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Conocer aquello que tenemos más cerca

La Escola de Natura de Mare Terra Fundació Mediterrània trabaja por la difusión de los valores ambientales

Ángel Juárez con las responsables de educación ambiental Patricia Salas y Judith Salat.

Conocer aquello que tenemos más cercaGerard Martí

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En Tarragona, a sólo 250 metros del río Francolí, está la Escola de Natura de Mare Terra Fundació Mediterrània. Se trata de un espacio destinado a la educación ambiental al aire libre que dispone de varios huertos ecológicos, un jardín de plantas aromáticas, dos invernaderos y una balsa de anfibios. Además, el espacio es también un Centro de interpretación del río Francolí y dispone de una espectacular maqueta de toda la cuenca hidrográfica del río que muestra los principales municipios del Campde Tarragona y comarcas circundantes.

El centro está en funcionamiento desde el año 2013, momento en que los responsables diseñaron un plan de educación ambiental del cual han disfrutado centenares de grupos de escuelas e institutos de la ciudad. «Estamos convencidos de que sin educación ambiental no hay progreso», explica Ángel Juárez. El presidente de Mare Terra Fundació Mediterrània señala que, desde el primer momento, quisieron dirigirse a los niños y niñas, convencidos «de que son las nuevas generaciones las que tienen que hacer el cambio, y que son ellos los que pueden hacer que este cambio sea real».

A la Escola de Natura se hacen charlas, talleres, salidas de campo o exposiciones, pero el grueso de la programación se centra en las sesiones educativas. Después de unos meses difíciles para todo el mundo, los responsables de la escuela explican que encaran en el 2021 con optimismo: «Volvemos a tener grupos programados. No ha sido fácil, pero tenemos la suerte de contar con un gran espacio al aire libre que nos permite trabajar cómodamente con los grupos burbuja», explica Judith Salat, responsable del área de educación ambiental junto con Patricia Salas. Patricia explica que las circunstancias derivadas de la pandemia, que les han obligado a trabajar con grupos más reducidos, les han servido para empezar un proceso de reflexión, constatando que esta nueva fórmula les permite desarrollar un trabajo de proximidad: «Hemos decidido que cambiaremos el formato, acercando las escuelas en grupos pequeños, aprendiendo desde el tú a ti, y trabajando cuestiones ambientales pero también los valores». Del trabajo hecho hasta ahora, los tres se muestran muy satisfechos y con la sensación de estar aportando conocimientos en la ciudad. «Hay muchos jóvenes que, la primera vez que pisan el Francolí, es con nosotros. Conocen la zona de ocio, pero han vivido siempre de espaldas al río», explica Judith. La educadora detalla que el trabajo con los jóvenes también se está enfocando desde una nueva vertiente, después de constatar una realidad asociada a este grupo de población: «Nos hemos encontrado con que hay muchos adolescentes desencantados, que han entrado en la fase de Ens han donat un món precari i nosaltres ja no hi podem fer res. Por eso decidimos hacer un cambio de chip y trabajar con ellos el debate y el juego de rol, siempre ligados al medio ambiente, para darles nuevos puntos de vista y les hicimos ver que todo pequeño gesto es básico y de gran ayuda».

La maqueta de la cuenca del Francolí.

Conocer aquello que tenemos más cercaGerard Martí

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