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Las bodas en el juzgado y en la iglesia bajan un 50% en 2020 en Tarragona

Las bodas civiles retroceden un 46%, mientras que la notable caída a las parroquias de la ciudad se sube hasta el 78%

Imagen de archivo de una boda en septiembre de 2020, unas celebraciones que se tuvieron que adaptar a las restricciones por la pandemia.

Las bodas en el juzgado y en la iglesia bajan un 50% en el 2020 en TarragonaACN

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La cifra de bodas celebradas en Tarragona en el 2020 se redujo a la mitad. El número de matrimonios registrados en la ciudad se vio enormemente condicionado por la pandemia, con unas restricciones que sobre todo perjudicaron las grandes celebraciones con familiares y amigos. En el ámbito civil, los juzgados de Tarragona pasaron de celebrar 452 bodas en 2019 a 245 en el 2020, quedándose casi en la mitad y sufriendo un retroceso del 45,8%. Por su parte, las bodas religiosas sufrieron una caída todavía más notable. Si en 2019 se casaron 76 parejas en la ciudad, el año pasado fueron tan sólo 20, por lo que la reducción subió hasta el 77,8%, dato que indica que se dejaron de hacer tres de cada cuatro bodas en iglesias tarraconenses. En el cómputo global, el retroceso entre juzgados y parroquias llegó al 49,8%. Cuando menos, en 2021 ha llevado cierto optimismo al sector. Si bien no se aspira a alcanzar grandes cifras, las expectativas apuntan a mejorar los malos datos del 2020.

Casi 2 de cada 3 bodas hechas a los juzgados e iglesias tarraconenses se dejaron de hacer el año pasado. Las restricciones a causa de la covid-19, aparte de hacer retroceder el número de matrimonios, ha perjudicado enormemente un sector que comprende restauradores, floristerías, peluqueras, modistas, djs o fotógrafos, entre otros. A pesar de la gravedad del contexto y los malos registros de los últimos meses, las sensaciones son un pelo mejores este inicio de 2021. Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña aseguraban que en los juzgados de Tarragona se estaban alcanzando «cifras ya más bien parecidas a las del 2019» entre enero y la mitad del mes de febrero.

Joan Miquel Bravo también compartía la misma perspectiva. El consiliario pastoral familiar del Arzobispado de Tarragona y rector de Bonavista y la Canonja aseguraba que «para junio ya tenemos previstas ocho o nueve bodas». Bravo, que no ofició ninguna boda en 2020, en 2019 podía llegar a hacer un par o tres en cada una de sus parroquias. El mosén canongí explicaba que «ahora que la gente se ha concienciado de que tiene que hacerlo con un grupo más reducido, se vuelve a animar, de la misma manera que pasa con las comuniones».

«Hasta ahora, a las parejas les costaba mucho decidirse hacerlo con pocos invitados», detallaba Bravo. Muchas de las parejas que tenían previsto casarse el año pasado decidieron no dar el paso y esperar un año, con la esperanza de que la situación pandémica hubiera mejorado mucho y reunir a muchos familiares y amigos fuera posible. «A la hora de hacer una elección, ¿a quien dices que sí y a quien no?», se preguntaba Joan Miquel Bravo haciendo referencia a uno de los principales quebraderos de cabeza de las bodas recientes. Además de las restricciones de aforo, se sumaron las de movilidad. En este sentido, Rosa Jorba, miembro de la Asociación de Empresas de Acontecimientos y Bodas de Cataluña, expresaba el malestar con la administración: «Hace meses que el sector de las bodas reclama un protocolo propio». Durante toda la pandemia se han tenido que adaptar a las restricciones genéricas de aforo y movilidad de cada momento.

Bajada fuerte a las iglesias

Las bodas celebradas en Tarragona el año pasado sufrieron un descenso proporcional mucho mayor a las parroquias que en los juzgados. «La tendencia ya era esta y no sólo ha tenido que ver la covid-19», admitía Joan Miquel Bravo. Muchas parejas tienen bastante con vivir juntas, pero, además, «casarse por lo civil es menos costoso, ya que, si quieres, con los testigos ya lo tienes aclarado,» relataba el consiliario pastoral familiar del Arzobispado. El mosén ponía énfasis en las grandes celebraciones que vienen casi siempre después de las bodas por la iglesia: «Aquí ya hablamos de vestidos caros o restaurantes con el cubierto caro». Además, Bravo recalcaba que en la iglesia sólo se casaban los que «lo hacen por primera vez». Los lugares más solicitados en Tarragona son, tradicionalmente, la Catedral y la ermita del Llorito.

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