manifestaba: «el hijo de puta del mono ha entrado en casa, ha reventado la ventana, la puerta y se ha llevado los focos [de la plantación de marihuana]. Subiré y lo mataré; lo mataré». Según los Mossos, en un contexto así este tipo de amenazas «no se dicen de forma banal y se tienen que tomar seriamente». También se han leído mensajes que la mujer del muerto, Mónica, envió a sus hermanos -los procesados- para pedirles que le devolvieran a su marido.

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